'Monster Hunter Rise': El do de pecho de Nintendo Switch

'Monster Hunter: Rise' cumple como perfecto análogo de la versión de PS4 en Switch: la versátil consola de Nintendo no hace más que sorprender a los escépticos frente a cada reto que se le presenta. Si hablo de Rise como un análogo directo de World es porque el término 'hermano menor' (con que solemos denominar a los spin-off portátiles) se queda corto.

Mis sensaciones, como incondicional de la saga, no pueden ser más positivas: se trata de una iteración que adapta todo el sistema de juego que le precede, perfilando sus mecánicas, desde las más básicas e imperceptibles, hasta el mundo que contextualiza la aventura.

El concepto de juego sigue siendo el mismo de siempre: encarnamos a una cazadora (o cazador) neófita pero bien entrenada, que debe frenar a la palestra de criaturas que amenazan su aldea. Las matanzas siempre se realizan de una en una, accediendo a ellas mediante el gestor de misiones del gremio. Para todas tenemos un límite de 50 minutos, que nos fuerza a optimizar nuestro equipo y habilidades de combate al máximo.

Nuestro agente, 100% personalizado, cuenta un arsenal a gusto del consumidor: se nos permite variar de cacería en cacería, según el bicho a fumigar o nuestras preferencias. Además, cada instrumento alberga cierto nivel de complejidad y funciona bajo sus propias leyes. Aprender a dominarlos todos puede suponer una gran ventaja, pero requerirá horas de práctica en los tutoriales (o tirar se ensayo y error en las misiones).

Nuestro equipo puede mejorarse gracias a los botines obtenidos durante las cacerías y tareas secundarias. La escalada dificultad exige al jugador no moverse a ciegas a través del primitivo mundo de Monster Hunter (el conocimiento táctico es cosa nuestra) y la ignorancia puede marcar la diferencia entre la victoria y la derrota. Así, conviene interiorizar la utilidad de cada objeto del inventario, las mecánicas ocultas de cada arma, los patrones de ataque del monstruo y sus debilidades...

El farmeo, por tanto, es otro de los fundamentos que vemos mejor explotados. Además de las cacerías, disponemos de varias misiones secundarias de índole más casual, la mayoría centradas en la recolección de utensilios de la naturaleza, que conservan determinado valor de cambio por otras mercancías de utilidad práctica. Además de guerreros, también somos productores de nuestros propios ítems de consumo privado: pociones y antídotos corren a nuestro cargo, aunque siempre contamos con algunos víveres base proporcionados por el gremio para amenizar las batidas.

En cuanto a su factura técnica, Rise luce como pocos exclusivos de la plataforma híbrida. El nivel de detalle del amplio mundo no tiene nada que envidiar al resto de títulos de la misma talla presupuestaria, tanto en los entornos como en los modelados de personajes y criaturas. Poco más podríamos exigir a semejante demostración de músculo gráfico. Tampoco he percibido 'bugs' o graves defectos en la I.A. enemiga que enturbien la experiencia de juego.

Monster Hunter Rise es un producto redondo tanto para conocedores de la saga como curiosos. Además, la implementación de su multijugador (online y local) multiplica la diversión y vuelve a Switch la plataforma ideal para exprimir todas las capacidades sociales del título. No cabe duda de que seguiremos hablando de él durante mucho tiempo.