'A Plague Tale: Requiem' huele a juego del año

Asobo Studio es una desarrolladora francesa encargada de realizar adaptaciones de diferentes películas de Pixar y la versión 2020 de 'Microsoft Flight Simulator'. En 2019 sorprendió al mundo con una aventura preciosista de carácter lineal ('A Plague Tale'), centrada fundamentalmente en el sigilo y con toques de acción, de la cual no esperábamos nada hasta que la tuvimos entre manos.

De primeras deslumbraba con un trabajado apartado artístico: era evidente que no había un gran presupuesto detrás, y eso hacía aún más admirable su propuesta. Jugablemente no era la gran cosa, pero estaba tan bien narrado y su efecto de inmersión era tan potente que poco importaban los aspectos menos pulidos del juego. La euforia sacudió las redes ante el anuncio de una secuela.

'A Plague Tale: Requiem' conserva esa ambientación tan cruda estilo 'dark fantasy', contada desde la perspectiva de dos niños: Amicia y Hugo. Este enfoque de fábula seria, que intenta recrear la amargura de dos criaturas inocentes en un mundo de adultos, es uno de los principales encantos de la historia. Apenas hay lugar aquí para protagonistas empoderados y experimentados en el arte de la guerra, aunque es de recibo el notorio crecimiento y madurez de nuestra entrañable pareja de héroes.

Este 'coming-of-age', como digo, viene reflejado también a nivel de mecánicas: el elenco de opciones para la acción es algo más variado que en la primera entrega. Amicia es mucho más efectiva y despiadada en combate, y Hugo (sin entrar en spoilers) tiene menos problemas a la hora de controlar su peculiar estado. Nuestros conocimientos de alquimia son notoriamente superiores y ahora, dada la disparidad de acciones, el combate está mucho más enfocado en la estrategia que en el 'hit and run' del anterior. Además, los puzles son el pan de cada día como sustitutivo de las ratas del primer juego (que, por supuesto, vuelven).

La narración mantiene ese enfoque cinematográfico en tercera persona con la cámara a las espaldas del personaje; perspectiva que recuerda mucho a títulos como 'The Last of Us' o 'God of War'. Todo esto se beneficia de escenarios más abiertos y elaborados, donde el factor de explotación cobra más importancia. Tenemos, además, muchas posibilidades de movimiento a la hora de encarar los enfrentamientos, así como rutas alternativas que nos llevarán a encontrar recursos y secretos.

Como añadido a las opciones estratégicas, podemos ordenar a nuestros compañeros que realicen ciertas actividades. Cada una de estas acciones varía según el personaje disponible en el momento y resultan muy diferentes entre sí, por lo que nuestra forma de jugar cambiará según el acompañante en cuestión. Podemos, por ejemplo, enviarle a que aniquile a un enemigo (teniendo en cuenta que el ruido producido alertará a otras amenazas próximas).

Al apostar por la linealidad en detrimento de un mundo abierto, todos los elementos del juego están medidos al milímetro: el universo está plagado de detalles que potencian la historia contada a través de diálogos, las cinemáticas no saturan al jugador y la banda sonora de Olivier Derivière ('Alone in the Dark, 2009') nos regala algunas de sus mejores composiciones hasta el momento.

A pesar de su origen modesto, Requiem es uno de los títulos más ambiciosos lanzados este año. Sin duda lo veremos en diversos festivales de premios y será de los más sonados en el catálogo de la presente generación. No defraudará a quienes disfrutaron de la primera parte y sorprenderá para bien a los neófitos.