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'Like A Dragon: Infinite Wealth' o el retorno triunfal de Ichiban

'Like A Dragon: Infinite Wealth' o el retorno triunfal de Ichiban

Crítica ·

Lo último de Ryu Ga Gotoku Studio llega el 26 de enero a Xbox, PlayStation y compatibles

Marc Fernández

Martes, 23 de enero 2024, 16:00

La vida es un RPG: esa parece la premisa de la que parte SEGA con 'Like a Dragon', franquicia con la que los nipones capearon una de sus épocas más deficitarias. Herederos de Shenmue, los juegos de 'Yakuza' son una rara avis dentro del universo del ocio electrónico (tanto por la intencionalidad narrativa como por su ejecución), pero aún con sus excentricidades de corte nacional se mantienen firmes en ventas.

Per se, la nomenclatura de la última entrega ('Infinite Wealth' o salud infinita) es toda una declaración de intenciones: una parodia acerca del lenguaje del videojuego mismo que, como toda parodia, invita a una reflexión que sólo puede realizarse desde la autoconciencia. En estas lides, 'Ryu Ga Gotoku' presenta una narrativa donde el costumbrismo tradicional nipón choca frontalmente con un posmodernismo de carácter contestatario.

Bajo las calles de Yokohama se cuecen habas. Las dos familias Yakuza de mayor trayectoria fueron finalmente disueltas por la acción de sus propios miembros. Uno de los principales ejecutores fue nuestro protagonista Ichiban ('el mejor' en japonés), quien contribuyó a que los índices de criminalidad se redujesen al mínimo histórico. Tras dicha disolución, los que desean reinsertarse en la sociedad tienen que afrontar un infierno burocrático que dura años. Aquí es donde entra Ichiban: empleado por una empresa municipal como contratista a tiempo completo, contrata a ex-yakuzas redimidos con tal de darles la oportunidad de una vida digna y evitar que recaigan en la delincuencia.

La personalidad del amigo y vecino Ichiban se construye a través de los valores clásicos del Samurai que todos conocemos: el honor, la disciplina, el servicio a la comunidad, el matrimonio y la familia. Sin embargo, el estilo tradicional de solventar todo acto injusto a mamporrazo limpio y buenas palabras choca frontalmente con las particularidades de un mundo moderno gobernado por el liberalismo, la tecnología y la posverdad. Incapaz de adaptarse a la nueva ola, las redes sociales y las fake news atentan contra la honestidad y el buen hacer del protagonista. Por descontado, Ichiban no se parece en absoluto al héroe tradicional; hablamos más bien de un sujeto desadaptado y forzado a la transigencia.

Imagen principal - 'Like A Dragon: Infinite Wealth' o el retorno triunfal de Ichiban
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Infinite Wealth es, ante todo, una obra que habla de relaciones sociales, siempre bajo ese estilo excéntrico que caracteriza al medio nipón. El formato RPG le sirve al título como elemento de expresión de características sociales, y la conexión entre jugabilidad e historia toma esa misma forma: todos los logros sociales que sirven de peldaños a la hora de construir la personalidad de Ichiban se tornan habilidades efectivas para el combate. Sin embargo, aquí el combate (ahora por turnos) no es el pilar central del título, sino un elemento más usado para solventar las mínimas diatribas; como también puede serlo coger un taxi para visitar la otra punta del mapa abierto o elegir opciones de diálogo para ponernos intensos con el interés romántico de turno.

Con tal de potenciar al máximo su historia, la iteración se sirve de la cinemática como elemento primordial narrativo; esto no debe percibirse como algo malo, sino al contrario: la construcción de personajes y las relaciones que establecen entre ellos alcanzan su expresión en la narrativa embebida, dónde los momentos de mayor intensidad emocional y conexión empática entre jugador y personaje son la guinda del pastel. Como todo buen 'coming of age', la evolución de los protagonistas y el cumplimiento de sus objetivos moldean sus pasos, y además involucran emocionalmente al jugador a través de sus mecánicas. Nos alejamos de las épicas fantásticas para acercarnos a una naturaleza mucho más costumbrista, con las licencias que los desarrolladores deseen tomarse.

Para afrontar Infinite Wealth hay que andar advertido: pasamos largos ratos sin usar los mandos, y no es que el mundo abierto del juego vaya cargado de recaredo extra y demás quehaceres. Igualmente, plagarlo innecesariamente de carácteres secundarios enfrentaría visceralmente la naturaleza misma del título para con sus necesidades narrativas. Los que estén al día con la saga ya saben a qué se atienen. Para los novicios aclarar que goza de la suficiente independencia para ser disfrutado a expensas del resto, a excepción de un par de detalles aclarados al principio de la aventura.

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