Los incondicionales del erizo azul llevamos varios lustros padeciendo las idas y venidas de sus máximos responsables. Tras las dos formidables entregas de Sonic Adventure, los otrora comandados por Yuji Naka han dado palos de ciego intentando encontrar la fórmula perfecta para las correrías ... modernas del personaje.
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'Sonic Heroes' podría considerarse el primer traspiés, seguido por el tremebundo 'Sonic the Hedgehog' (2006), la adaptación al videojuego de la serie de animación 'Sonic Boom' o el anodino 'Sonic Forces'. Claro que en el historial reciente de la mascota también encontramos joyas como 'Sonic Generations' o el cuasi desapercibido 'Sonic Colors', lanzado para Wii en 2010.
La remasterización de este último es lo que propone SEGA para celebrar el trigésimo aniversario de Sonic. Bajo la coletilla 'Ultimate', Blind Squirrel Games nos devuelve al parque de atracciones galáctico en que Eggman ha capturado a una raza de simpáticos (y poderosos) alienígenas: los 'Wisps'. Nuestro cometido será liberarlos al tiempo que hacemos buen uso de sus habilidades: desde perforar el suelo hasta sobrevolar los escenarios, pasando por adherirnos a superficies verticales e incluso atravesarlas, gracias a la inclusión de una nueva criatura (el Wisp de Jade).
Los recién llegados os preguntaréis (con razón) si dichas florituras no entorpecen el avance frenético al que nos tiene acostumbrados el protagonista antropomórfico. Mayormente no: los poderes se diseñaron para integrarse orgánicamente en la sucesión de loopings, rebotes y saltos, lo que arroja sensaciones muy satisfactorias a los mandos. Cuestión distinta son las fases en que se nos pide no tirar de suela y salvar abismos entre plataformas dispuestas al milímetro. Aquí hemos lamentado ciertas imprecisiones en el control que, no obstante, distan de los inconvenientes aparejados a los giroscopios del Wiimote. El juego gana muchos enteros precisamente por no imponernos unos aspavientos que, a menudo, nos condenaban a repetir las secciones más farragosas del desarrollo.
Sonic Colors Ultimate resulta entonces un título más accesible. También por añadidos como la invencibilidad al recolectar un centenar de anillos, las continuaciones ilimitadas desde el último punto de control y el apoyo inestimable de Tails (ítem mediante), quien nos devuelve a la última plataforma segura en caso de perecer. Con todo, los amantes del género no tendrán ningún problema en completar los seis mundos que componen la aventura, lo que puede lograrse en unas seis o siete horas. El verdadero reto, como en tantos otros representantes del género, radica en escudriñar unas fases que parecen lineales pero que no lo son en absoluto: encierran infinidad de atajos y rutas alternativas a las que muchas veces no podremos sacar provecho si no es en la segunda o tercera vuelta, conforme desbloqueamos cada uno de los 9 Wisps presentes. Es más, Blind Squirrel ha retocado algunos niveles para que podamos trastear con el mentado alienígena de jade, algo muy de agradecer para quien ya conociese los recorridos al dedillo.
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Otra razón para repetir mundos es coleccionar los 'tokens' del parque diseminados para canjearlos por ítems de personalización dispuestos en la tienda del juego: auras, zapatillas, guantes e incluso imágenes de jugador consagradas a las grandes franquicias de SEGA (muchas de las cuales figuran entre las más anheladas por la comunidad). Además, cada fase alberga varios anillos rojos, indispensables para desbloquear una novedad de peso en Ultimate: el modo 'Rival Rush', que nos enfrenta a Metal Sonic en contrarrelojes de infarto para obtener recompensas adicionales.
Pero el mayor cambio de cuantos nos ocupan se da en el plano visual. El nuevo sistema de iluminación, las mejoras de texturas o el despliegue a resolución 4K y 60 frames por segundo (salvo en Switch) hacen de Colors un plataformas más que digno en las plataformas actuales. Cierto que no llegamos a olvidarnos de la máquina en la que se concibió, pero no cabe otra que aplaudir a los integrantes del estudio californiano, responsables de los también laureados 'Bioshock: The Collection' y 'Mass Effect Legendary Edition'.
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Ahora bien, desconocemos el motivo por el que no se ha aplicado el mismo tratamiento a las secuencias pregrabadas, tan faltas de resolución como cuantiosas. En su momento, Sonic Team pretendió lo más parecido a un capítulo de animación en el que Sonic, Tails y compañía soltaban sus chascarrillos típicos frente a un furibundo Eggman. Diálogos que en su momento tan sólo pudimos disfrutar en inglés pero que aquí se han doblado íntegramente al castellano. Incluidos los comentarios de nuestro rival durante el transcurso de las partidas, capaces de dibujarnos una sonrisa pese a repetirse más que el ajo. La banda sonora del juego, alegre y muy acorde a cada planeta, también se ha remezclado para nuestro deleite.
Sonic Colors Ultimate recupera una de las mejores entregas tridimensionales de Sonic bajo resolución 4K, a 60 frames por segundo y con un motor de iluminación actual. Refina los controles (dejándonos configurar los botones a nuestro antojo) y añade horas de juego en forma de coleccionables, niveles retocados e incluso una modalidad por desbloquear.
La falta de pulido en las secuencias cinemáticas y los cortes de ritmo que imponen los segmentos más pausados del gameplay resultan sus únicos peros; insuficientes para renegar del trabajo de Blind Squirrel Games.
Tras esto, solo queda preguntarse si la próxima empresa del Sonic Team (apodada en clave 'Sonic Rangers') dará con la tecla o si por el contrario volverá a suponer una decepción para los fanáticos del erizo más querido del videojuego.
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