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jorge garmendia
Martes, 18 de septiembre 2018, 07:11
Ciertamente, la franquicia Yo-Kai Watch no necesita presentación. Desde su primer lanzamiento jugable hace tan solo cinco años se ha convertido en Japón en un verdadero fenómeno social y de culto, con todo lo que ello acarrea a nivel económico y comercial, y ... aunque su llegada a occidente es relativamente reciente, su éxito es más que reconocible en nuestro país.
La tercera entrega de la saga que reinventa los espíritus del folclore japonés fue publicada en el país del sol naciente hace ya dos cursos pero, como ha ocurrido con otras IPs niponas, los sucesivos títulos acaban llegando a nuestras estanterías con cierto retraso desde su publicación original, por lo que aún nos tocará esperar para poder probar este último capítulo.
Mientras tanto Level-5 nos presenta un spin-off de la serie principal titulado Blasters. En sus dos episodios, «El Escuadrón del Perro Blanco» y «La Liga del Gato Rojo» (cada uno proponiendo Yokai inédito, como es habitual), Yo-kai Watch Blasters nos ofrece una perspectiva diferente de la de sus predecesores, renunciando al combate por turnos para ofrecer un enfoque más directo y centrado en la acción en tiempo real. Ya no se trata de encarnar a un joven en sus primeros pasos en el mundo de los Yo-kai, sino de tomar el control de unas cuantas de estas criaturillas para afrontar una serie de misiones especiales.
Así, el equipo de desarrollo nos ofrece ahora no solo un cambio en el punto de vista sino también una reformulación de toda la estructura jugable por medio de una obra que se distancia del concepto que conocíamos para dar paso a un sistema de rol sin precedentes.
En esta ocasión los divertidos espíritus juegan el papel principal en un argumento que se nutre y referencia claramente a los conocidos Cazafantasmas.
Al mando de un equipo mal organizado de cuatro Yo-Kai perezosos, nuestra tarea será la de patrullar las calles de la tranquila y fantasmal ciudad para afrontar los extraños acontecimientos que la perturban y evitar las oscuras amenazas que la acechan y que, al parecer, han provocado que los Yo-Kai más grandes y poderosos hayan comenzado a molestar a los más indefensos.
Una trama simpática y agradable, pero que se subordina a las necesidades del juego y que permanece en segundo plano durante toda la aventura como un simple pretexto para conectar las numerosas misiones a las que se enfrenta el jugador. Desgraciadamente el patrón narrativo no oculta un sistema que consiste en encarar, durante un tiempo limitado, diversas misiones de enfrentamiento contras otros espíritus, recuperación de objetos o rescates a otros Yo-kai, ya sea individualmente o en un cooperativo local u online de hasta 4 jugadores. Lo que no deja de ser una forma demasiado típica de dividir la historia en capítulos por medio de una lista de tareas principales y opcionales. Si bien es cierto que algunos de los objetivos pueden cambiar durante las misiones, la ausencia de un grado de dificultad que plantee verdaderos obstáculos provoca que estas rápidamente se vuelvan repetitivas.
En rasgos generales, el planteamiento cuenta con la misma estructura que cualquier RPG de acción, con una fase previa de preparación antes de la tarea y una posterior de recuperación y mejora de habilidades. De esta forma, antes de cada misión podremos prepararnos en la base de operaciones de nuestro escuadrón de Yo-kais, el edificio que sirve como punto de acceso para toda la aventura y en el que cada piso cumple unas funciones definidas, ya sea adquirir bonificaciones de experiencia para nuestras criaturas, administrar equipos, comprar objetos o relajarnos entre misiones con algún que otro minijuego.
Una vez nos encontramos preparados y concretamos el trabajo a realizar asumimos el control de nuestro equipo de hasta cuatro Yo-Kai, y durante la misión podremos ir variando en cualquier momento el mando de los diversos componentes de la formación.
La I.A., que se hará cargo de los componentes que no estemos manejando, actúa por lo general de manera adecuada y coherente a cada circunstancia, exceptuando algunas decisiones realmente frustrantes en cuanto a los ataques o el posicionamiento.
Los combates en tiempo real, con choques instantáneos y frenéticos, son trepidantes y muy dinámicos aunque confusos en algunas ocasiones. No obstante, es especialmente en este apartado en el que Yo-Kai Blasters innova, dejando a un lado el modelo tradicional de la franquicia para adentrase en un estilo orientado a la acción.
Como es de sobra conocido, todo Yo-Kai cuenta con características únicas que les dividen en diferentes categorías según su función principal, como son: tanque, sanador, atacante o «hechicero». Por tanto, es importante combinar a los componentes en torno a estas utilidades para afrontar las misiones con ciertas garantías y disfrutar de una experiencia variada y eficiente. Además aumentar el nivel de uno u otro Yo-Kai es una decisión de cada jugador, lo que sumado a una gran variedad de estadísticas y a la posibilidad de establecer el comportamiento de los aliados, resulta en una fórmula completa.
Sin embargo, con un enfoque arriesgado, Blasters parece estar destinado a una práctica cooperativa de varios jugadores, con todo lo que ello implica: realización de misiones en compañía, intercambios de espíritus, ya que cada versión tiene su propio conjunto de Yo-Kai y misiones exclusivas, batallas contra otros jugadores, etc.
El resultado final de este primer spin-off es una experiencia divertida y agradable, en la que los Yo-Kai se convierten en los protagonistas indiscutibles, y que hará las delicias de los fans de la franquicia, pero que pasa por prescindible para el público en general.
La nueva (que no novedosa) fórmula introduce una peculiar mecánica de juego más orientada a la acción que trata de aportar aire fresco pero que, a decir verdad, sigue siendo eficaz porque se aprovecha de la propuesta y el bagaje de la serie principal.
En general el sistema de juego de Yo-Kai Watch Blasters luce bien gracias a una cuidada realización y un contenido que responde a las expectativas pero, por otro lado, se plantean ciertos problemas que impiden que podamos hablar de una obra de gran calidad.
Yo-Kai Watch Blasters cuenta con un apartado técnico más que aceptable, que preserva los componentes visuales y sonoros (está doblado al castellano) más destacables de la saga. Con todo, se ve penalizado por la repetitividad de las misiones y el reciclaje de muchos elementos de anteriores entregas.
Es una lástima, porque el título ofrece una infinidad de contenido al que dedicar más de veinte horas, además de un modo multijugador cooperativo (local u online), capaz de satisfacer tanto a los veteranos de la serie como a los que se acercan por primera vez al mundo de los Yo-Kai.
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