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marc fernández
Miércoles, 28 de abril 2021, 10:16
El historial de Yoko Taro es bien curioso: mucho antes de su último blockbuster ('NieR: Automata') dirigió la extinta desarrolladora Cavia, conocida entre el público nicho por ser los hacedores de la franquicia Drakengard, una turbulenta fábula que combinaba lo mejor de la fantasía ... oscura con mecánicas del action-RPG japonés. Iniciada durante el reinado de PlayStation 2, su presencia en Occidente fue prácticamente nula, culminando la saga con una modesta tercera entrega (allá por 2013) que pasó sin pena ni gloria.
Más allá de su estrecho margen de producción y ventas, se notaba que, tras el telón, había alguien que sabía contar historias. Más pronto que tarde aparecería el preludio que daría un impulso a su carrera dentro del mundo de los videojuegos. 'NieR' fue un experimento que no salió del todo como debería: el capital de la compañía aún era bajo (pese a tener a un gigante como Square Enix detrás) y la barrera entre Oriente y Occidente cuasi insalvable; bajo estas condiciones surgieron 'Gestalt' y 'Replicant', versiones europea y japonesa respectivamente en las que, aún con claros paralelismos en la historia, el diseño de los personajes se adaptada a las corrientes geoculturales del momento.
Obviamente Replicant fue la visión original del autor, protagonizada por el arquetipo de personaje fetiche de los nipones: asexuado, de rasgos finos y personalidad sensible, muy característico de otras obras de corte similar. En Gestalt, por el contrario, representábamos a un forzudo hiper masculinizado y bien dotado (en cuanto a pertrechos se refiere). Amargo en lo técnico y dulce en narrativa, este primer molde de NieR serviría para sentar las bases de su posterior magnum opus, en colaboración con Platinum Games.
Es lógico que, tras el éxito inesperado de Automata (5,5 millones de copias vendidas y subiendo), Square se haya atrevido a recontextualizar, en forma de remaster, la obra original. Aún así, Yoko Taro no está tan seguro de que su primogénito se acerque siquiera a pisarle los talones a 2B y 9S: «Las ventas de NieR Automata fueron una casualidad, y ninguno de mis anteriores trabajos ha vendido de alguna manera que merezca mención». La sinceridad del creativo atañe a cuestiones más bien subjetivas con respecto al potencial de compra, pero no desmerece ni mucho menos el trabajo realizado con la reciente versión 1.22474487139...
La labor de Square Enix con la vuelta de Nier Replicant ha resultado en una de las mejores remasterizaciones que mis manos han tenido el placer de disfrutar. Aunque técnicamente no se trate de un 'remake' propiamente dicho, en apariencia y resultado produce las mismas sensaciones. La diferencia no es simplemente gráfica: ha habido un trabajo inmenso de reestructuración en cuanto a diseño de personajes e incluso a nivel jugable, llevando la obra original a encontrarse con su verdadero 'yo'.
Aún con las limitaciones obvias por tratarse de un videojuego con más de una década de historia, Replicant sigue siendo más que disfrutable en todos los sentidos, no solo en el narrativo; y significativamente por encima del original, un frustrante estropicio técnico transformado por el constante movimiento tecnológico en un 'action jrpg' con más que suficientes motivos de compra. El control del personaje en los combates es limpio y frenético, y su renovado aspecto gráfico se libra de los contaminantes visuales que acaecían en el pasado.
Ahora los orígenes de Automata pueden rastrearse claramente: esos espacios distópicos semiabiertos en los que nos embarcamos a lo largo de la aventura, y la peculiar caracterización de los elementos del mundo, son el santo y seña del autor, cuya obscura psicología disfruta ofreciéndonos unos personajes torturados, que avanzan por teatros vacíos de toda esperanza. La trama de NieR se va volviendo cada vez más cruenta según suenan las pistas de la maravillosa banda sonora de Keiichi Otabe, y las manifiestas inspiraciones de las que bebe su universo ('Ocarina of Time', 'Ico'…) repiquetean en cada fragmento del juego.
Replicant juega con sangre y sombras mientras ofrece una experiencia completamente remodelada del original. El sistema de combate goza de nuevas aplicaciones y ajustes: tenemos más combos disponibles y, a nivel estético, el 'Grimoire Weiss' que nos acompaña adopta el rol de los bots del juego de Platinum (ahora está siempre visible cuando antes solo aparecía durante la ejecución de magias). Además, las cámaras del juego siguen ofreciendo un enfoque multi género durante los momentos de acción y el comando de esquiva funciona (casi) tan bien como el de Automata, asegurando un mayor nivel de frenetismo en los combates cuerpo a cuerpo.
Finalmente, el rendimiento es infinitamente superior aquí. Incluso podría decirse que la dificultad del juego se ve atenuada por este cúmulo de factores positivos, por lo que se antoja recomendable saltar presto a los modos más elevados. El único 'pero' achacable sería darle la razón a Yoko Taro y entender que sus limitaciones como producto de nicho pueden despertar la crítica de quienes busquen un nivel semejante al de su secuela (algo objetivamente inviable). NieR Replicant toca muchos palos a nivel jugable, y de manera bastante solvente, pero no llega a profundizar en ninguno de ellos, ni como hack and slash, ni como juego de rol. No por ello deja de ser un producto menos recomendable a aquellos afines al género. Se erige así como una rara avis que pone un punto y aparte a la hora de valorar las remasterizaciones que están por llegar.
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