'Assassin's Creed Valhalla': Refinando una propuesta ganadora

Valhalla se ambienta en la Noruega del siglo IX después de Cristo. Encarnamos a Eivor, quien tras presenciar años atrás el asesinato de su padre, decide marchar a Inglaterra para forjar un nuevo asentamiento. Ya en Ravensthorpe comienza nuestra verdadera misión: conseguir la lealtad de las diferentes regiones, forjar alianzas con sus mandos y hacer crecer los territorios disponibles.

Conseguir dichas lealtades justifica historias segmentadas en capítulos, cuando ayudaremos a los gobernantes con diversas tareas: buscarles un sucesor, conseguir la aprobación del pueblo e incluso evitar invasiones. Una vez superadas estas misiones nos ganaremos el favor del soberano y la alianza quedará sellada, recibiendo dinero y recursos para mejorar nuestro asentamiento.

Aparte de estas tareas encontramos un montón de misiones y eventos a realizar: sincronizar atalayas, buscar tesoros romanos o británicos, cazar animales mitológicos, reclutar mercenarios para nuestra tripulación, colocar piedras en equilibrio, deshacer maldiciones, degustar setas alucinógenas y por supuesto asesinar a enemigos de élite (como pudimos hacer en 'Odyssey'). Todo ésto en el mapa más grande de toda la franquicia, con 140 kilómetros cuadrados repartidos entre Noruega, Inglaterra, Vinland, Asgard y Jotunheim.

También se disponen mini-juegos con los que pasar el rato y ganar algo de dinero. Por ejemplo las batallas de escarnios, donde una persona lanza un insulto en verso y debemos responder con otro que rime y tenga el mismo ritmo (¿os suena a Monkey Island?). Igualmente hemos participado en rondas de ingesta alcohólica y tirado los dados en el Orlog. Terminar el juego obviando la mayoría de estos pasatiempos nos llevará unas 60 horas, lo que es una buena nueva para quienes disfruten de los juegos extensos.

Uno de los aspectos más característicos de los últimos Assasin's, aparte del contexto histórico, es sin duda lo mitológico. Algo que este Valhalla explota a la perfección y que, sin querer entrar en muchos detalles para evitar spoilers, podría justificar un juego propio. También siguen presentes los tramos de conexión con el presente (Layla Hassan mediante), fundamentales para vincular la historia de Eivor con el lore de la franquicia.

En cuanto a las mecánicas propiamente dichas, retornan aspectos de Origins y Odyssey como el viaje rápido. Y es que caminar o ir en montura (por mucha automatización que se ofrezca), puede resultar soporífero si tenemos que recorrer largas distancias. Eso sí, la primera vez que debamos llegar a un sitio no habrá otra que trasponer hasta allí. Y por si os lo estáis preguntando, a pesar de que podemos usar barcas y nuestro propio Drakkar (barco vikingo) para desplazarnos, las batallas navales de Odyssey se han suprimido en su totalidad. Otra opción recurrente es la que ejemplifica nuestro cuervo Synin, equivalente al águila de las dos entregas anteriores: puede otear cualquier zona para marcar enemigos, tesoros u objetivos. Sabemos así qué nos vamos a encontrar antes de cada incursión.

Por su parte, el sistema de lucha no a variado mucho desde Odyssey, aunque los combos han ganado en violencia y sangre (a fin de cuenta, un juego de vikingos sin decapitaciones o mutilaciones perdería un poco su esencia). Disponemos así de ataques débiles y rápidos o fuertes y lentos, que deberemos alternar con esquivas para no quedar a merced del rival. A medida que asestamos golpes nuestro medidor de adrenalina irá copándose, lo que nos permite ejecutar movimientos especiales y más poderosos.

¿Y qué hay del arsenal vikingo? En el cuerpo a cuerpo podemos llevar armas de una mano junto a un escudo, una por cada mano, a dos manos... Hablamos mayormente de hachas, espadas, dagas o manguales que usar según nuestro estilo de juego predilecto. Además, dado que se hace difícil encontrar equipamiento, es buena idea recolectar materiales para mejorar el equipo. Por ejemplo piedras rúnicas a engarzar que otorgan pluses de vitalidad o daño.

Para encontrar nuestro propio estilo de lucha disponemos también de un árbol de habilidades que desbloqueamos mediante puntos de poder. Una de las cosas que se han retocado en esta entrega es el 'grindeo' de experiencia para subir de nivel, algo que en Origins y Oddysey era necesario para superar ciertas misiones o combates. Aquí solo será necesario para encarar los retos más duros (opcionales): si buscamos alcanzar los títulos de crédito bastará con resolver las misiones principales.

Centrándonos ya en lo técnico, este Valhalla es el primer Assassin's de nueva generación, por lo que sus versiones next-gen muestran diferencias notables. La iluminación vuelve a ser un factor clave: ver los rayos de sol pasar a través de las ramas de los árboles, los efectos de lluvia y fuego, las pisadas en la nieve... es un lujo para la vista. También el mimo que da Ubisoft al contexto histórico, con recreaciones sajonas, construcciones vikingas, templos romanos… Los desarrolladores consiguen que nos paremos cada poco a sacar alguna captura, puesto que hay estampas absolutamente preciosas. Respecto a los personajes (desde protagonistas a secundarios relevantes), el detallado en modelado y animaciones es absoluto. Por contra notaremos más simplicidad en los típicos habitantes de poblados y ciudades: cumplen, pero no sorprenden.

Sobre los tiempos de carga, resultan muchísimo más cortos gracias al SSD de Series X y PS5, máquinas en las que jugamos a 60 fps constantes (por los 30 fps de una Xbox One X). Con todo, el juego rinde a un nivel más que alto en la pasada generación.

A nivel sonoro y como viene siendo costumbre en Ubisoft, el juego alberga un doblaje de primer nivel y una banda sonora repleta de melodías memorables, capaces de transportarnos al universo vikingo.