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sara borondo
Martes, 25 de diciembre 2018
Las últimas encuestas sobre uso del móvil indican que una de cada tres personas mira el teléfono una vez cada diez minutos, con frecuencia simplemente para comprobar si ha entrado un mensaje nuevo o verificar que no haya alguna llamada perdida. Hace tiempo ... que los fabricantes de tecnología se dieron cuenta de que los móviles resultarían cada vez más imprescindibles y buscaron una alternativa: los relojes inteligentes que, aunque están conectados con el teléfono, poseen aplicaciones y funciones propias gracias a su conexión con Internet. La creciente popularidad de los 'smartwatches' se corresponde con una oferta cada vez más variada, desde el aire deportivo del Xiaomi Stratos (206€) al estiloso Apple Watch Series 4 (desde 429€).
Cierto que los relojes inteligentes reciben notificaciones de correos entrantes, llamadas o mensajes instantáneos, pero el smartwatch es mucho más que eso. De hecho, tienen un sistema operativo propio: watchOS en el caso de Apple, Android Wear bajo el seno de Google y Tizen en los relojes de Samsung.
Los smartwatches no han supuesto un cambio en la vida cotidiana tan grande como los móviles, pero quienes han usado uno lo tienen difícil para desecharlo. Por un lado está el hecho de que echar una ojeada a la muñeca es más cómodo que sacar el móvil y desbloquearlo (esto sirve incluso para recibir o realizar una llamada), y por otro lado su utilidad para el fitness y las aplicaciones propias.
Esa unión con el móvil es lo que más llamaba la atención en los primeros años del smartwatch, ya que las notificaciones llegaban en forma de una pequeña vibración y un aviso en pantalla. Uno de los problemas que tenían aquellos primeros modelos era el reducido tamaño de la pantalla a la hora de consultar mapas o enviar correos electrónicos, pero con la incorporación de la tecnología de reconocimiento de voz este escollo se ha solventado en buena parte. En ocasiones no hace falta siquiera mirar la pantalla ya que el reloj avisa con vibraciones o toques hápticos. Para interactuar con el dispositivo se está utilizando cada vez más la opción de dar toques en algunas partes de la corona, como sucede en el Galaxy Watch (330€) o el Apple Watch.
Hay aplicaciones que tienen una versión para los relojes inteligentes y otras con funciones específicas. Entre lo que se puede hacer hoy día con un smartwatch está recibir y enviar llamadas (si el modelo tiene altavoz y micrófono), consultar un destino, enviar y recibir correos e incluso pagar si el reloj tiene el chip de tecnología NFC. Como los modelos actuales ya empiezan a tener capacidad suficiente de memoria, también se puede almacenar música para escucharla después con unos auriculares bluetooth, así como controlar la que hay en el smartphone al que estemos conectados.
Entre las aplicaciones específicas para smartwatches está la búsqueda del teléfono; mostrar el código QR de billetes de tren, entradas a espectáculos o tarjetas de embarque; comprobar la previsión del tiempo y la temperatura; recordar la lista de la compra...
Los relojes inteligentes tienen GPS, pueden detectar el ritmo cardiaco de la persona que los lleva, calcular el consumo de oxígeno, cuentan con acelerómetro para detectar la posición… Son una forma excelente de seguir la actividad física de su propietario. Ahora incluso tienen tarjeta SIM y su propia conexión a internet, lo que les da más independencia.
Con las tecnologías que albergan también cuentan calorías, los pasos dados al cabo del día, las horas de sueño... En el Apple Watch Series 4 está prevista una actualización para que pueda realizar electrocardiogramas a su portador, además de detectar si la persona ha sufrido una caída, en cuyo caso suena una alarma y muestra un aviso de llamada a los servicios de emergencia. Si la persona no responde en un minuto, el reloj avisará al 112 y dará su ubicación.
El hardware se va sofisticando en cada nueva oleada de smartwatches y todo apunta a que cada vez serán más independientes de los teléfonos móviles. Quién sabe si en un futuro cercano incluirán opciones como la videollamada, mejores cámaras o pantallas flexibles pero, de momento, son ya una buena opción para no abstraernos con el móvil a la mínima de cambio.
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