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Juan Belmonte, creador de Maricoin
Juan Belmonte, creador de Maricoin: «Somos la primera criptomoneda en beneficio de un colectivo»

Juan Belmonte, creador de Maricoin: «Somos la primera criptomoneda en beneficio de un colectivo»

Una de cada cinco monedas estará en manos de asociaciones LGTBIQ+

Domingo, 20 de marzo 2022

Para Juan Belmonte, estilista de referencia en el madrileño barrio de Chueca, reinventarse es la norma. Con 23 años llegó a la capital para montar su propia peluquería ('Juan, Por Dios!'), aunque también maquilló a celebridades, abrió un bar de copas, impulsó una agencia online para modelos poco convencionales e incluso participó en un formato televisivo basado en cambios de look.

Tras décadas implicado en el colectivo LGTBIQ+ a través de múltiples eventos e iniciativas, Belmonte ultima su proyecto más ambicioso hasta la fecha: el lanzamiento de la primera criptomoneda basada en una causa.

Su nomenclatura es lo primero que llama la atención, aunque el término 'Maricoin' obedece más a una reivindicación que al intento por hacerse notar: «No es más que la apropiación de un insulto para crear otra cosa en beneficio del colectivo; dignificarlo y hacerlo nuestro. Pero no proviene exclusivamente del 'maricón' que tanto se nos ha espetado. También de marimacho, mamarracha, mariquita, mariliendre… insultos fáciles derivados de 'María', a raíz del menosprecio heteropatriarcal a lo femenino».

«Materializaremos la visión original del creador del Bitcoin: una moneda de transacción libre, transparente e inviolable. Le faltó dirigirla a una causa para que funcionase»

La idea tras la moneda surgió hace unos años en un contexto de fiesta, continúa explicando su creador: «Esperaba con unos amigos para adquirir tickets de consumición y nos pareció algo tan anquilosado que pensamos 'Qué bueno sería tener una moneda digital con la que pagar al momento. Algo así como chuequines'. A partir de ahí empecé a interesarme por las criptomonedas y a plantear lo que acabaría siendo Maricoin».

Los primeros pasos en firme de Maricoin acontecieron hace medio año, cuando Belmonte y un socio enviaron la propuesta a la aceleradora Algorand de Miami. Resultó seleccionada junto a otras 9 de habla hispana (entre 200 proyectos de 43 países), lo que les granjeó diez semanas de mentoría y una cartera de contactos con la que empezar a materializarla. Para entonces, el concepto de una moneda digital que facilitase las transacciones en un contexto local ya se había transformado en algo mucho más significativo: «A los dos años de engendrar el término apareció el famoso autobús de 'HazteOir', cuando enjuiciaron a un pobre chico por manifestarse y le pidieron cárcel. Fue ahí cuando pensamos 'si tuviésemos nuestra moneda tendríamos una economía para ir en contra de quienes nos reprimen, sin que las asociaciones tengan que mendigar a las instituciones o promover colectas ciudadanas'. Una economía real del colectivo autofinanciaría a las organizaciones, que no dependerían del dinero estatal y podrían tener más seguridad a la hora de emprender tanto proyectos de ayuda como legislativos. Ahí empezó a crearse la idea de una 'economía rosa'; lobby que realmente no existe por mucho que los homófobos lleven años aludiéndolo».

Una criptomoneda solidaria y a prueba de especuladores

Maricoin nace así con el firme propósito de evitar la especulación y revertir tanto en los pequeños negocios LGTBIQ+ como en las asociaciones u organizaciones que llevan décadas promoviendo la tolerancia social: «Nos hemos quebrado mucho la cabeza para presentar Maricoin como una criptomoneda no especulativa; muy diferente al resto. Somos una disrupción en el mundo cripto. Primero porque es la primera moneda que se crea directamente para alguien, no una que se lanza al aire para ver qué famoso quiere comprarla o publicitarla. Al dirigirnos directamente a nuestra comunidad, tenemos un patrón oro por llamarlo de alguna manera: el valor humano que nosotros le damos tanto en lo profesional como en lo social. [...] Va a ser muy poco especulativa porque va a ser muy lineal, con una ascensión muy paulatina; con algunos saltos marcados por grandes celebraciones como el Orgullo, pero sin caídas en picado porque mucha gente decida venderla de golpe. Su crecimiento dependerá de la incorporación de nuevos negocios».

Pero, ¿cómo garantizar que la moneda cumple efectivamente sus fines sociales y no acaba en manos de quien tan sólo busca lucrarse? «El 25% de las monedas irán destinadas a organizaciones por la lucha LGTBIQ+. Nosotros se las damos a plazo fijo; ellos nunca pueden ser propietarios porque son sin ánimo de lucro, pero se convierten en sus custodios. Cada asociación que colabore con nosotros recibirá 10.000 Maricoins por aceptar la moneda y fomentarla dentro de su ámbito social y asociativo. Además, por cada persona que compre referenciando a una asociación, esta última recibe la misma cantidad gastada por su referenciado».

