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Aunque muchos sigan pensando en la domótica como un capricho, el número de hogares inteligentes resulta cada vez mayor. Máxime con la irrupción de los altavoces conectados, que facilitan desde regular el termostato hasta programar el encendido de bombillas.
La mayoría de estos accesorios, ... además, se encuentran disponibles a precios más que ventajosos (como ocurre con cualquier tecnología al cabo de los años). Es por esto que muchos equipan sus hogares justo antes de irse de vacaciones, sabedores de que así ahuyentarán a los 'cacos'.
La idea fundamental tras la enumeración que acompaña a estas líneas es que uno sea notificado, al momento, de cualquier intrusión en su domicilio. También el controlar estos gadgets a distancia, de forma que simulemos habitada una residencia que pasará semanas vacía (meses, si hablamos de segundas viviendas).
Como su propio nombre indica, estas bombillas pueden encenderse y apagarse de forma remota, a través de nuestro smartphone. También podemos regular su intensidad o color; programar que se activen a determinadas horas e incluso sincronizarlas con lo que estemos viendo en la pantalla del televisor.
Para esto último necesitamos las populares Hue de Phillips, disponibles desde 29€ y dependientes de un puente de control. Las gamas de Ikea y Xiaomi resultan algo más económicas.
La forma más sencilla de interactucar con el hogar conectado son los altavoces inteligentes. Así, basta con pedirle a nuestro asistente por voz que apague la tele, ponga luz tenue y reproduzca música de ambiente para disfrutar de una velada romántica (por mentar un ejemplo).
Si estamos fuera de casa, de vacaciones, también podemos programar rutinas y activarlas desde la aplicación al efecto en nuestro teléfono. Pongamos que alguien entra en casa: bastará con espetar una palabra previamente escogida por nosotros ('Alerta'), para que el altavoz emita un sonido de alarma y haga parpadear las bombillas de casa a máxima intensidad, lo que aturdirá al ladrón. Las posibilidades son ilimitadas.
La gama Echo de Amazon es la más popular gracias a su variedad de modelos y precios: desde los 30€ (Echo Flex) hasta los 230€ (Echo Show, provisto de pantalla).
Entre las múltiples ventajas de las cerraduras inteligentes encontramos la despreocupación a dejarnos las llaves dentro de casa. Una vez instaladas, tan sólo debemos acercar el móvil o smartwatch a la puerta para que se abra. Además, si somos de quienes nunca estamos seguros de haber cerrado con llave (especialmente cuando vamos rumbo a nuestro destino vacacional), estos gadgets suelen hacerlo automáticamente.
Otra ventaja: podemos conceder acceso provisional a familiares y amigos sin necesidad de prestarles las llaves, por si queremos que vayan a echar un vistazo de vez en cuando mientras estemos fuera.
Uno de los modelos más laureados es el Nuki Combo 2.0 (299 euros), indistinguible de una cerradura normal desde el exterior.
Imagina la estampa: estás en el chiringuito de turno esperando una paella y de repente recibes una notificación en el móvil: «Una puerta o ventana de casa acaba de abrirse». Inmediatamente podemos ponernos en contacto con un vecino, el guardia de nuestra urbanización o la misma policía, para que tomen cartas en el asunto.
Esto es posible gracias a dispositivos como Eve Door & Window, disponible a partir de 38 euros en los principales comercios por Internet.
Siguiendo con la hipótesis anterior, tampoco sería mala idea conectar nuestra cámara de vigilancia para comprobar si, efectivamente, algún indeseable ha entrado en casa. Existen infinidad de modelos en el mercado, la mayoría compatibles con altavoces inteligentes y vinculados a la nube. De este modo podemos consultar sus grabaciones en cualquier momento.
También aquí recibimos una notificación al móvil cuando se detecte algún movimiento sospechoso, pudiendo cribar el de animales de compañía si es que nos los hemos dejado en casa.
Por nuestra parte recomendamos cámaras con resolución 1080p, ranura para tarjetas microSD y ángulo de visión (diruna y nocturna) de 360 grados. Cumplen la Orbcam de Netvue o la Mi Home Security Camera 360°, ambas a partir de 39 euros.
Además de encender y apagar las luces a determinadas horas, contar con estores eléctricos que podamos subir y bajar en remoto es una buena medida disuasoria frente a maleantes.
Las gamas 'FYRTUR' y 'KADRILJ' de Ikea son una buena opción, al operarse con mando a distancia, smartphone o voz. Los estores más pequeños se venden por 99 euros.
¿Y si queremos encender nuestro televisor aún encontrándonos a centenares de kilómetros de distancia (cuando éste no cuenta con la tecnología necesaria para ello)? No hay problema.
Controladores remotos universales como el Broadlink RM4 Mini (26 euros) enlazan nuestro altavoz inteligente con todos aquellos aparatos de casa que funcionen por infrarrojos (el propio televisor, la instalación de aire acondicionado...).
Como vemos, tener la casa controlada (y bajo control) es más que posible sin importar nuestra ubicación. Una preocupación menos para estas atípicas y más que merecidas vacaciones.
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