'Mario Strikers Battle League Football': El fútbol más divertido llega a Nintendo Switch

Quince años después de pisar el césped por última vez, Mario vuelve a calzarse las botas con 'Mario Strikers Battle League Football' para la celebérrima Nintendo Switch. Un título igualmente soberbio que evidencia el interés de los de Kioto por la escena competitiva. También por los desarrollos a largo plazo, que llegan al mercado escuetos de contenido con vistas a recibirlo periódica y gratuitamente. Acabamos de verlo con 'Nintendo Switch Sports', donde echamos en falta más disciplinas.

El gran pero de Battle League pasa por las opciones para un jugador. Puede que la franquicia nunca haya destacado en el single player, pero aquí no hay desafíos que valgan para alargar la vida útil del juego: únicamente un exhaustivo tutorial y las pertinentes copas en dificultad creciente. Cada cual nos pide disputar tres partidos (o más, si no andamos muy finos con el balón), recompensándonos con cierta cantidad de monedas que invertir en equipamiento para nuestros integrantes de equipo.

No existe por tanto el manido aliciente de desbloquear personajes o escenarios conforme pasamos horas a los mandos, ya que todos se encuentran desbloqueados de inicio. Un total de 10 caras conocidas con sus respectivos atributos (velocidad, fuerza, pase, tiro y técnica): Mario vuelve a representar la versatilidad, mientras que Toad o Peach vuelan como el rayo, Luigi demuestra su agilidad en los pases y Bowser tira de imponencia física para acometer entradas imparables. Tanto, que supondrían una roja directa en cualquier partido al uso.

Por suerte para nosotros, el fútbol de Mario (renombrado como 'Strike') no entiende de reglas y permite estampas tan inverosímiles como la de ver rodar bombas, cáscaras de plátano y caparazones por el terreno de juego. Ítems capaces de cambiar las tornas en cuestión de segundos y que se complementan con el 'orbe strike', una esfera (similar a los golpes especiales de Super Smash Bros.) con la que ejecutar 'hipertrallazos'. Estos tiros a puerta demoledores pondrán a prueba al portero contrario si demostramos nuestros reflejos en un conciso minijuego. ¿El premio? Un gol que contará doble en el marcador.

Visto lo visto, podría pensarse que estamos ante un Mario Kart futbolero, pero nada más lejos de la realidad: la gran baza de esta entrega es un esquema de control más profundo de lo que podría parecer; hasta tal punto que dominarlo permite contrarrestar cualquier desventaja en que nos sumerja el objeto especial de turno. La propia inteligencia artificial, sin necesidad de que probemos suerte en los partidos libres online, ya deja muestras de las virguerías que pueden lograrse con el balón si se sabe ejecutar el movimiento preciso en el momento justo. Tenemos tiros básicos, cargados y dirigidos, pases rasos y altos, regates con y sin balón, entradas básicas o cargadas que podemos cancelar, pases y tiros al primer toque... Incluso técnicas avanzadas como los pases al hueco, la cancelación de tiros cargados o las entradas en equipo, donde arremetemos contra un compañero para avasallar al rival en un pertinente efecto cadena.

Con tal cantidad de opciones, los primeros partidos pueden hacérsenos algo cuesta arriba, pero en realidad todas obedecen a la lógica y no tardaremos en dominarlas como si tal cosa. Algo fundamental, como decíamos, para no morder el polvo frente a los adversarios más avezados de la red. Parece claro entonces que no tardaremos en ver a Battle League Football en los eSports (al menos parece diseñado ex profeso).

La otra piedra angular del nuevo Strikers es el modo de clubes, donde crear o unirnos a uno bajo la indumentaria, el estadio y las reglas que se establezcan de antemano. Hasta podemos fijar la región y política del club (mera diversión, jugar para ganar o mejorar, hacerlo en un idioma concreto...) junto a sus requisitos de acceso. La modalidad se estructura en temporadas donde los clubes compiten para ganar puntos y promocionar de división, obteniendo mejoras exclusivas en el proceso.

Con todo, las mayores cotas de diversión siguen residiendo en el juego con amigos (hasta 8 en una sola consola o interconectando cuatro en modo local u online). El placer de colar el esférico en la portería de nuestros colegas o de darle la vuelta al marcador en los últimos segundos asegura risas y piques de los que hacía tiempo no protagonizábamos frente al televisor.

En materia técnica el título se antoja cumplidor, si bien algunos dientes de sierra cantan más de lo que nos gustaría y la necesidad de alejar la cámara impide apreciar el excelente diseño de personajes o los detalles de unos escenarios que no consiguen diferenciarse en exceso. ¿Lo mejor? Las divertidas secuencias de celebración y disparo a puerta, contando cada habitante del Reino Champiñón con sus propias animaciones. Los efectos de sonido (habituales vocecillas inclusive) convencen más que una banda sonora, por su parte, algo anodina y repetitiva.