Xenoblade Chronicles: Definitive Edition
Análisis

'Xenoblade Chronicles: Definitive Edition' o la elevación de un clásico

Mejoras gráficas y un nuevo epílogo para la reedición del mítico JRPG

jorge garmendia

Lunes, 8 de junio 2020, 10:25

Aunque ha pasado una década desde su lanzamiento en Nintendo Wii, Xenoblade Chronicles es uno de los videojuegos que aún hoy deberían figurar en la lista de mejores JRPG de la historia. Las razones son más que indiscutibles: un universo narrativo extremadamente fascinante; un ... mundo vivo, palpitante y sin límites; un sistema de combate innovador y una majestuosa banda sonora.

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Por eso, coincidiendo con el décimo aniversario de su salida en Japón y dejando para el recuerdo la menos conocida versión del título para Nintendo 3DS, Monolith Soft ha decidido relanzar Xenoblade Chronicles en Nintendo Switch en un esfuerzo por ofrecer la mejor versión de esta gran obra maestra. Lo hace con una producción a medio camino entre el remake y la remasterización, que no solo trae consigo una revisión de los gráficos sino que proporciona a los fans nuevos contenidos y características adicionales. Todo ello preservando los elementos que nos cautivaron en su día. El resultado final es Xenoblade Chronicles: Definitive Edition, un ajuste natural del clásico para la consola híbrida de Nintendo que hará las delicias de los veteranos y que es al mismo tiempo la mejor puerta de entrada para los recién llegados a la franquicia.

Para aquellos que aún no lo conocen, Xenoblade Chronicles es un videojuego de rol tradicional japonés de mundo abierto con una de las premisas argumentales más ingeniosas de los últimos años. Como cabía esperar, este arco narrativo en el que puso su alma su creador (Tetsuya Takahasi) y que distinguió al juego en su debut, ha permanecido intacto. A pesar del paso del tiempo, sigue siendo igual de convincente y rebosante de implicaciones filosóficas y existenciales.

Xenoblade Chronicles cuenta la historia de dos colosales titanes llamados Bionis y Mechonis, que se enfrentaron en la antigüedad en una épica batalla hasta que solo quedaron sus cadáveres. Desde entonces han permanecido inactivos, congelados como estatuas que sirven ahora de planetas glorificados para los nuevos seres que habitan sobre ellos. Pero su antigua guerra ha persistido en el tiempo y, eones después, la humanidad y el resto de criaturas biológicas que moran Bionis han sido atacadas por los Mechon, una raza de entidades mecánicas implacables del mundo de Mechonis.

Con este misterioso y emocionante telón de fondo y una historia reflexiva y hábilmente ejecutada de rebelión y resistencia, Xenoblade Chronicles nos ofrece un adorable elenco de personajes que afrontarán una lucha desesperada por la supervivencia de su tierra. Cada uno tiene algo que contar y todos conjugan entre sí de manera brillante, creciendo juntos a lo largo de la historia. Pero el verdadero protagonista de la aventura es Shulk, el líder del grupo. Un joven de personalidad profunda e intrigante que, tras ver su hogar destruido, es elegido por la legendaria espada Monado para repeler la invasión Mechon. Así, impulsado por su deseo de venganza, emprenderá junto a sus amigos un viaje para derrotar al Mechon y descubrir los secretos que se esconden detrás de su Monado, la única arma capaz de salvar Bionis de la extinción.

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Una vez a los mandos, los mundos de Xenoblade Chronicles simplemente piden perderse. Los escenarios, enormes por aquel entonces para un juego de Wii, siguen siendo abrumadores incluso para los estándares actuales. Además, desde el principio la aventura nos invita a la exploración para descubrir por nosotros mismos la variedad de biomas de un ecosistema que se siente interconectado, lo que es un verdadero placer gracias también a la hermosa banda sonora, de la que ya presumía el título inicial y que nos acompaña ahora remasterizada. En este sentido, el estudio ha acertado con la magnífica idea de incluir un selector que nos permite alternar entre las pistas del audio original y su reinterpretación.

