Watch Dogs Legion
Análisis

'Watch Dogs Legion': Resistencia a la carta

Ubisoft aprende de sus errores con la tercera operación de DedSec

Julen pradas

Viernes, 6 de noviembre 2020, 11:10

Es innegable que el cambio de rumbo que Ubisoft ha emprendido en estos últimos años le ha sentado de maravilla. La franquicia Assassin's Creed ha prosperado con su nueva aproximación a los mundos abiertos, materializando dos de sus mejores iteraciones y Valhalla (que ... en breve aterrizará en nuestras consolas) tiene todos los ingredientes para convertirse en otro éxito.

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La saga Watch Dogs despertó mucho revuelo en su presentación del E3 2012. Sin embargo, su considerable retraso y el 'downgrade' gráfico a finales de generación (cuando compitió con el todopoderoso GTA V) lastraron su rendimiento comercial.

Con 'Watch Dogs 2', a finales de 2016, la multinacional francesa consiguió poner de acuerdo a la crítica y recibir comentarios muy positivos. Sus responsables se desmarcaron de las imprecisiones del juego original, lo que abrió la puerta a una tercera entrega.

Llegamos así a 'Watch Dogs Legion', que da un giro a la fórmula para articular un sandbox de posibilidades infinitas. Nos ubicamos en la ciudad de Londres con la misión de resucitar DedSec, el famoso grupo hacker desaparecido en los atentados del 'Dia Cero'. La urbe está controlada por Albion, una compañía de seguridad privada que vigila cualquier acto de vandalismo con su ingente red de drones. Esto a lo largo de ocho distritos, donde encontramos fielmente recreados los principales enclaves de la capital británica.

Conseguir levantar DedSec será duro porque empezamos en solitario: nuestra misión es reclutar a más efectivos para hacer frente a la opresión de Albion, lo que introduce el sistema 'Play As Anyone'. Como la resistencia, podremos manejar a cualquier NPC que nos encontremos por Londres, aunque antes habremos de convencerle de nuestra causa. Encontraremos gente afín a nuestros ideales (sencillos de reclutar) y otros que, aunque odian a DedSec, accederán tras prestarles cierta ayuda.

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Como podéis imaginar, esto pone a nuestro alcance un sinfín de personajes con su propia historia, habilidades, armas y vehículos más o menos útiles según la misión en curso. Por poner un ejemplo, el espía trae una pistola con silenciador, un reloj que anula armas enemigas y un coche deportivo. Por el contrario, hay transeúntes del montón, sin pistola ni utilitario de los que tirar. Con ellos cobra vital importancia desbloquear mejoras invirtiendo 'puntos de tecnología'. También debemos tener en cuenta que muchos de estos ciudadanos albergan atributos mejores o peores (daño, resistencia, destreza en el hackeo...).

En último término, llama la atención comprobar el detalle impreso a cada ciudadano, cómo va cambiando su opinión hacia DedSec en función de nuestras acciones. Como en cualquier juego de gestión de personajes, nos interesa tener una plantilla variada para cubrir todas las posibilidades: reclutar a alguien de Albion facilitará infiltrarnos en áreas donde la presencia de alguien ajeno sería motivo de alarma. A medida que avanza la trama nos 'obligan' a usar a determinados agentes propiciando giros de guión en los que temeremos por su vida. Y es que dependiendo del modo de juego que elijamos se contempla la muerte permanente de los personajes.

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Aunque el mapa de Londres es más pequeño que el de San Francisco en Watch Dogs 2, la libertad de acción se acrecienta. Ya no sólo tendremos la opción de entrar por puertas y ventanas; también por el aire, gracias a las plataformas de los drones. Incluso infiltrarnos haciéndonos pasar por médicos u obreros. De hecho, la trama arranca con la infiltración de un agente del MI6 en el palacio de Westminster (al más puro estilo 007). Allí suceden los hechos que desencadenarán el mentado Dia Cero y el sometimiento de Londres a manos de Albion.

El argumento parece a priori manido, pero sus giros y la variedad de las misiones hacen que no se sienta pesado ni tengamos la sensación de ir de aquí para allá sin hacer nada concreto. Algo muy de agradecer en estos tiempos donde los mundos abiertos terminan saturándonos de 'recados' soporíferos. Eliminar a un VIP, hackear un servidor de ctOS o tomas fotos indiscretas nos ayudará a liberar distritos y finalmente descubrir quién se encuentra detrás de los atentados.

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Como en todo buen sandbox (mucho más siendo Ubisoft) no pueden faltar los coleccionables. Incluso en cantidades exageradas, donde leer y escuchar documentos termina siendo algo cansado, pero que añade profundidad al universo de Watch Dogs. Esto no quita para que el juego nos llegue desprovisto de opciones como el multijugador, que no estará listo hasta diciembre.

Por supuesto también encontramos fallos, aunque ninguno que nos haya estropeado la experiencia: peatones kamikaze que se lanzan contra el coche; agentes de Albion con visión de rayos equis (os detectarán aunque os pongáis la capa de camuflaje)... Nada que Ubisoft no pueda corregir con parches.

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Uno de éstos traerá la actualización gratuita del juego a las versiones next-gen, permitiéndose traspasar nuestros progresos. Informaremos sobre estas mejoras tan pronto como estén disponibles.

Nuestra valoración

Watch Dogs Legion es, por derecho propio, el mejor de la saga. Aprender de los errores y potenciar los aciertos suele ser más fácil de decir que de hacer, pero en esta ocasión Ubisoft ha sabido dar con la tecla.

La localización de una Londres futurista enamora tanto como el reclutamiento de agentes para confeccionar una plantilla al gusto. Solamente le ponemos un lunar: no llegar 'completo' al lanzamiento, teniendo que esperar para hincar el diente al multijugador.

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