De Pinocho a 'Lies of P': el arte delicado de reimaginar los clásicos

Hablando con Antonio Santo, compañero y codirector del BIG Conference, sobre la serie de Amazon 'Los Anillos de Poder', le pregunté si le gustaba, y su respuesta me pareció muy inteligente. Me respondió algo así, permitidme la paráfrasis: más allá de gustos personales o de que la serie sea mejor o peor, estaba seguro de que no le molestaría a J.R.R. Tolkien (no olvidemos que era un señor bastante gruñón). Tolkien aspiraba a construir un 'corpus' mitológico a través de sus escritos sobre la Tierra Media. Y, en esencia, nada mantiene más vivo ese mito que las constantes reinterpretaciones a lo largo de los años, ya sea por parte de nuevos autores o por los propios aficionados y eruditos de su obra. A fin de cuentas, la capacidad de una historia para reinventarse y seguir siendo relevante es, sin duda, su mayor aspiración.

Imagino que Claudio Collodi, autor de la célebre fábula de Pinocho, no pensó en esos términos cuando se la envió a su editor. Al contrario, es bien conocida la frase que acompañaba la carta con el manuscrito: «Te envío esta chiquillada; haz lo que tú quieras». Lo que no podía esperarse es que, 140 años después, su obra haya pasado al Olimpo de las letras, siendo una de las más traducidas después de la Biblia y contando con adaptaciones y reinterpretaciones por parte de Walt Disney, Guillermo del Toro, Robert Zemeckis o Matteo Garrone.

Los seres humanos hemos contado, desde el principio de los tiempos, historias y creado mitos para dotar de sentido, de una mirada lógica, a lo que nos rodea; para transmitir valores, construir identidad y preservar las tradiciones y la cultura. Estas narraciones, fruto del 'junguiano' inconsciente colectivo, se han ido adaptando con el paso del tiempo, pero siempre conservando su esencia. No pueden reducirse únicamente a cuentos o fantasías; es cierto que formalmente lo son, pero en lo nuclear son reflejos de nuestras aspiraciones, miedos y emociones atávicas que se heredan generación tras generación.

En este panteón de relatos, el cuento de Pinocho ocupa un lugar destacado. En la exploración de asuntos como la verdad, la redención y la transformación, la historia de la marioneta que quería ser un niño, igual que los mitos, funciona como un retrato de lo que nos hace humanos. Collodi, como Tolkien, ha visto (permitidme la expresión) cómo su creación ha sido reinterpretada y adaptada, manteniendo lo fundamental, pero conectando con nuevas generaciones.

Las aventuras de Pinocho hablan de nuestra búsqueda constante de identidad y pertenencia. Pinocho, con su madera, matriz de la vida, nos muestra el viaje de autodescubrimiento que todos los seres humanos realizamos desde que desarrollamos la autoconciencia hasta que alcanzamos la madurez emocional y psicológica. A través de sus encuentros con el Zorro, el Gato y Lucignolo, entre otros, vemos reflejados nuestros propios pecados y tentaciones. Y en su transformación final, encontramos la promesa de que, a pesar de nuestros errores, siempre hay una oportunidad para el arrepentimiento y el crecimiento.

El videojuego 'Lies of P', inspirado en la historia de Pinocho y desarrollado por el estudio surcoreano Round8 Studio, nos transporta a un mundo que, aunque oscuro y retorcido, evoca ese periodo dorado que va desde finales del siglo XIX hasta la Primera Guerra Mundial que fue la Belle Époque. Un momento de esplendor artístico, cultural y científico donde la sociedad europea, especialmente en Francia, experimentó un renacimiento en las artes, la moda y la arquitectura. De algún modo, todo ese esplendor se puede vislumbrar en los intrincados escenarios de la ciudad de Krat, lugar en el que se desarrolla el juego.

Krat es una suerte de reverso tenebroso del París reformado por el barón Haussmann, con sus majestuosos bulevares, edificios de apartamentos, calles adoquinadas y catedrales. Krat, con su atmósfera opresiva y sus calles laberínticas, ha pervertido el lustre de una ciudad que una vez fue grandiosa, pero que ahora yace en ruinas, asolada por autómatas que en algún momento sirvieron a la humanidad.

Lies of P a los mandos es una obra capaz. Muy capaz, de hecho. Una que entiende el nicho al que quiere apelar y satisfacer y que no esconde su evidente inspiración en títulos icónicos como 'Bloodborne' o 'Sekiro'. Pero no deja de ser decepcionante, porque, a poco que rascas, se puede percibir el talento y la habilidad del estudio para haber ido un paso más allá. En vez de ello, es un trampantojo, falto de originalidad y más cercano a la mimetización con los títulos de From Software que a una obra con voz propia.

A pesar de todo, el juego ofrece una experiencia sólida y memorable (más allá de algunos enfrentamientos bien puñeteros con jefes finales mal equilibrados y que, en el momento en que se han escrito estas líneas, han sido arreglados con un parche). Es una muestra de que, con un poco más de audacia y originalidad, Round8 Studio tiene los mimbres y el potencial para crear obras que destaquen en el saturado mercado de los videojuegos.

No tengo dudas de que la mirada que aportan desde el estudio surcoreano a la fábula de Collodi, en un contexto tan distópico y sombrío, combinando a su vez elementos de la ciencia ficción de Isaac Asimov es su principal valor. Su narrativa, en algunos tramos derivativa, tiene instantes de brillantez que capturan la esencia de la lucha interna de Pinocho, su deseo de humanidad y su enfrentamiento con un mundo cruel que busca destruirlo y rechazarlo a cada paso. En Lies of P, la marioneta Pinocho no es simplemente un niño de madera que busca convertirse en humano, es una entidad en un mundo devastado y hostil, enfrentándose a desafíos que ponen a prueba su humanidad.

Con toda probabilidad, Lies of P no será recordado dentro de 5 años, a pesar de ser un buen exponente de los juegos de tipo 'soulslike, pero aún así, nos deja una interesante lección: la reinvención de historias clásicas, ya sea en literatura, cine o videojuegos, es un arte delicado. Requiere mantener un fino equilibrio entre mantenerse fiel a la esencia original y aportar una perspectiva fresca que lo lleve hacia otros lugares. Lies of P quiere hacer todo esto en el fondo, aunque termine naufragando, más por falta de riesgo que de talento. Espero que en futuros proyectos, el estudio desafíe lo convencional y nos sorprenda con propuestas frescas y originales. Por ahora, Lies of P es un buen comienzo; un paso en la dirección correcta.

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