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Así queda en el dedo el Samsung Galaxy Ring. I.J.
Probamos el Samsung Galaxy Ring: ¿merece la pena tener un anillo inteligente?

Probamos el Samsung Galaxy Ring: ¿merece la pena tener un anillo inteligente?

El fabricante coreano se suma así al nacimiento de una nueva gama de dispositivos enfocados en la salud

Lunes, 16 de diciembre 2024, 18:57

Los amantes de la tecnología no pueden evitar emocionarse cuando surge una nueva gama de productos. Pasó con las tabletas, pasó con los smartwatches, pasó con los teléfonos plegables y ahora le ha llegado el turno a los anillos inteligentes. Empresas prácticamente desconocidas como Oura, Ultrahuman, Circular, Amazfit o RingConn comenzaron desde hace unos pocos años a sacar a la venta las primeras versiones de sus dispositivos, normalmente enfocados en la salud. Así que tras abrirse un nuevo y atractivo nicho de mercado, solo era cuestión de tiempo que una de las grandes multinacionales del sector entrara en escena como un elefante en una cacharrería. Finalmente, ha sido Samsung la que ha dado el paso con su Galaxy Ring. Tras ponerlo a disposición de sus futuros compradores el pasado mes de julio en unos pocos países, el esperado smartring de los coreanos llegó a España el 25 de septiembre. Aquí ya lo hemos probado y a continuación os contamos nuestra experiencia tras varias semanas de uso. Y lo más importante: os desvelamos si realmente merece la pena incorporar este nuevo gadget a nuestras vidas.

Antes de entrar en materia

Es preciso destacar que nos encontramos ante uno de los productos electrónicos más personalizados que existen debido a que no todo el mundo tiene los mismos dedos. Es como el calzado o la ropa: debemos encontrar antes nuestra talla. Para ello, Samsung ofrece un cofre gratuito con anillos de diferentes tamaños, del 5 al 13, para elegir el que mejor se adapte a nuestro índice, el dedo en el que Samsung aconseja que nos pongamos su joya tecnológica para garantizar una mayor fiabilidad de sus sensores cuando registran nuestros signos vitales. Nuestro consejo es dedicarle su tiempo a esta operación y quedarnos con el que nos quede bien sujeto en el dedo, sin que nos llegue a hacer daño, para evitar perderlo. Ya hablaremos más adelante de esto.

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Una vez elegido el más adecuado para nuestro dedo, llega el momento de escoger color entre plata, negro -ambos en acabado mate- o un brillante dorado. A un servidor le tocó en suerte el negro y, pese a que todos están construidos con una aleación de metal ligero acabado en titanio, esta tonalidad en concreto da una apariencia algo plasticosa. Su delgadez, con un grosor de tan solo 2,6 mm y 7 de ancho, tampoco ayuda a contrarrestar esa sensación, por lo que el resto de gamas cromáticas quizás sean mucho más acertadas para un producto de estas características, aunque aquí nos adentramos peligrosamente en el territorio vedado de los gustos personales. En todo caso, su peso es de tan solo 2,3 gramos, el más pequeño y 3 el más grande, lo que provocará que a las pocas horas se nos olvide que lo llevamos. No puede ser más cómodo.

Eso sí, hay que destacar que su diseño no es totalmente plano, ya que tiene una ligera protuberancia en los bordes que sirve para proteger el centro del anillo, donde se alojan los diferentes sensores, de golpes ocasionales. En un principio, se trata de una gran idea, lo que sucede es que, pese a su diminuto tamaño, esta superficie ligeramente cóncava puede provocar miniroces en la piel, sin llegar a causar heridas, pero que pueden resultar algo molestos. Y otro problema añadido. En un momento dado, alguno de estos salientes provocó que se enganchara con algo haciendo posible que la sortija se me cayera tras ser arrastrada fuera de mi dedo. Y todo ello sin que me diera cuenta. De ahí la importancia de escoger bien la talla desde un principio antes de realizar el pedido a la tienda online oficial de Samsung.

¿Donde está mi 'tessoro'?

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Y aquí comienza una pesadilla digna de Frodo, el protagonista de 'El señor de los anillos', cuando vi mi dedo índice desnudo. Fue el pistoletazo de salida a la agobiante tarea de encontrarlo a lo largo y ancho de la habitación, algo nada fácil tratándose de un objeto tan pequeño. Por fortuna, Samsung ha incorporado su Galaxy Ring en su red de geolocalización de teléfonos inteligentes señalando en un mapa dónde está situado. Y si estamos lo suficientemente cerca de él, podemos activar vía bluetooth las luces de sus sensores, lo que debería facilitar su hallazgo a oscuras. No hubo suerte, ya que no logré vislumbrar absolutamente nada. Desde luego, hubiera sido más útil que emitiera un pitido o, incluso, un zumbido como hacen los smartwatches. También volveremos a ello más adelante. Por fortuna, y retrocediendo sobre mis pasos, el anillo apareció en el fondo de una maleta lo que explicó que no pudiera ver su destello.

