'Hitman 3': El agente del caos

Suele ser buena señal que a uno la fórmula básica de un juego le acabe dando más o menos igual porque se lo está pasando como un enano con todo lo que la rodea. Al fin y al cabo la clave del videojuego como género es su interactividad, lo que hacemos con él; si de por sí nos debería importar poco lo que un autor tenga que decir sobre su obra, en un juego ese desdén debería ser casi obligatorio.

Entra sin llamar la atención, elimina tu objetivo lo más rápidamente posible, sal discretamente. Ésa es, sobre el papel, la premisa de 'Hitman 3', el nuevo juego de IO Interactive que una vez más nos pone en la piel del asesino profesional Agente 47. La fórmula básica es más o menos conocida: un juego de sigilo y acción en tercera persona cuyo protagonista debe encontrar una forma de infiltrarse en cada nivel para asesinar su marca. Para ello contamos, para empezar, con las armas esperables en un asesino (alambre de estrangular, pistola y tal), sumadas a multitud de objetos que nos encontramos en sus niveles (herramientas, armas improvisadas, venenos y toda clase de peligros ambientales).

Pero sobre todo, contamos con las capacidades especiales de 47, que a todos los efectos es un superhombre. 47 tiene un sexto sentido que le permite situar en el espacio a través de puertas y paredes al resto de personas, con una marca especial sobre sus objetivos y otros personajes especiales. Pero sobre todo es un especialista del disfraz: podemos noquear básicamente a cualquiera y ponernos su ropa, y el resto del mundo nos verá exactamente igual que si fuéramos la persona en cuestión.

Esta capacidad única de infiltración es la mejor arma para causar el caos: con suficiente cautela y paciencia, podemos hacernos pasar por cualquiera y entrar en cualquier parte para causar el caos. Y gracias a todas estas herramientas a nuestro alcance, la fórmula que en teoría nos propone el juego (entrar, matar, salir) es lo de menos. Uno entra por la emoción del sigilo y la caza, pero se queda por la sensación de que cada personaje esconde un secreto y que cualquier cosa puede ocurrir.

Hitman 3 es uno de los ejemplos más brillantes que he visto de jugabilidad emergente. Por explicar el concepto: en diseño de videojuegos, un elemento emergente es aquél que surge del juego sin estar 'guionizado', planeado de antemano, sino que lo genera el jugador con las mecánicas a su alcance. A veces ocurre para sorpresa del diseñador, pero los mejores ejemplos son aquellos en los que la improvisación está en realidad planeada al dedillo. Los Hitman de IO Interactive están todos diseñados así, y es en la improvisación y sorpresa continuas donde mejor se desenvuelven.

Vamos a aclararlo con un ejemplo. En una de las misiones del tutorial (no quiero meterme en territorio de spoilers) hay que asesinar a un ladrón de guante blanco que está dando una fiesta en su yate. El objetivo está rodeado de servicio, seguridad, invitados y aduladores varios, por lo que pegarle un tiro está fuera de la cuestión; hay que lograr aislarlo o encontrar una forma tan creativa como discreta de matarlo a vista de todos. En uno de mis experimentos, disfrazado de guardia de seguridad hice saltar una alarma y me escondí en su despacho. Lo atraje al baño y allí lo estrangulé. Hasta ahí, bastante normal: lo esperable de un asesino profesional, supongo.

Sin embargo, en otro intento (sí, hice el nivel varias veces para probar cosas raras) envenené su copa con un veneno emético. El baño más cercano (al que supuse iría a vomitar) estaba justo al pie de las escaleras que daban a la cubierta más alta, donde se situaban la cabina del capitán y las barcas de emergencia. El objetivo se bebió la copa, y efectivamente pareció ir camino al baño con ciertas prisas; pero me di cuenta de que estaba pasando justo por debajo de una de las barcas, y que yo llevaba en mi inventario una palanqueta. No pude resistirme a romper la cadena de seguridad de la barca y ver cómo ésta aplastaba en su caída al pobre desgraciado.

