Borrar
Urgente Grandes retenciones en la A-8, el Txorierri y la Avanzada, sentido Cantabria, por la avería de un camión
'Final Fantasy VII Rebirth': más y mejor

'Final Fantasy VII Rebirth': más y mejor

Crítica ·

Square Enix reformula con éxito la primera parte de su trilogía-remake

Marc Fernández

Jueves, 22 de febrero 2024, 15:06

La fragmentación de 'Final Fantasy VII Remake' me suscitó dudas. Máxime con una Square Enix que no atina del todo en sus grandes lanzamientos: sus franquicias estrella, desde 'Kingdom Hearts III' hasta los últimos Final Fantasy, cargan con innumerables problemas tanto a nivel conceptual como de desarrollo. Los cambios internos de dirección motivaron, además, unas producciones eternizadas.

Más allá de las 'Nomuradas', la primera parte daba una vuelta de tuerca al concepto del remake. Mediante su propio lenguaje, traía a la palestra reflexiones acerca de la relación entre el autor y su obra; sobre el videojuego en constante cambio a través del tiempo y el papel crucial de los jugadores al respecto. El creativo japonés dotó a la obra de autoconciencia: a través de sutilezas narrativas, daba cuenta de la existencia de un Final Fantasy VII al que todos habíamos jugado. Entre tanto, introducía audazmente cambios necesarios que solventaban los puntos flacos del original, a la par que amenazaba al 'fandom' con trastocar por completo la línea argumental, con vías de introducir una visión propia más actualizada.

Esta amenaza sigue vigente. Con el lanzamiento de 'Final Fantasy VII Rebirth' uno puede empezar a sospechar por dónde van a ir los tiros. Remake introducía la figura inédita de los 'ecos': en palabras del propio juego, los espíritus de la propia tierra que tienen como objetivo cumplir con lo predestinado. Nomura los usa sagazmente en momentos clave para impedir que otros sucesos perturbaran en exceso los acontecimientos de la trama original. Como aún no tenemos del todo clara la intencionalidad de este novedoso elemento narrativo, podemos esperar cualquier cosa de alguien que está muy hecho a introducir imbricadas tramas en sus juegos. No hay más que ver el pastiche incognoscible que ha resultado ser Kingdom Hearts.

Si algo ha hecho esta segunda entrega es dar un salto de calidad considerable en todos y cada uno de sus aspectos. Rebirth introduce el juego magistralmente con la narración de los acontecimientos de Nibelheim, correspondientes a la parte final del primer disco. En su lanzamiento, la escena fue problemática debido a que los errores en la traducción al español se acuciaban, rompiendo así con la inmersión pretendida. Más allá de limitarse a trasladar mecánicamente uno de los momentos más importantes a nivel argumental, se ha puesto todo el empeño en transformarlo acorde al contexto tecnológico.

Rebirth abruma soberanamente; la apertura del mundo es el cambio más destacado con respecto a la narrativa lineal del anterior. Tras la salida de Midgar nos aguardan un terreno extenso, lleno de diversas localizaciones, monstruos por derrotar y contenido por acometer. Antes las misiones 'secundarias' tenían un papel más insulso; ahora se instalan como parte indiscutible de la experiencia principal. Abandonamos el recadero vacío a cambio de una amalgama de minijuegos y extras que poco tienen que envidiar a 'The Witcher 3'. Si acaso, no estamos al frente de un mundo orgánico donde prima la emergencia, al estilo de Rockstar o 'The Legend of Zelda: Breath of the Wild'.

Imagen principal - 'Final Fantasy VII Rebirth': más y mejor
Imagen secundaria 1 - 'Final Fantasy VII Rebirth': más y mejor
Imagen secundaria 2 - 'Final Fantasy VII Rebirth': más y mejor

La herencia de Final Fantasy 7 pesa como una losa entre los desarrolladores a su cargo, Nomura sabe que juega con material delicado para con el patrimonio del videojuego mismo. Ante todo tiene que hacer los deberes y no irse mucho por las ramas (más de lo que ya hace). Cumplir lo ha hecho con creces: al contrario de lo que ocurría en Remake, aquí no hay un solo elemento que parezca añadido como relleno; cada minijuego está creado con sumo cariño, hay muchos y son todos muy buenos. Se rescatan los del juego original, como el clásico 'tower defense' del Fuerte Cóndor, y se añaden otros igual de potentes como 'Sangre de la Reina', uno de los juegos de cartas más divertidos introducidos en un videojuego.

Obviamente el mundo abierto propicia un mapa lleno de iconos al más puro estilo Ubisoft: torres de avistamiento, cacerías, yacimientos de materia, invocaciones, paradas Chocobo… A cada paso dado se abren un sinfín de tareas a realizar. Es un juego muy pensado para los 'cazatrofeos', que da motivos al jugador para poner el 100% de su empeño en sacarse el Platino. La introducción de estos elementos externos entra en contradicción con el desarrollo natural de la aventura, pero no es sino bajo esta contradicción donde se ejerce la relación entre jugador y obra. Los mecanismos que introducen todos estos extras son difíciles de ignorar, aún así, podemos reducir la aventura a lo estrictamente obligatorio para alcanzar los títulos de crédito.

Otro añadido potenciado respecto a la primera parte reside en la relación que tiene el protagonista (Cloud) con el resto de personajes. A duras penas, el original ponía en nuestro haber algunas decisiones en forma de elección de diálogos, lo que abría nuevos eventos en la línea argumental. Por ejemplo, la chica de Don Corneo o la cita de Cloud en Gold Saucer. En 'Remake' no tenían más peso que elegir a la 'waifu' de turno entre Aeris y Tifa; aquí se mantiene esa dinámica (poco enriquecedora a mi parecer), pero se amplía a todos los personajes y se integra en nuestro hacer de forma más orgánica: si optamos por realizar una misión consistente en solventar los problemas de una floristería, es probable que ganemos afinidad con Aeris por motivaciones personales.

La suma de personajes a la aventura equivale a más relaciones, pero no solo entre los personajes sino también con el jugador: Rebirth profundiza en cada uno de ellos, protagonistas, secundarios y villanos, con tal de romper maniqueísmos y ofrecer personalidades complejas, plagadas de grises y con motivaciones propias, condicionadas por el entorno y la situación política que les rodea. Si el enfrentamiento entre Avalancha y Shinra no mandaba el suficiente mensaje ecologista, la cosa cobra dimensiones titánicas con Sephiroth como principal antagonista. Además, no viene mal recordar que la propia Square Enix confirmó que algunas particularidades de 'Advent Children' (la película de 2005) iban a ser canon para con la nueva trilogía.

Rebirth, lejos de ser una mera iteración continuista, reformula la propuesta de la primera entrega y la transforma, alzándose como uno de los desarrollos más sólidos de Square Enix en la última década. También es una clase magistral de cómo enfocar un remake de semejante categoría (en detrimento de un original que pasa definitivamente a mejor vida). Después de dejarnos las manos a los mandos de tanto jugar, solo nos queda esperar a la culminación de la trilogía con su última entrega, que ya se encuentra en proceso de producción.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo 'Final Fantasy VII Rebirth': más y mejor