
De primeras, 'Mario Party Superstars' se antoja otro de esos proyectos improvisados por Nintendo para copar el catálogo de su consola híbrida. Un homenaje a la franquicia que encumbró el género del 'party game', donde un grupo de amigos deben avanzar por las casillas de un tablero al tiempo que compiten en sencillos minijuegos.
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Poco importa el 'relleno' cuando las mecánicas sobre las que se fundamenta resultan sólidas como una roca: Superstars recupera cinco tableros míticos de la trilogía Mario Party para Nintendo 64, además de albergar un centenar de pruebas extraídas de las distintas entregas de sobremesa aparecidas hasta la fecha. ¿Estamos pues ante un producto concebido exclusivamente para incondicionales de la serie? Ni mucho menos.
Al prescindirse de las novedades metidas con calzador en las últimas iteraciones, la propuesta de Mario Party se manifiesta en su formato más llano: el de la diversión inmediata a base de pulsar, a lo sumo, un par de botones. No hay cabida aquí para los giroscopios de Wii o la jugabilidad asimétrica de Wii U, por lo que cualquiera puede agarrar el mando y ponerse a jugar como si tal cosa.
Cada tablero incluido preserva las variaciones de su homónimo en 64 bits, lo que garantiza que no haya dos vueltas iguales y la necesidad de avanzar con cabeza para agenciarse el mayor número de estrellas (condición indispensable para alzarnos campeones). Sí que se han añadido mejoras de 'calidad de vida' en los compases iniciales de la partida. Además de la dificultad de cada oponente controlado por la máquina y el número de rondas, se nos deja elegir si aplicarán estrellas de bonificación (o por el contrario preferimos que el vendedor lo sea únicamente en base a su habilidad); si cada juego se introducirá con la explicación interactiva de marras o si los menos duchos parten con ventaja.
Puestos a personalizar las partidas, Superstars también permite determinar el tipo de minijuegos que aparecerán: todos, únicamente los de índole familiar, de acción, de habilidad, los aparecidos en Nintendo 64 o los exclusivos para Nintendo GameCube (de Mario Party 4 a 7). El resultado, junto a la opción de acelerar las intervenciones de los peones no controlables, son unas sesiones de juego mucho más ágiles y placenteras. Tanto, que uno se pregunta por qué hemos tenido que esperar dos décadas para que se implanten determinadas opciones.
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Otra de estas últimas es la posibilidad de suspender un tablero al jugar con amigos, pudiendo retomar la partida al comienzo del último turno en disputa siempre que queramos. De esta forma no es necesario buscar el momento idóneo (cuando dispongamos de al menos 30 minutos libres de responsabilidades o distracciones) para embarcarnos en el festival de piques e improperios de turno.
Sobre los tableros en sí, son (de lo mejorcito) todos los que están, aunque obviamente no están todos los que son. El modo principal se antoja así algo escaso, habiéndose podido incluir algunos de los escenarios transitados en el cubo de Nintendo. El número de minijuegos sí parece más que suficiente para mantenernos entretenidos durante semanas: NDcube ha escogido con tino aquellos retos en los que todo el mundo piensa cuando se le viene a la mente esta franquicia ('Pelotas de choque', 'Arreglo de cara', 'El mamotreto'...). Sí, algunas inclusiones resultan difícilmente justificables, pero constituyen la excepción que confirma la regla.
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Otro gran acierto de Superstars es la presencia de una modalidad en línea con todas las de la ley. Si en 'Super Mario Party' (la anterior entrega para Switch) la cosa quedó un poco descafeinada, aquí podremos competir con amigos o desconocidos alrededor del globo en partidas completas sobre el tablero. Sin chat de voz que valga, pero pudiendo manifestar nuestro regocijo (o descontento) mediante expresivas pegatinas. La idea es buena, pero a menudo se tarda demasiado en seleccionar la que nos interesa, por lo que no tiene razón de ser cuando la impresionamos en pantalla.
Las opciones online se extienden también a la modalidad secundaria del software: el Monte Minijuegos. Aquí encontramos desafíos diarios basados en sets de minijuegos preestablecidos, un modo supervivencia en el que encadenar victorias frente a desconocidos, competiciones por el mayor número de monedas, un modo de juego libre (donde seleccionar pruebas concretas) y un apartado de 'deportes y puzles' que nos invita a mejorar nuestro 'nivel de habilidad'. Todo lo anterior también puede disfrutarse en multijugador local con una o varias consolas, cuando se habilitan las opciones 'Por parejas' (minijuegos de 2 contra 2) y 'Desafío a tres' (minijuegos de 1 contra 3').
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Para alargar la vida útil del título, los desarrolladores han implementado un sistema de niveles con el que desbloquear opciones e ítems en la tienda de Toad. Estos últimos los adquirimos, obviamente, consiguiendo monedas en el transcurso de las partidas. Encontramos pegatinas, nuevos diseños para nuestra tarjeta de jugador, temas musicales y las páginas de una enciclopedia que repasa cada uno de los títulos numerados de la IP. No esperéis curiosidades ni un repaso exhaustivo, sino apenas tres líneas de texto por juego, personaje o tablero; una oportunidad perdida para honrar como se merece al fenómeno Mario Party. De hecho, no se entiende la nula referencia a sus entregas portátiles o al propio Super Mario Party, como si los de Kioto pretendiesen hacer ver que nunca vieron la luz del día.
A nivel visual, Superstars es el Mario Party más bonito hasta la fecha: coloridas redondeces que brillan con luz propia tanto en sobremesa como en el flamante panel de Switch modelo OLED. Poco que objetar salvo alguna sombra problemática, lo que para nada empaña la calidad de un título en el que los gráficos terminan siendo lo de menos. Esto no impide que nos asombremos al comparar las versiones originales de los minijuegos con sus puestas al día: en nuestra mente no lucían tan rudimentarios, pero suponemos que el paso del tiempo es implacable. La banda sonora, por su parte, sigue la tónica general de la serie: melodías alegres que consiguen ponernos de los nervios cuando toca, lo que de algún modo contribuye al jolgorio general.
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Nadie puede negar que los tableros y minijuegos de Mario Party Superstars resultan tremendamente divertidos, sin embargo, como homenaje a una franquicia tan dilatada (por números y ausencias) se queda algo corto.
Con todo, la configuración de partidas a nuestro gusto y un sólido componente online juegan a su favor y lo posicionan como uno de los mejores multiplayer del catálogo de Switch.
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