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De presidente de Tesla a CEO, ¿qué pasa con Elon Musk?

La acusación de fraude por parte de la Comisión de la Bolsa y Valores de EE UU ha sido el último gran error cometido por el emprendedor estadounidense

Martes, 2 de octubre 2018

«Estoy considerando convertir a Tesla en una compañía privada por 420 dólares la acción. Los fondos están asegurados». Un solo tweet bastó para que Tesla, una de las compañías punteras en el sector de la automoción, pierda a su presidente. El siempre ... controvertido Elon Musk revolucionó el mercado bursátil a comienzos de agosto, si bien todo quedó en agua de borrajas semanas después, cuando el directivo reconoció que su compañía seguiría cotizando en el mercado de valores de EE UU por deseo expreso de los inversores.

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Demasiado tarde. Sugerir que las acciones de la multinacional se comprarían por un 23% más de su valor en el mercado disparó el precio de los activos, lo que alarmó a la Comisión de Bolsa y Valores de los Estados Unidos (siglas 'SEC' en inglés). Este organismo elaboró entonces un duro informe, acusando al presidente de la compañía de fraude: «Musk mintió. Sus palabras confundieron y dañaron a los inversores de Tesla. Todo ello con un simple teléfono móvil y en mitad de la jornada mercantil. […] Sus declaraciones impactaron en toda la red (comenzando por sus 22 millones de seguidores en Twitter) y no obedecieron al consenso con otros miembros de la compañía. El Nasdaq tampoco fue informado del anuncio, tal y como exige su normativa».

Tres días más tarde, Musk anunció su acuerdo con la Comisión para revertir el desaguisado: abandonará la presidencia de Tesla en no más de 45 días y no podrá volver a desempeñar el cargo durante los próximos tres años. No obstante, Musk continuará ejerciendo de CEO, a las órdenes de dos directores independientes.

El acuerdo también contempla una multa de 40 millones de dólares, a satisfacer equitativamente por Musk y la propia Tesla. Entiende el SEC que la compañía propició el descontrol de la situación, al no abordarla en modo alguno. A consecuencia, las comunicaciones públicas de Elon Musk (cuenta de Twitter inclusive) serán supervisadas por un equipo legal, en un intento por evitar que su fanfarronería vuelva a jugarle malas pasadas.

La caída de Musk como presidente recuerda a la salida de Apple por parte de Steve Jobs, del cual también se criticó su actitud arrogante para con el resto de trabajadores. El creador del iPhone fue apartado del grupo Macintosh por fagocitar otros proyectos de la compañía, lo que interpretó como un desprecio inadmisible. Sobrevino entonces la fundación de NeXT, hasta su restauración como consejero delegado de Apple en 1997. El resto ya es historia.

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En el caso de Musk, sus cuestionables decisiones empresariales se suman a un comportamiento un tanto errático y abonado al escándalo, lo que le he llevado, sobre todo en los últimos tiempos, a ser carne de titular. Sin ir más lejos, a comienzos de septiembre apareció en una retransmisión de YouTube fumando marihuana y consumiendo alcohol. Vinculado a lo anterior o no, los responsables de contabilidad y recursos humanos de Tesla renunciaron a sus cargos días después, con la compañía hundiéndose un 9% en bolsa.

También se le recuerdan las acusaciones de pedofilia a un rescatador de los niños aprisionados en una cueva de Tailandia, el pasado mes de julio. Preguntado por Buzzfeed respecto a Vernon Unsworth, submarinista de 63 años, Musk espetó: «Hablad con gente de confianza en Tailandia para descubrir qué está pasando. Así dejaréis de defender a abusadores de niños». El directivo sostiene que el buzo, con quien entró en conflicto tras una propuesta de salvamento fallida (la instalación de una cámara de aire subterránea), se mudó al sudeste asiático para casarse con una niña. La novia de Unsworth, de 40 años, no tardó en defenderle públicamente.

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Pero Elon Musk es el menor de los problemas para Tesla, dada la sangría de empleados que viene sufriendo. Nada más y nada menos que 46 han sido las fugas de talento rumbo a Apple en lo que llevamos de año. Los de Cupertino trabajan en un software de conducción autónoma, amén de los continuos rumores sobre el 'proyecto Titán', vehículo propiamente dicho que podría ver la luz entre 2023 y 2025 según analistas. Lógico que los trabajadores de Tesla, una compañía aún en visos de ser rentable y con un líder con una conducta cada vez más extravagante, acaben desmotivados y caigan bajo el embrujo del gigante californiano, primera empresa del mundo en alcanzar el billón de dólares en valoración bursátil y con un director ejecutivo como Tim Cook, que, por su carácter sobrio y tranquilo, parece la antítesis de Musk.

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