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'Kerbal Space Program 2: Una odisea en el capitalismo

'Kerbal Space Program 2: Una odisea en el capitalismo

Crítica ·

La secuela llega una década después del original, en acceso anticipado

Jaume Esteve

Martes, 7 de marzo 2023, 10:51

Desde que puse mis manos sobre la primera beta de 'Kerbal Space Program', hará tranquilamente diez años, el simulador aeroespacial del estudio mexicano Squad se convirtió casi de inmediato en uno de mis juegos de cabecera. Lo tenía (casi) todo: una simulación más o menos realista, pero lo suficientemente amable como para no frustrarte en exceso; un modo sandbox en el que tu único límite era la imaginación (y el número de lanzadores extra que estuvieras dispuesto a añadir a tus naves) y unos adorables personajillos verdes que, con una mezcla de locura e inconsciencia, se lanzaban a explorar un sistema solar ficticio.

Casi 10 años después de la llegada del juego a Steam Early Access (aunque su primera alpha data de 2011), Kerbal Space Program 2 se lanza (nunca mejor dicho) con toda la fanfarria de los grandes títulos de PC. No es para menos, el original fue un fenómeno que enganchó a millones de jugadores a las pantallas de los ordenadores y que ha sido protagonista de horas y horas de entretenimiento en Twitch y en Youtube. Hemos probado la versión Early Access y, desgraciadamente, los resultados han sido agridulces.

Antes de comenzar, un poco de historia. En 2017, un par de años después de que la versión completa de Kerbal Space Program (KSP, a partir de ahora) se pusiera a la venta, Take-Two a través del sello Private Division se hizo con los derechos del juego. En el acuerdo firmado, Squad continuaba con el mantenimiento de KSP mientras Take-Two le ayudaba a desarrollar las versiones para consola. Pero también se lanzó un nuevo anuncio: Private Division ponía en marcha una secuela del título que estaría lista para principios de 2020, y que correría a cargo de Star Theory Games, estudio que nada tenía que ver con Squad. Dale al botón del fast-forward, avanza hasta febrero de 2023 y, con un ligero retraso, KSP 2 ya está entre nosotros.

Su desarrollo no ha sido precisamente un camino de rosas, si nos atenemos al hecho de que a mitad de desarrollo Private Division decidió crear un nuevo estudio, Intercept Games, para encargarse del proyecto. Y así nos encontramos, casi ocho años después, con la secuela de KSP, un título que también va a abrazar el formato Early Access de su antecesor (con algunas propuestas muy interesantes), que de momento solo está disponible en PC (nada de Mac ni de Linux) y a un precio poco habitual para un Early Access: 50 euros.

Vayamos con las cosas buenas, que las hay. Si de algo pecó desde el inicio el KSP original era de un aspecto visual algo ramplón, entendible si tenemos en cuenta que Squad se trataba de un estudio independiente y de que el fuerte del juego residía en otros aspectos, como podían ser la construcción de naves o la simulación aeroespacial. KSP2 es una delicia visual en este aspecto: los modelados de las naves y cohetes lucen mucho mejor, la superficie de Kerbin parece la de un planeta vivo, los motores de los cohetes dejan una estela de llamas y humo similar a la que vemos por televisión. Pocos peros se le pueden poner a este apartado.

La interfaz y la experiencia de uso también han cambiado. Se nota que Intercept Games ha puesto especial énfasis en que la curva de dificultad sea lo más suave posible para evitar frustraciones, algo en lo que KSP siempre ha ido sobrado. La bola de navegación ha cambiado de lugar (ahora en una esquina, de manera que el centro de la pantalla se dedica a lo que de verdad interesa, la acción) y el juego añade todo tipo de atajos que te facilitan la vida: botones para dirigir la nave en las direcciones correctas antes de una maniobra, atajos para que el tiempo transcurra más rápido entre maniobras y no se te vaya el santo al cielo, información detallada del combustible que vas a usar y el tiempo que vas a tener que mantener tus motores encendidos a máxima potencia. Todo muy completo.

