Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Estrella Vallejo
Viernes, 31 de enero 2020
Puede que si su embarazo hubiera transcurrido con normalidad no se hubiera planteado dejar atrás su país. Pero hay circunstancias que obligan a tomar decisiones que cambian por completo el rumbo de una vida. Elizé Wassa dio un volantazo hace 18 años, cuando veía que ... estaba a punto de estrellarse. Y lo volvería a hacer una y mil veces.
Es natural de la República Democrática del Congo. Nació en 1978 en la capital, Kinsasa, y a finales de los años 90 empezó a estudiar Pedagogía para después matricularse en interpretación de idiomas. En aquella época, cuando estudiaba portugués, un amigo de sus padres le presentó a un donostiarra que viajaba mucho a Kinsasa por trabajo, como representante de una empresa maderera. «Como el castellano y el portugués se parecen un poco, empecé siendo su traductora pero nuestra relación se convirtió en algo más», recuerda.
Entonces tenía 20 años y, siguiendo la tradición de su país, no tardaron en casarse. Dos años después y tras un aborto, llegó su segundo embarazo, este también de riesgo. «Se mezcló todo, una mala racha laboral, unido a que la Sanidad de allí no es tan buena como la de aquí y tenía riesgo de perder al bebé de nuevo. Por eso decidimos tramitar mi visado para mudarnos a Donosti», cuenta en un castellano fluido.
El inicio de su nueva vida no fue fácil. Recuerda que los primeros años vivieron en casa de su suegra y fue gracias a pasar la tarde con ella y sus amigas en el hogar del jubilado de Intxaurrondo como aprendió a hablar castellano. «Como acababa de dar a luz, me pasaba el día con ellas. Me divertía mucho», señala.
Aquel entorno social suavizó ligeramente el vacío que sintió Elizé por no tener cerca a su familia. «Vine con mucha ilusión, pero al llegar te das cuenta de la realidad, de que estas sola, y el inicio no es nada fácil. Las costumbres son totalmente diferentes a las africanas. Y la comida... -resopla- Me costó muchísimo habituarme a la comida de aquí».
Además, en 1998 «apenas había inmigración». De hecho, según datos de Ikuspegi, tan solo 7 congoleños habían fijado su residencia en el conjunto de Euskadi, frente a los 189 actuales. «Por eso cada vez que me cruzaba con un negrito me hacía muchísima ilusión. Ahora ya es diferente porque somos muchos».
En este sentido insiste en que «nunca» se ha sentido discriminada y que «jamás me han faltado al respeto por ser extranjera. No sé cómo será en el resto de España, pero en Euskadi al menos me he sentido muy arropada».
Varios años después de mudarse su relación se truncó, aunque Elizé conoció poco después a su actual marido, un «chico de Amezketa» con el que contrajo matrimonio en 2013 en Kinsasa. «Tuvimos que ir a mi país para que mis padres le dieran su bendición y él pagara el 'dote', que es una cantidad considerable de dinero que los hombres dan a su familia política. Mi marido me sigue vacilando diciéndome que me ha comprado por mucho dinero, pero es nuestra tradición», cuenta riéndose.
Aunque viaje anualmente a África a visitar a su madre, esta congoleña tiene claro que su vida está en San Sebastián. «Tengo a mi pareja, a mi hijo que ya tiene 18 años, pago mi casa como todos y hace unos años que vinieron a vivir dos hermanos, así que estoy muy a gusto», relata. Tiene un contrato fijo como auxiliar en la Clínica San Ignacio, en la que trabaja desde hace 15 años y no tiene la menor intención de renunciar a todo lo que ha logrado. «Claro que sigo echando de menos a mi madre, y por eso voy todos los años a visitarle, pero mi vida ya no está en África», dice.
Elizé Wassa nació en Kinsasa, la capital de la República Democrática del Congo.
Está casada con un amezketarra y tiene un hijo de 18 años de su anterior matrimonio con un donostiarra.
Auxiliar de enfermería. Hace 15 años que empezó a trabajar en la Clínica San Ignacio, donde tiene contrato fijo.
Congoleños en Euskadi: 189 registrados: 50 en Gipuzkoa, 111 en Bizkaia y 28 en Álava, según Ikuspegi. Representan el 0,1% de la población extranjera, y la cifra se ha reducido desde 2015.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.