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Crash Bandicoot 4
Análisis Crash Bandicoot 4 It's About Time para PS4 y Xbox One
Análisis

'Crash Bandicoot 4': El retorno triunfal de las plataformas

El marsupial protagoniza su primera entrega inédita en una década

Viernes, 9 de octubre 2020

Suele decirse que segundas partes nunca fueron buenas. No hablemos ya de cuartas. Por fortuna, 'Crash Bandicoot 4: It's About Time' es una de las mayores excepciones a la regla con que hemos topado a los mandos. Tal así que podemos auparlo a la élite del género de las plataformas, de capa caída durante el último par de generaciones salvo las entregas inéditas (y repescadas) de cierto fontanero.

Aunque se agradecen los esfuerzos de veteranos de RARE (o el propio Yuji Naka) por apelar a viejas glorias mediante sucesores espirituales, coincidiréis en que esta clase desprenden aires 'de segunda división'. De ahí que nos haya sorprendido tan gratamente la propuesta de Toys for Bob, anunciada como el siguiente capítulo principal de Crash Bandicoot tras más de veinte años.

Era complicado, pero los artífices del fenómeno Skylanders han cumplido la promesa de honrar a los primeros trabajos de Naughty Dog. Para ello resultó fundamental el buen hacer (y acogida) de 'N. Sane Trilogy', recopilatorio que volvió a poner al marsupial en el mapa, justo cuando ya no podía acumular más fracasos.

En esta ocasión, Crash y Coco (a quienes controlamos indistintamente) intentarán frenar el complot de realidades paralelas en que andan inmersos sus rivales por antonomasia, lo que no deja de ser una excusa para ponernos a saltar y girar por niveles meticulosamente diseñados. Todos ellos en 3D aunque de avance lineal y con cámara fija, tal y como mandan los cánones de la serie. Ya en el primer nivel uno se siente como en casa, pero no es éste un desarrollo que se conforme con apelar a la nostalgia: de forma paulatina va introduciendo mecánicas y desafíos que enriquecen lo que ya conocíamos, haciendo de It's About Time un mejor juego en todos los sentidos.

Nos sorprenderemos correteando por las paredes, deslizándonos sobre raíles o agarrándonos a lianas en movimiento, como parte de un ensayo y error continuo. Especialmente al desbloquear las cuatro máscaras 'cuánticas' que justifican la trama: éstas nos otorgan habilidades especiales que debemos poner en práctica durante segmentos concretos, hasta el punto de combinarlas en los compases finales de la aventura. Así, podemos hacer desaparecer determinados elementos del escenario (más nos vale en el momento justo); convertirnos en 'peonzas' que superan abismos en pleno giro; ralentizar los movimientos de obstáculos y enemigos o manipular la gravedad. Todo esto, como decimos, imprime tanta frustración como satisfacción al gameplay.

Incluso los menos duchos querrán seguir jugando tras el primer pico de dificultad, gracias a su inteligente gestión por parte de los desarrolladores. Aunque podemos optar por el típico contador de vidas que nos obliga a reiniciar un nivel tras el game over, también se nos permite un número ilimitado de reintentos entre puntos de control. Algo parecido a los filetes que nuestra madre cortaba en pedacitos para facilitarnos la tarea de pequeños, lo que invita a encarar las fases como retos independientes que conforman uno mayor (alcanzar la meta). El propio juego monitoriza nuestros errores, adelantando 'checkpoints' y concendiéndonos máscaras Aku-Aku cuando nos atascamos más de la cuenta.

Otra cosa que nos ha encandilado de Bandicoot 4 es que su variedad no se basa en introducir mecánicas diferenciadas cada cierto número de fases, algo que rompe el ritmo y resta puntos al global (¿quién no recuerda al infame Sonic lobezno?). Aunque desbloquearemos a tres personajes controlables entre universos paralelos, sus peripecias son completamente opcionales y, en cualquier caso, resultan tremendamente divertidas. Neo Cortex cuenta con un rayo que transforma a los enemigos en plataformas y le impulsa en el aire; Dingodile con un aspirador de barriles explosivos que puede usar como jet-pack y Tawna es capaz de rebotar entre paredes al tiempo que usa un gancho para alcanzar las plataformas más inaccesibles. Quizás el único pero sea el sistema de apuntado, un tanto errático con cualquiera los mentados.

A estas alturas empezaréis a ser conscientes del gran número de horas que nos aguardan. A los 43 niveles principales y aquellos de secundarios sumamos los retos contrarreloj y el acopio de ítems. Las gemas, frutas wumpa, cajas y cintas de vídeo diseminadas nos recompensan con una treintena de apariencias para los protagonistas y fases de corte clásico (diseñadas para hacernos estampar el mando contra el televisor). Por si fuera poco, a mitad de travesía desbloquearemos versiones invertidas de los niveles ya completados, que además ofrecen una estética de lo más llamativo: lo mismo coloreamos los escenarios a golpe de botón que los recorremos medio a oscuras, iluminándolos con el propio avance de Crash.

La propuesta se completa con las habituales secciones a bordo de vehículos (entre otros guiños) y unos jefes finales de rutinas ingeniosas, que os obligarán a echar el resto. Tampoco podemos olvidarnos de la oferta multijugador local, con un modo 'pasa y juega' en el que finiquitamos niveles en cooperativo (el mando cambia de manos cuando lo indique el juego) y la 'Batalla Bandicoot', donde hasta cuatro jugadores compiten por el mejor tiempo y puntuación. Se hubiese agradecido alguna opción online, pero también es cierto que las nuevas generaciones necesitan descubrir el encanto del 'segundo puerto'.

Aún nos quedan algunos halagos en la recámara. Más concretamente al apartado técnico: esto es lo más parecido que hemos estado de una película de animación interactiva (al estilo de la propia Pixar). Por la redondeces y colorido de los modelados pero también, y muy especialmente, por las animaciones. Se han diseñado variantes para cada salva de obstáculo y fallecimiento, cuidándose igualmente las de los enemigos. Siempre dentro del tono 'cartoon', nos sorprenderemos sonriendo al ver sus expresiones y originalísimos envites. Las secuencias cinemáticas e incluso las intros de cada nivel, de hecho, nos hacen soñar con una cinta protagonizada por el marsupial. Además, el juego está íntegramente doblado al castellano, bajo una banda sonora de tintes cómicos (echamos en falta algún tema perdurable) y con el surtido de efectos marca de la casa.

Nuestra valoración

Crash Bandicoot 4 es un digno sucesor de la trilogía de Naughty Dog; uno de los plataformas más desafiantes y satsifactorios a los hemos echado el guante en los últimos años.

Visualmente encantador y con un diseño de niveles exquisito, reinventa conceptos como la rejugabilidad o la dificultad (escalada según la destreza del usuario). Todo ello bajo un paquete ingente en horas de juego.

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