«No vamos a atraer a grandes inversores ni a especuladores: no se puede especular con una moneda que es lineal, acumulativa»

«Si se elimina una asociación -prosigue Belmonte- deben devolver sus maricoins o repartirlas entre cuatro o más organizaciones similares a ellos. Lo que se pretende con esto es evitar que se constituyan asociaciones con el único propósito de lucrarse y repartirse las criptomonedas al cabo de dos años, tras su disolución. Las asociaciones tendrán a libre disposición mensual un 10% de sus maricoins para autofinanciarse, pero siempre habrán de realizar compras a su nombre y nunca a título personal (como en el caso de inmuebles u oficinas, por poner un ejemplo). [...] La idea tras ese 10% de cash disponible es que nunca puedan gastarse todos los maricoins para que no se devalúen y sigan cumpliendo con su propósito social. También a la inversa: contamos con mecanismos de seguridad para evitar la entrada de 'ballenas' y compras sospechosas; que organizaciones con mucho dinero hagan subir el valor de Maricoin artificialmente. De hecho, no vamos a publicitarnos fuera de nuestro ámbito».

'MariBank', un fondo para emergencias

Empeñados en demostrar que su iniciativa rehuye de las polémicas en que se han visto envueltas las criptomonedas durante los últimos meses, los responsables de Maricoin recalcan que la suya es una empresa sin ánimo de lucro, constituida por mero imperativo legal y con fecha de caducidad: «Al cabo de dos años nos transformaremos en una suerte de cooperativa (DAO), cuando dejaremos la gobernanza de la moneda al usuario. Cualquier persona con una cartera de maricoins, sin importar la cantidad que posea, contará con un voto para decidir a quién va dirigido el dinero de la fundación Maricoin».

Logotipo de Maricoin, la primera criptomoneda LTBIQ+
Imagen - Logotipo de Maricoin, la primera criptomoneda LTBIQ+

Esta última representa otra de las piedras angulares del proyecto: un 2% de maricoins se destinarán a un fondo ('MariBank') para que el colectivo afronte situaciones de emergencia. Sin ir más lejos, Belmonte apunta al conflicto bélico en Ucrania: «La primera acción que queremos llevar a cabo es hablar con diferentes asociaciones para ver si podemos traer a España a 'los invisibles' de la guerra de Ucrania; la población LGTBIQ+ que por su condición pueda sufrir alguna discriminación en el proceso de abandono del país. Queremos financiar el traerlos y mantenerlos al menos durante un tiempo, hasta que puedan vivir por su cuenta».

Y es que Maricoin nace con vocación internacional: «Pensemos en Bolivia, Argentina o Venezuela… países que no están tan bancarizados y donde la población LGTBI vive o muy bien o muy mal. A ellos les va a venir muy bien Maricoin porque les brindaremos una economía propia a través de las distintas asociaciones, quienes a su vez concederán microcréditos para fines como la puesta en marcha de un negocio».

El reto último de Maricoin es convencer a establecimientos y usuarios de que apuesten por ella. Los primeros recibirán un maricoin (a plazo fijo, pudiendo disponer de sus intereses) por cada maricoin que gasten sus clientes. También figurarán en lo que se ha venido a denominar 'MaricoinMap', un mapa virtual en el que pueden encontrarse los comercios adheridos al proyecto: «Una vez que la moneda crezca y sea más conocida, la guía de Maricoin visibilizará negocios pequeños, diseminados y comprometidos con el colectivo. Hablamos de cafeterías, tiendas, casas rurales 'gay friendly'... que de otro modo pasarían desapercibidas».

«Maricoin nace para ayudar, fomentar y poner en valor todo lo que el colectivo LGTBQI+ ha estado luchando durante décadas»

En lo que respecta a los usuarios, pagar con maricoins equivaldrá a descuentos en los mentados establecimientos, «además de la satisfacción de saber que parte de lo que has pagado por ese jarrón de cerámica artesanal o el café que acabas de tomarte repercutirá en asociaciones más que necesarias», explica Belmonte. Maricoin también admitirá los pagos entre amigos de móvil a móvil bajo un sistema ('MariWallet') fundamentado en la facilidad de uso: «Me gusta decir que estamos haciendo 'cripto para madres'. Al ser una moneda de transacción (que no de inversión o especulación) tiene que ser muy fácil de manejar. Que las operaciones entre personas y negocios -referidas como 'trans'- resulten tan sencillas como hacer un Bizum. Para ello estamos desarrollando una aplicación en la que bastará con introducir la cantidad a pagar en cualquier divisa, indicándosenos la equivalencia en Maricoins».

A falta de «los últimos trámites burocráticos» y según la hoja de ruta expuesta en su sitio web, Maricoin entrará en circulación durante las próximas semanas. A más largo plazo se estudia la creación de un 'MariVerso' en el que se desarrollen toda clase de actividades para dar soporte al colectivo.

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