'Harry Potter: Campeones de Quidditch': Un deporte mágico

Cuando el año pasado recibimos 'Hogwarts Legacy', llegó con un importante hándicap: el Quidditch (uno de los elementos más icónicos del mundo mágico) había sido omitido de su desarrollo. Las ganas entre los seguidores de la franquicia llevan gestándose desde el lanzamiento de 'Harry Potter: Quidditch World Cup', durante la ya lejana época de PlayStation 2, un título que es recordado con mucho cariño, además de por su calidad y originalidad.

Warner anunció el título poco después. Quizás pueda parecer una estrategia para venderlo de manera escindida y volver a pasar por caja… pero lo cierto es que se trata de un desarrollo independiente al juego principal, bajo unas manos completamente diferentes ('Unbroken Studios'). Aunque no suponga un desarrollo tan ambicioso como Legacy, la existencia de Quidditch Champions es más que legítima.

Año y pico más tarde volvemos a montarnos sobre escobas, solo que esta vez dejamos atrás los hechizos y la escuela de magia para cazar la 'snitch' dorada. La misión de Champions es clara: trasladar las reglas del Quidditch al videojuego. Para sorpresa de nadie se trata de un título deportivo, de mecánicas ágiles y con muchos tintes de minijuego; como buen fanservice, referencia constantemente a la obra de la autora, e incluye sus propias versiones de los personajes clásicos con un distintivo estilo artístico.

Quidditch Champions intenta construir de la manera más fidedigna posible cada uno de los roles del juego: cazadores, golpeadores, buscadores e incluso la figura del guardián resultan controlables durante la partida. Cada cual con un gameplay diferenciado del resto, que haremos bien en dominar gracias al completo tutorial incluido en la campaña.

El juego es variado y las partidas se hacen entretenidas, sobre todo durante las primeras horas, cuando nos encontramos aún en la fase de descubrimiento y aprendizaje. Los problemas vienen cuando ganamos destreza a los mandos y no se nos permite hacer todo lo que querríamos. Me explico: en un juego deportivo, donde manejamos al equipo completo, se debería alternar entre jugadores de la manera más rápida y versátil posible. Por desgracia no es así: los cambios se hacen lentos debido a que existen mediaciones de más entre inputs, por lo que la jugabilidad no fluye de la manera en que lo hacía en Quidditch World Cup hace más de 20 años.

Por poner un ejemplo: en FIFA la cámara se centra en la pelota y, por necesidad, la transición entre jugadores es inmediata. En Quidditch Champions se antepone el avatar controlado en cada momento. En medio del espectáculo de luces, las diferentes pelotas resultan difíciles de seguir y, dado lo obtuso de los controles, ciertas situaciones se tornan frustrantes. La limitación de opciones a la hora de querer profundizar en el gameplay es quizás el mayor contra de la obra.

El juego cuenta con un sistema interno para el desbloqueo de recompensas tipo 'season pass' (sin requerir pago alguno, ya me entendéis). De entrada tenemos una campaña monojugador fragmentada en distintas copas, correspondientes a los eventos sucedidos en la obra original de la autora y sus correspondientes películas: como la copa de las casas, con los equipos de las facciones de Hogwarts tradicionales; o el mundial de Quidditch. Independientemente de a qué grupo representemos, siempre lo haremos con nuestro equipo personalizado. Compuesto por un total de 5 avatares, el afán por avanzar es auspiciado por el desbloqueo de contenido estético. Por otro lado, el editor de personajes es simple al extremo en comparación a lo visto en otros títulos.

En definitiva, considerando sus peculiaridades y limitaciones, Harry Potter: Quidditch Champions encandilará sin remedio a los incondicionales de la saga. Llega además a precio reducido y cuenta con opciones en línea, por si nos aburrimos de la IA y queremos enfrentarnos a usuarios de cualquier parte del mundo.

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