Es una lástima que esta experiencia de deleite se vea empañada por un acabado visual decepcionante, sobre todo en modo portátil. Porque, aunque esta Definitive Edition ha recibido una completa actualización gráfica, cuando recorremos los escenarios da la sensación de que Monolith Soft ha dejado el trabajo a medio hacer en aras de un rendimiento fluido. Y es que ciertamente la velocidad de fotogramas por segundo es consistente en todo momento pero la resolución y las texturas de la mayoría de escenarios son realmente desilusionantes. Por el contrario, cabe destacar que las mejoras de la nueva alta definición son evidentes en otros muchos aspectos, como en algunas de las escenas o en el detalle los modelados de los protagonistas, que han recibido un rediseño más que notable. Una suerte que no han corrido el resto de personajes.

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Sería imposible seguir describiendo Xenoblade Chronicles sin mencionar su claro parecido con los clásicos MMO. Por ejemplo, en su combate en tiempo real que añade dinámicas por turnos; en sus misiones y en su sistema de recompensas que alienta al descubrimiento y a la experimentación. Igualmente, el titulo posee una cantidad ingente de contenido, con un mundo masivo y lleno de secretos; cientos de NPC dispuestos a ofrecernos misiones de búsqueda o asesinato; opciones de elaboración y personalización de objetos; y árboles de crecimiento de personajes y habilidades.

A lo largo de la aventura, Shulk y sus compañeros pasarán la mayor parte del tiempo luchando con los diversos enemigos que deambulan por el mapa y por eso Monolith puso todo su empeño en crear un sistema de batalla con estilo propio, que no solo se sintió como un soplo de aire fresco hace diez años sino que todavía logra distinguir a Xenoblade del resto de títulos.

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Así pues, en los combates de Xenoblade Chronicles: Definitive Edition solo controlaremos directamente a un personaje y el resto utilizarán automáticamente sus ataques básicos siempre que estén lo suficientemente cerca de un enemigo. Cada miembro del grupo cumple su propio rol y cuenta con habilidades especiales, conocidas como artes, que deberán enfriarse tras su uso. Algunas de estas artes actúan en conjunto con otras; otras aplican efectos adicionales en función de la posición del personaje y así un sinfín más de acciones, por lo que la táctica y trabajar en equipo serán cruciales en todo momento. Como añadido, en esta Edición Definitiva se nos hace la tarea más fácil gracias a que una exclamación nos indicará claramente qué técnicas pueden desencadenar sus efectos en cada momento y posicionamiento.

En resumidas cuentas la dinámica de cada enfrentamiento se centra en hacer daño, derribar o aturdir a nuestro adversario encadenando los diferentes ataques, artes y efectos. Al mismo tiempo deberemos tratar de cometer el menor número de errores posibles, ya que tendremos que controlar el «aggro» que generamos en los enemigos, una especie de contador de ira que si se sobrecarga hará que estos centren su furia sobre nuestros héroes más débiles.

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El golpe de efecto en los enfrentamientos nos lo concede la poderosa Monado, que nos otorgará la posibilidad de predecir el futuro y percibir cuando un rival está a punto de realizar un ataque devastador, dándonos la oportunidad de actuar en consecuencia para evitarlo o contrarrestarlo. Una mecánica que no se queda solo en un truco de batalla sino que se arraiga profundamente en la narrativa, interiorizando en los dilemas de Shulk a la hora de lidiar con estas visiones y comprender que doblegar el futuro tiene consecuencias, a veces, terribles.

A todo lo anterior hay que añadir un sinfín de detalles más. Por un lado la multitud de opciones a planificar antes de las batallas, esto es, gestionar los arboles de elementos que tienen que ver con la personalización y potenciación de las habilidades de los miembros del equipo; y por otro, un puñado más de variables durante la acción, como la mecánica de reactivación de salud, el enfoque y la moral de nuestros aliados o las propias características y patrones de cada monstruo.

