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sara borondo
Miércoles, 14 de noviembre 2018, 00:32
Los smartphones son aparatos delicados y los modelos actuales están lejos de aquel Nokia 3310 de principios de siglo, que parecía irrompible. Ahora cualquier golpe puede estropear un sensor o romper en mil pedazos la pantalla del dispositivo y a veces la reparación es cara ... . Ir con grietas en la pantalla durante meses es molesto, igual que estar buscando dónde recargar el móvil porque la batería dura cada vez menos.
Según datos de la empresa de investigación de mercados Kantar Worldpanel, España es el tercer país con un ciclo de vida más corto de los smartphones, por detrás de China (20,2 meses) y Alemania (20,3), mientras que los usuarios de los países europeos usan el mismo teléfono una media de 21,6 meses. No obstante, esta tendencia está cambiando y el ciclo de vida medio de un smartphone en España durante 2016 fue de 20,5 meses, cuatro más que hace tres años.
Vista esta tendencia de conservar el móvil cada vez más tiempo, es interesante conseguir que se mantenga en buen uso. Según Phone Service Center, la principal avería es la rotura de la pantalla, seguida de problemas con la batería; la oxidación por contacto con líquidos; la malfunción del botón de apagado y los daños por introducción de polvo. Considerando estas diez sencillas normas tardaremos lo máximo posible en cambiar de smartphone:
1.
La pantalla es la parte más frágil de un teléfono. A veces ni siquiera hace falta una caída para romperla y basta con que se golpee contra un objeto. Los protectores de pantalla minimizan el riesgo de rotura tanto para impactos fuertes como para las rayaduras producidas con el desgaste cotidiano. Pero no todos los protectores son igual de eficaces; los de plástico son baratos (menos de cinco euros) y evitan que la pantalla se arañe en el uso diario o al guardar el móvil en el bolsillo con llaves u otros objetos, pero no sirven para los golpes. De ahí que cada vez esté más extendido el uso de protectores de cristal templado, con los que se superpone a la pantalla del móvil otra que tiene la misma resistencia. Son bastante más caros que los de plástico pero si se produce una caída fuerte o la pantalla recibe un golpe se romperá el protector y la pantalla del teléfono se mantendrá intacta.
Para no perder sensibilidad al tacto (y que la pantalla responda igual que cuando estaba sin protector) hay que tomar todas las precauciones que indica el fabricante. Igualmente para que una mota de polvo o un ligero desplazamiento a la hora de colocarlo no desluzca el aspecto del teléfono.
Hay una tercera opción que elimina estos últimos problemas: el protector de vidrio líquido, con moléculas 500 veces más delgadas que un cabello humano. Cubren los poros de la superficie de todo el teléfono (no solo de la pantalla) y lo protege contra bacterias, suciedad y arañazos. La capa que crea es tan fina que es invisible para el ojo humano y no afecta a la resolución de la pantalla o al color.
2.
Un golpe puede romper cualquiera de los sofisticados mecanismos del interior del teléfono, aunque la caída sea de tan solo unos centímetros. Estos accidentes se pueden minimizar con un buen protector. Hay muchos modelos en el mercado, pero no todos tienen esa función de salvaguardar el móvil frente a las caídas.
Las carcasas traseras antichoques son las que más protegen (aunque tienen que complementarse con un buen protector de pantalla) y, en caso de que el teléfono sea algo resbaladizo, mejoran el agarre. En el lado contrario están las de plástico, que prácticamente no ofrecen protección frente a caídas y únicamente evitan los arañazos en la carcasa del teléfono. Los bumpers son un marco en el que se inserta el teléfono, de forma que protegen solo los laterales del aparato, y las fundas tipo libro protegen todas las partes del teléfono
3.
El calor excesivo afecta a los componentes electrónicos del interior del teléfono y a la batería, que con temperaturas altas funciona mejor pero se degrada antes. Lo ideal para el smartphone es una temperatura de entre 16 y 22 grados centígrados; por encima de los 40º el dispositivo empezará a tener problemas para funcionar, y lo mismo sucederá por debajo de los 0º.
Es conveniente quitarle la funda a la hora de cargarlo si se empieza a calentar y evitar utilizar durante mucho tiempo aplicaciones que calienten el terminal.
4.
A veces los teléfonos se van llenando de aplicaciones que el usuario descarga para probar y nunca vuelven a usarse. Pero siguen instaladas, de forma que el menú principal acaba convirtiéndose en un caos.
Además de copar la pantalla, estas apps pueden llenar la memoria del terminal de publicidad y basura -sobre todo si se trata de aplicaciones gratuitas-. Conviene desinstalar todo aquello que no se use y ejecutar un programa 'limpiador' de forma periódica.
5.
Si el espacio del móvil empieza a escasear se ralentizará el teléfono. Es mejor actuar antes de que le cueste funcionar porque así se sobrecarga el hardware: de vez en cuando hay que borrar la caché de las aplicaciones más utilizadas y es mejor subir las fotos y vídeos a la nube, borrándolas del smartphone con regularidad (cada semana o cada mes).
Si el teléfono admite almacenamiento en tarjetas externas, se pueden transferir imágenes o aplicaciones para liberar la memoria RAM del dispositivo.
6.