Todos los niveles del juego se construyen así: hay muchas vías distintas para «acceder» (ejem) al objetivo; muchas herramientas y armas desperdigadas. A eso hay que sumarle la inteligencia artificial del resto de personajes que pueblan cada fase, que también van a lo suyo y se acaban convirtiendo en útiles (involuntarios) del caos. Así podemos poner en marcha toda clase de planes retorcidos: convocar a un objetivo a una reunión falsa, hacerle correr a una habitación de seguridad al activar una alarma antiincendios, lograr que quiera celebrar algo bebiendo de una copa que previamente hemos envenenado, atraerle a una barandilla desde la que empujarle, ahogarlo en el wáter… Se hacen ustedes una idea.

De esta forma, cada nivel de Hitman 3 es una especie de juego en sí mismo, un sandbox único con 'reglas' distintas, dado que cada espacio tiene sus propias dinámicas, particularidades y habitantes. Un auténtico prodigio de diseño de niveles y diseño de juego en el que, tras jugar durante una docena de horas, uno sigue teniendo la sensación de no haber hecho sino rascar la superficie. Y para quienes busquen un reto, el juego ofrece también numerosos desafíos específicos para cada nivel, así como leaderboards mundiales para competir por ser el mejor en cada fase, tanto en estilo como en pura velocidad.

Resulta, para poner la guinda en el pastel, que a pesar de mantener algunos clichés típicos del género de espías en general y de Hitman en particular, Hitman 3 está bastante bien escrito. O mejor dicho: está diseñado también para favorecer la narrativa emergente; el juego está sembrado de pequeñas historias aquí y allá que uno puede descubrir o no, explorar o no, y sobre todo interpretar cada cual a su manera. En algunos niveles es habitual encontrarte que estás posponiendo la misión en sí porque están pasando cosas de las que quieres enterarte. Hay uno en particular (no quiero dar detalles) en el que te ves envuelto en un misterio hitchcockiano, un 'whodunnit' que recuerda a la reciente (y divertidísima) 'Cuchillos por la espalda'. Un nivel brillante que se recordará por mucho, mucho tiempo.

Quizá esto pueda generar una pequeña disonancia narrativa: se supone que ejercemos de una especie de super-asesino, una leyenda viviente de la infiltración y el asesinato. Pero lo más divertido no es jugar al 'speed running' (intentar acabar cada nivel lo más rápido posible), sino ser una especie de Coyote elaborando trampas absurdamente complicadas para cazar a nuestro Correcaminos particular. O directamente causar el caos, liarla lo más posible sólo para ver qué pasa. Como es una disonancia divertida, se le perdona; pero quizá se podría haber evitado de alguna forma.

Tampoco se puede desdeñar el apartado técnico del juego: sin entrar en detalles aburridos, Hitman 3 se ve muy, muy bien. Para este artículo lo he probado en un PC de alta gama, y todos los informes técnicos apuntan que en PS5 y Xbox X se ve igualmente espectacular. Sufre un poco más en PS4 y Xbox One, y también está teniendo algún problema técnico para exportar las partidas salvadas de Hitman 2 que parece estar en vía de solventarse. Nada demasiado grave en términos generales.

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Nuestra valoración

Hitman 3 es un juego excelente, una clase maestra en diseño de niveles y diseño de juego que hará las delicias de quien busque un juego capaz de sorprenderte a cada paso. El nuevo lanzamiento de IO Interactive es el broche de oro de su trilogía de Hitman, que ya de por sí estaba a un nivel excelente; y por cierto, alguna de las ediciones en las que está a la venta incluye los juegos anteriores, una opción excelente si no conocías la franquicia y te apetece empezar con ella desde cero. Si tienes una consola de nueva generación y te lamentas de su escaso catálogo, éste es sin duda uno de los mejores juegos que te vas a encontrar en los próximos meses.