Estas ayudas se trasladan también a otros apartados. El edificio de ensamblaje también cuenta con herramientas para que puedas calcular si esa bestia con 50 motores que acabas de diseñar te permitirá llegar hasta el equivalente a Plutón o si, por el contrario, deberías añadir más combustible o motores más eficientes. Para un purista puede que la experiencia se haya endulzado, pero para el común de los mortales, todas estas pequeñas ayudas van destinadas a un mismo fin: evitar errores que a media misión te obliguen a volver atrás y repetir todo el proceso. Pero, ojo, porque hay un porcentaje de jugadores que disfruta precisamente transitando ese camino como indica uno de los leit motivs del juego: «launch, fail, repeat» (lanza, fracasa, repite).

Y para acabar, KSP 2 cuenta con un tutorial especialmente indicado para novatos en el que en poco más de una hora se pueden repasar todos los conceptos básicos de construcción, lanzamiento y mecánica orbital. Se echa en falta por el momento apartados como acoplamiento en órbita o aterrizaje en otros cuerpos celestes. Pero la lógica dice que se deberían incluir en futuras actualizaciones.

Vamos con lo malo que, desgraciadamente, da para mucho. Primer punto: rendimiento. He citado unos párrafos más atrás lo bonito que luce KSP2 y esa belleza visual no es gratuita. Vaya por delante que los requisitos mínimos de KSP2 no son precisamente para todos los bolsillos, una pequeña traición (no será la única) al espíritu del juego hasta la fecha. Si algo caracterizaba al primer Kerbal era su capacidad para poder jugarse hasta en una tostadora. Quien esto escribe lo disfrutó siempre en portátiles de Apple, que nunca han sido precisamente las máquinas más indicadas para el videojuego. La ausencia de soporte para Mac y Linux de KSP2 es otra muesca más en el revolver. Aunque minúsculas, casi anecdóticas, son dos ausencias que duelen cuando se tiene que pasar por caja (punto al que llegaremos al final de este texto).

Siguiendo con el rendimiento: bugs. Este es un párrafo que probablemente puedas saltarte cuando el juego lleve ya un par de meses en funcionamiento. Y es un punto que es perfectamente natural en un juego que sale en Early Access y que, como es bien sabido, va a tener muchos puntos a corregir y arreglar. ¿Cuál es el problema? De nuevo un precio por el que, lo mínimo que se podría esperar, es que un equipo de control de calidad hubiera solucionado problemas de rendimiento.

Y acabamos con el contenido. De nuevo, somos conscientes de que estamos ante un Early Access, pero quizá uno de los mayores peros que se le pueden poner al juego, en su estado actual, es que no ofrece ninguna mecánica ni funcionalidad adicional que ya exista en el KSP original e incluso hay unas cuantas que se han perdido por el camino. Se pueden lanzar naves tripuladas, se pueden lanzar sondas, se pueden crear estaciones en órbita, se puede aterrizar en diferentes cuerpos celestes y se pueden conducir vehículos por mundos lejanos. Ni rastro de la gestión de colonias, del viaje interestelar o del multijugador. Pero tampoco existe la posibilidad de hacer experimentos científicos, ni hay un modo carrera. Sabemos que se añadirá en un futuro, pero ni siquiera se tienen fechas aproximadas de cuándo va a estar disponible.

Todos estos problemas se magnifican cuando se echa un vistazo al precio que tiene el juego. Cincuenta euros no son, ni de lejos, lo que un título en este estado debería costar. Ya no hablamos de que el juego original jamás tuviera un coste en Early Access tan elevado sino de que todas estas quejas estarían minimizadísimas, y justificadas, por un precio acorde al estado del proyecto. Un precio que tuviera en cuenta que el control de calidad se lo van a hacer los usuarios que apuestan por un producto inacabado antes de tiempo y que, a cambio, se merecen una recompensa económica en forma de descuento.

Que los grandes publishers (no olvidemos que Take-Two es la editora de Rockstar o de 2K) se suban al carro del Early Access no es un problema. Que lo hagan a costa de traicionar los principios de una franquicia que se había construido en torno a una comunidad muy fiel, es una decepción mayúscula. Albergo pocas dudas de que KSP2 terminará siendo un título excitante que añadirá un buen número de funcionalidades interesantes sobre la base del primer juego, y en el que acabaré echando decenas, sino cientos, de horas. Pero esta puñaladita en mi corazón jugón no me la quita nadie. Siempre nos quedará el primer Kerbal Space Program como testimonio de un tiempo mejor.

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