La humedad y el polvo son dos grandes enemigos de los teléfonos móviles. Una funda ayuda a mantenerlo a salvo de la suciedad ambiental, pero también hay que tener en cuenta a la hora de comprar un dispositivo la protección que tiene ante el polvo y las salpicaduras. Lo indica el grado de protección IP (International Protection).
La certificación IP consta de dos números que marcan la resistencia del dispositivo frente a la entrada de polvo (primer numero) y agua (segundo número). En el caso del polvo hay siete grados de protección: con 1 no deben entrar partículas de más de 50 mm de diámetro; con 2 las de más de 12,5; con 3 las de 2,5 mm; el nivel 4 indica que no entran objetos de más de 1 mm de diámetro; con 5 puede entrar polvo pero no en una cantidad tal que interfiera en el correcto funcionamiento del equipo y en el nivel 6 el polvo no entra nunca en el dispositivo.
Respecto al agua, el nivel 0 indica que el líquido entra en el dispositivo en poco tiempo. El nivel 1 marca su resistencia ante un goteo continuado; el 2, igual pero con el móvil inclinado hasta 14 grados en vertical y horizontal; el 3 ante salpicaduras de agua; el 4 y 5 ante agua a chorro menos de tres minutos y a más de tres metros; el 6 ante chorros muy potentes de agua; con la certificación 7 no debe entrar agua al sumergirlo a un metro de profundidad durante 30 minutos y con la IP 8 igual pero durante el tiempo que especifique el fabricante del dispositivo. Como referencia, el iPhone XS tiene una certificación IP 68, que indica que no debe entrar polvo y puede sumergirse hasta dos metros de profundidad durante un máximo de 30 minutos.
La limpieza de la pantalla no solo es buena para el teléfono, también para la salud del usuario. El London School of Hygiene and Tropican Medicine encontró bacterias en el 92% de los teléfonos británicos que analizó en un estudio realizado en 2011. En el 16% de casos se trataba de la E.Col, presente en las heces humanas y causante de gastroenteritis.
Hay que limpiar la pantalla, pero con los productos adecuados, no agresivos como pueden ser la lejía o el amoniaco; ni siquiera utilizar alcohol ya que puede alterar la protección oleófuga del teléfono y así se ensuciaría más. Lo mejor es humedecer ligeramente con agua destilada una gamuza de microfibra, de las usadas para limpiar gafas, de forma que no esté demasiado mojada ni gotee y limpiar la pantalla con movimientos suaves circulares, sin apretar. Después la pasaremos por todo el móvil, teniendo cuidado de que no entre líquido por ningún orificio. También se venden kits de limpieza específicos para pantallas, algunos antibacterianos.
Aparte de esto hay que evitar, en la medida de lo posible, que se acumule la suciedad: arena de la playa, grasa de la cocina, restos de comida… Es preciso limpiar de forma regular el exterior (quitando la funda para limpiarla), y evitar todo tipo de salpicaduras que pueden entrar al interior del teléfono. A la hora de ir a un sitio donde es posible que el terminal se moje o se manche, como la piscina o la playa, conviene utilizar una funda impermeable para guardar el móvil.
Si el teléfono cae dentro de un líquido y está encendido es muy probable que se estropee al cortocircuitarse, así que mejor evitar situaciones de riesgo como sujetarlo bajo la barbilla al ir al cuarto de baño, dejarlo sobre el lavabo para lavarse las manos o cerca de un vaso con agua. La garantía de los aparatos no cubre los daños por agua, incluso en los modelos que resisten unos minutos de inmersión. Si se moja el móvil lo primero que hay que hacer es apagarlo y eliminar el agua lo antes posible para evitar la corrosión del interior.
7.
En los móviles actuales no conviene esperar a que se descargue la batería para recargarla. Los expertos recomiendan que el teléfono esté entre el 30 y el 80% de la carga. Tampoco hay que dejarlo conectado toda la noche a la red eléctrica porque, una vez esté completa la carga de la batería, el dispositivo se calentará por exceso de carga.
Por último, no es recomendable abusar de la opción de carga rápida de la batería, ya que reduce su vida útil. Es mejor reservar esta posibilidad para casos puntuales.
8.
Cada nueva versión del sistema operativo suele incluir características que mejoran el rendimiento del dispositivo, además de su seguridad y el consumo energético. Algunos usuarios temen la obsolescencia programada (con la que cada versión del SO ralentiza el funcionamiento del teléfono), pero la Unión Europea ya está trabajando para evitarla.
9.
La costumbre de llevar el teléfono en los bolsillos del pantalón permite tenerlo a mano y detectar rápido si suena alguna notificación o el timbre, pero puede estropear el dispositivo al sentarse por la presión ejercida sobre él (sobre todo teniendo en cuenta que los smartphones resultan cada vez más grandes). Esto último se achacó hace cinco años al iPhone 6 Plus de Apple.
10.
Descargar siempre las apps de fuentes fiables y tiendas oficiales reduce mucho la posibilidad de que, con ellas, venga algún virus que afecte al funcionamiento del smartphone, sobre todo si se trata de aplicaciones gratuitas. De todas formas, siempre es conveniente instalarse algún antivirus que vele por la memoria y el almacenamiento del teléfono.
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