Ya hemos comentado que, a nivel de diseño, es un anillo que no llama la atención, salvo su pequeño relieve en la parte exterior que nos indica la posición en la que debemos ponerlo para un mejor funcionamiento de los sensores. Y es que todo el protagonismo visual se lo lleva, curiosamente, su espectacular estuche de carga. De tamaño un poco mayor al de unos auriculares inalámbricos, recuerda, y mucho, a la línea estética de Nothing, la marca de tecnología que se ha hecho famosa por sus dispositivos inteligentes transparentes. De esta manera, el anillo queda expuesto totalmente a la vista en esta especie de urna de forma cuadrada como si fuera una joya de gran valor, rodeada de una luz LED que se ilumina alternativamente para mostrar que el dispositivo está bien colocado y que se está cargando, algo que puede realizar sin necesidad de estar enchufada a la red.

Gran autonomía

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En ese sentido, el sistema de carga, tanto por puerto USBC como de forma inalámbrica, es idéntico al de los auriculares bluetooth y sus estuches. Podemos cargar el del Galaxy Ring con el anillo dentro, lo que significa que hasta dentro unas dos horas no estarán ambos dispositivos con sus baterías al máximo. La buena noticia es que después podemos recuperar la energía de nuestro anillo unas dos veces con solo meterlo en el estuche. Si a esto le añadimos que se trata de un dispositivo con una autonomía de alrededor de una semana, dependiendo de su tamaño, pasará mucho tiempo antes de que volvamos a necesitar un cargador. Por ciento, aclarar también que no podemos insertar nuestra joya tecnológica en cualquier carcasa, ya que solo será compatible con el de su misma talla.

Llegados hasta ese punto, lo que hay que preguntarse es qué puede hacer realmente nuestro aro inteligente. Ante todo, nos encontramos con un dispositivo centrado en la salud gracias a sus sensores capaces de medir nuestra frecuencia cardíaca de forma continuada, así como nuestro nivel de oxígeno en sangre, estrés y temperatura para el seguimiento del ciclo menstrual. ¿Y que tal lo hace? Comparándolo con un teléfono inteligente de otra marca no veo grandes diferencias. Y eso es una buena noticia, aunque he observado que el medidor de oxígeno en sangre da resultados algo más bajos. En cualquier caso, nada de lo que preocuparse.

También puede usarse esta joya de la tecnología para realizar determinados gestos con móviles de la marca que tengan One UI 6.1.1, la última versión del sistema operativo de Samsung, como el del pellizco para hacer una foto o desactivar una alarma. Su funcionamiento es correcto, pero pronto nos olvidaremos de que existe tal posibilidad. También, como no podía ser de otro modo, se lleva a las mil maravillas con los Samsung Galaxy Watch, hasta tal punto de que en las opciones podemos hacer que ambos dispositivos se dividan las mediciones de salud para ahorrar batería.

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Quizás la mayor desilusión de este anillo sea su limitadísima funcionalidad como dispositivo deportivo. De hecho, solo mide los pasos, marcha y carrera gracias a su acelerómetro, siendo incapaz de detectar otros ejercicios aeróbicos tan básicos como nadar. Una pena teniendo en cuenta que su protección IP68 y 10ATM lo hacen especialmente idóneo para esta actividad. Ni que decir que podemos ducharnos o bañarnos con él sin problemas. En otras palabras, en ningún caso puede sustituir a un reloj inteligente a la hora de utizarlo como nuestro entrenador personal.

Un dispositivo con importantes limitaciones

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Y aquí es precisamente donde surge el mayor inconveniente de este dispositivo: no contar con las mismas funciones que un smartwatch. De hecho, al carecer de un motor háptico como comentamos anteriormente, el anillo no vibrará cuando recibamos una nueva notificación. En ese sentido, no me hubiera importado un mayor grosor, que de paso hubiera servido también para mejorar su diseño, con tal de contar con esta posibilidad y dejar de depender del reloj inteligente para esos menesteres.

Y es que el Samsung Galaxy Ring, en palabras de los propios coreanos, debe entenderse como un dispositivo de apoyo a teléfonos y relojes de la marca para mejorar la medición de los datos relativos a nuestra salud. También llamará la atención de aquellos a los que les moleste o no quieran llevar puesto un smartwatch tanto por el día como por la noche, ya hemos dicho que ni lo notamos en el dedo, sin renunciar a conocer nuestro ritmo cardíaco o la calidad de nuestro sueño a través de toda clase de completas métricas marca de la casa. Eso si, por el camino nos quedaremos sin notificaciones y sin apenas funciones deportivas.

Por otro lado, su precio de 449 euros, más caro que la mayoría de smartwatches del mercado fruto de la miniaturización de sus componentes, además de su dependencia del ecosistema de Samsung para una experiencia de uso totalmente satisfactoria, no ayuda precisamente a que pueda convertirse en un producto de masas. Eso sí, seguro que muchas personas que estén deseando volver a usar relojes analógicos y liberarse del yugo que supone cargar todos los días los inteligentes verán en estos anillos su particular tabla de salvación. Aunque ello suponga renunciar a muchas e importantes funciones de estos últimos. Y otro inconveniente añadido: es un producto que no se puede reparar ni cambiar la batería. Cuando finalice su ciclo de cargas y descargas, se acabó. El tiempo dirá si los pros son suficientes para que esta nueva gama de productos tecnológicos tenga continuidad en el tiempo, como ha sucedido con las tabletas o los móviles plegables.

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