¿Qué es 'hacer un tikkie' en Tinder?

La expresión proviene de una popular aplicación holandesa

sara borondo

Miércoles, 12 de enero 2022, 00:56

Una de las características que suelen asociarse al carácter holandés es su capacidad pragmática respecto al dinero, tal vez por una herencia comercial destacada durante siglos. Las cuestiones monetarias se tratan sin el pudor que en otros países y esta fama está tan extendida que ... hasta ha dado lugar a la expresión en inglés 'go dutch', que significa pagar a escote. «Lo de dividir la cuenta aquí es muy normal», explica M. López, una española que lleva más de 25 años viviendo en la zona norte de Países Bajos.

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No es de extrañar, por tanto, que en Países Bajos se haya creado una aplicación de móvil para pagar a alguien: Tikkie. «Antes se pagaba con dinero, todo el mundo abría la cartera y listo. Cuando se empezó a pagar con tarjeta, la gente pagaba su parte de la cuenta con tarjeta. Ahora uno paga todo y te manda un tikkie, pero todo el mundo sabe que va a ser así», dice López. Tikkie ha triunfado en Países Bajos, donde lleva en funcionamiento cinco años y tiene 7 millones de usuarios de los 17,4 millones de holandeses (porque encaja con la filosofía de sus habitantes), pero cuando se ha probado en otros sitios como Alemania no ha cuajado; en el país germano la experiencia duró apenas un año antes de desaparecer.

Pagar flores, la cena o mayonesa

Tikkie debe su nombre al pilla pilla (tikkertje en holandés) y es lo que se dice cuando pillan a alguien. La app se usa con frecuencia en numerosos casos: si alguien compra un regalo en el que participan varias personas, luego les pide a cada uno su parte; si una vecina le hace la compra a otra, 'le hace un tikkie' a posteriori; o incluso ahora, «si mi amiga está en cuarentena y el novio me pide que le compre flores, luego le envío un tikkie. Es algo muy práctico» cuenta López. De hecho, cuando más se utiliza la app es el viernes por la tarde, cuando acaba la jornada laboral y los trabajadores salen a tomar algo con los compañeros de trabajo. Uno paga una ronda y manda tikkies a los demás.

Pero el uso por el que tikkie ha superado las fronteras holandesas es el que realizan quienes están descontentos después de una cita concertada en apps como Tinder. Dicha persona reclama a la otra el pago de la mitad de lo que costó la comida (o lo que tomasen), recurriendo también a aplicaciones como Bizum. Según indica López, «creo que la gente lo usa así cuando no consigue lo que quería. Antes, si una cita no cuajaba y habías pagado todo, te cabreabas. Ahora Tikkie te da la posibilidad de vengarte y recuperar lo que es tuyo e invertiste», según la mentalidad holandesa. «Leí, por ejemplo, que una chica que se había separado de su pareja le mandó un tikkie por la mitad de los gastos de anticoncepción que ella había pagado mientras estaban juntos», añade. El diario Amsterdamshallowman ha recogido otros usos peculiares, como pedir la parte correspondiente de la suscripción a Netlix a unos amigos que han estado en casa o el coste de la mayonesa de unas patatas fritas.

Un enlace al banco que llega a través de WhatsApp

La aplicación es del banco ABN Amro, pero no hace falta tener una cuenta en él para utilizarla, solo es preciso tener una cuenta corriente holandesa y ser mayor de 18 años. Desde la app se crea un tikkie indicando a cuánta gente se le envía, la cantidad de dinero que se reclama y el concepto; «Tikkie indica quién ha pagado y quién no y a quien no haya pagado se lo mandas otra vez», apunta López. A través de WhatsApp le llega a la otra persona un enlace que le lleva a su banco para pagarlo. La app incluye otra forma de pago más retorcida que se utiliza, por ejemplo, en colectas, y consiste en generar un código QR: quien quiere donar se manda un tikkie a sí mismo indicando cuánto quiere donar.

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Los delincuentes también han tomado buena nota de las posibilidades que les ofrece esta opción y se producen estafas mediante phising en ventas de segunda mano, una forma de comprar muy habitual en Holanda. El supuesto comprador dice al vendedor que ha tenido malas experiencias y que para estar seguro le envía un tikkie de un valor simbólico. El enlace que contiene le lleva a una web falsa que recoge los datos bancarios del vendedor, que se convierte en víctima cuando el delincuente entra en su cuenta con esos datos y se lleva el dinero.

Otra estafa más clásica consiste en que alguien se hace pasar por un familiar de la víctima. Le dice que necesita el dinero para realizar algún pago pero no tiene a mano el teléfono (porque se le ha roto o lo ha perdido) y, por tanto, tampoco los datos del banco. La víctima paga para descubrir poco después que la historia no era cierta.

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