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Con todo lo anterior resulta difícil de explicar lo divertido y adictivo que puede llegar a ser combatir en este juego. Las batallas se sienten estratégicas y caóticas al mismo tiempo. Y, si bien es cierto que este profundo sistema de combate recompensa el dominio de sus mecánicas, esto no es un problema ya que suena más complejo de lo que realmente es. Simplemente requiere un poco de paciencia para entender que la verdadera diversión reside en experimentar con las diferentes combinaciones de personajes, artes y combos disponibles.

De todas formas, si eres nuevo en la serie o simplemente has adquirido esta remasterización para completar el modo historia, en esta versión renovada puedes activar o desactivar en cualquier momento un modo casual, que se desbloquea cuando nos eliminan varias veces y que hace que el combate sea significativamente menos desafiante. Si por el contrario eres más osado o un veterano de la saga o de los JRPG, también dispones de un desafiante modo experto.

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Adicionalmente, esta Definitive Edition añade también un nuevo modo de juego, de estilo arena, en el que enfrentarnos a desafíos especiales para desbloquear nuevas recompensas. Cada reto nos somete a ciertas condiciones para afrontar varias oleadas de enemigos con el objetivo de alcanzar la mayor puntuación (teniéndose en cuenta el tiempo y otras bonificaciones). Sin duda una novedad interesante con la que probar diferentes estrategias de combate, pero que en la práctica se siente ajena al juego principal y nada ingeniosa.

La gran novedad de Xenoblade Chronicles: Definitive Edition es, sin duda, el epílogo titulado Futuros Conectados. Una aventura independiente y con su propio argumento que nos llevará a recorrer una región inmensa, con un excelente diseño y numerosos secretos, que corresponde al hombro de Bionis.

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En este relato, que tiene lugar un año después de la historia principal, seguiremos a un Shulk esta vez relegado a un papel secundario, Melia y dos de los hijos de Riki (Kino y Nene) para descubrir cómo el universo antes conocido se ha sumido en la posguerra. Desgraciadamente el guion que continúa a esta premisa no resulta memorable y se vuelve menos emocionante según se suceden los acontecimientos.

Pero esta trama subsiguiente no solo cuenta una nueva historia sino que trae consigo nuevas mecánicas y variaciones con respecto a lo visto en el juego principal. En el combate, que se ha simplificado, desaparecen las cadenas de ataques y la posibilidad de ver el futuro, por ejemplo; y fuera de él, contamos con menos opciones de personalización entre otras ausencias. En cambio, se añaden algunas mecánicas relacionadas con los ponspectores, unas pequeñas criaturas no jugables que nos ayudarán protegiéndonos, curándonos o realizando ataques devastadores.

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Quizás estas alteraciones no sean del gusto de todos los fans o simplemente se esperaba algo más a nivel argumental de este complemento, pero es que el listón estaba muy alto. De todas formas, aunque este no es perfecto tampoco defrauda, y nos garantiza aproximadamente 15 horas adicionales de divertidos enfrentamientos y vivencias fascinantes en el increíble mundo de Xenoblade Chronicles, lo cual es maravilloso.

Nuestra valoración

En última instancia, Xenoblade Chronicles: Definitive Edition, a pesar de las imperfecciones, cumple con lo esperado en todos los aspectos. Por un lado, manteniendo intacto lo que ya conocíamos: sus personajes entrañables, un innovador sistema de batalla (con un dulce equilibrio entre el riesgo y la recompensa) y una historia salvaje que mantendrá al jugador enganchado hasta el final. Por otro, corrigiendo algunos errores de la entrega original e introduciendo un nuevo capítulo, desafíos y opciones de dificultad. Sin olvidar las mejoras audiovisuales que, aunque escasas y erráticas (sobre todo si jugamos en el modo portátil), aportan la fluidez y el toque de brillo necesarios.

Por todo ello hablamos de una aventura excepcional, por la que el grandioso viaje de Shulk perdurará aún más en el tiempo.

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