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'Diablo IV' reclama el trono del action-RPG

'Diablo IV' reclama el trono del action-RPG

Crítica ·

Lo último de Blizzard sigue batiendo récords de jugadores simultáneos

Marc Fernández

Martes, 4 de julio 2023

Diablo, el padre de los 'dungeon crawlers', marcó las pautas a seguir para el género gracias al incuestionable éxito de su segunda entrega: franquicias como 'Titan Quest', 'Torchlight', 'Lost Ark' y un sinfín de alternativas cogieron el testigo para aportar su granito de arena.

Entonces llegó 'Diablo III', que pese a su calidad innegable dividió a la comunidad de jugadores: se perdió la ambientación oscura en favor del colorido y los intrincados árboles de habilidades dieron paso a una configuración más accesible; enfocada en la acción directa. Una estrategia cuidadosamente pensada para aproximarse a los triunfantes MOBA.

A partir de aquí la competencia empezó a pegar más fuerte: 'Path of Exile' llegó como respuesta a las quejas de este público disidente, conservando aspectos clásicos de la franquicia y abrazando un 'free to play' que le permitió adelantar a Blizzard por la izquierda. Por desgracia, una estructura online poco fiable debilitó la propuesta ante el público generalista.

Tras una odisea empresarial y los problemas con otras IPs (el fiasco de 'Overwatch' ha sido un golpe duro para la compañía), Blizzard nos trae su último as bajo la manga. 'Diablo IV' irrumpe en el mercado ofreciendo lo mejor que ha dado el género: una narrativa detallista, una jugabilidad profunda y un lúgubre apartado artístico.

Diablo IV se aleja de la vigésima reinterpretación del 'mal camino' hebreo para contarnos la historia de Lilith. Para quien no conozca el 'lore' de la saga, se trata de un personaje crucial en el sempiterno conflicto entre ángeles y demonios; hizo su aparición estelar en la expansión del anterior juego ('Reaper of Souls'), aunque aquí es donde brilla por todo lo alto.

Por suerte para el medio, la narrativa de Diablo no se contenta con unas líneas de texto cual historiografía tolkieniana. La verdadera chicha del asunto está en lo que nos cuenta su mundo: todo el terreno explorable está construido con mucho sentido narrativo y un enemigo encontrado en una cueva puede contarnos más que el NPC de turno.

Imagen principal - 'Diablo IV' reclama el trono del action-RPG
Imagen secundaria 1 - 'Diablo IV' reclama el trono del action-RPG
Imagen secundaria 2 - 'Diablo IV' reclama el trono del action-RPG

Las primeras horas de aventura son realmente abrumadoras: las opciones de configuración de los personajes permiten expresarnos de mil maneras. Obviamente no solo hablo de lo estético: las 'builds' del juego pueden diferenciar significativamente a dos personajes aunque compartan la misma clase.

El control se antoja ágil, fresco y divertido. Además, el estilo de juego depende de cada cual: puedes completar la campaña aporreando botones, pero también plantear estrategias que te permitan confrontar el PvE (y más adelante el PvP) de forma mucho más contundente.

Además de la historia principal fragmentada en actos, Diablo IV concentra buena parte de su contenido en las misiones secundarias, las mazmorras y las recompensas inherentes a la interminable lista de logros. De hecho, es posible alcanzar el nivel máximo (50) dentro de los márgenes del primer acto.

Otro aspecto a destacar del título es que nos ofrece un mundo abierto desde el primer minuto, sin más pantallas de carga que las que preceden a las mazmorras (generadas aleatoriamente). En cualquier caso, el nivel de los adversarios depende siempre de nuestro avance, lo que evita desequilibrar la dificultad por mucho que nos enfrasquemos en la exploración.

A nivel artístico, como señalábamos, retornan las estampas cavernosas y tétricas, más cercanas al estilo de la segunda parte. Todo ello al amparo de una banda sonora en la que sobresalen los temas de los enfrentamientos finales.

Diablo 4 destaca así entre el mar de títulos de este verano; una opción idónea tanto para lobos solitarios como para amantes del multijugador, quienes no encontrarán problema alguno de servidores pese a la ingente cantidad de usuarios simultáneos que registra la mayor superproducción de Blizzard.

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