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O. Ortiz de Guinea
Martes, 3 de diciembre 2024, 00:39
El miedo, la dependencia, las amenazas, la pena, el enamoramiento, la familia, la culpa... Son factores que, según constatan los recursos que atienden casos de violencia de género, en ocasiones llevan a la mujer a retirar una denuncia o, llegado el caso, a dar un ... paso atrás cuando se avecina el juicio. Por el motivo que fuere, Ana Leonor R.M., la vecina de Pasai Antxo que el sábado fue asesinada de un tiro en la cabeza por su expareja, había presentado dos denuncias contra él por sendas agresiones.
2 mujeres
han sido asesinadas en Euskadi en lo que va de año por la violencia machista del medio centenar de casos que se ha registrado en el país.
La primera, la única que le constaba a la Ertzaintza, tal como confirmaron el domingo fuentes del Departamento vasco de Seguridad, fue en 2020. Se emprendió un procedimiento de diligencias urgentes y él, colombiano de 53 años, fue condenado y la ahora fallecida fue protegida en un piso de acogida, entre otras medidas. Sin embargo, la mujer finalmente retiró la denuncia y el expediente se cerró en 2022. Con posterioridad a aquel primer episodio, Leonor, de 45 años y también de origen colombiano, presentó otra denuncia por violencia de género que finalmente fue archivada, según ha podido saber este periódico de fuentes judiciales.
Conforme han ido transcurriendo las horas, se han podido comprobar más detalles sobre el asesinato machista que el sábado conmocionó Euskadi. Su autor continuaba anoche detenido en la ertzain-etxea de Hernani, a la espera de pasar hoy a disposición judicial. El sospechoso se entregó voluntariamente el sábado en las dependencias de la Policía Municipal de Villabona. Fuentes conocedoras del caso aseguran que el hombre no ofreció ningún tipo de resistencia.
Al ser fin de semana, un único agente estaba en la sede policial. Se presentó ante él y, según las mismas fuentes, dijo «vengo a hacer una declaración, he matado a mi pareja». A continuación entregó el arma con la que había descerrajado un disparo mortal en la cabeza de la mujer. Se trata de una pistola pequeña para la que carecía de permiso. La Policía vasca, que envió varias patrullas a Villabona para proceder al arresto del asesino confeso, trata de llevar con hermetismo las pesquisas de su atestado, que incluyen poder determinar la procedencia del arma de fuego.
No es la primera ni, lamentablemente, tampoco será la última vez que una mujer es asesinada por su pareja o su ex después de haber vivido en un contexto de agresiones. Por este motivo, el Ararteko exigió ayer una «seria revisión del caso». La víspera, la directora del Instituto Vasco de la Mujer, Miren Elgarresta, ya había manifestado que «no podemos hablar de un fallo» en los protocolos institucionales. La directora de Emakunde vino a referirse a que la mujer recibió la protección pertinente cuando denunció aquella primera agresión -un intento de homicidio, según la asociación especializada a la que Leonor fue derivada-, aunque una vez que retiró la denuncia y el expediente fue archivado, ya no estaba catalogada como una víctima protegida.
El Defensor del Pueblo vasco expuso que «hay que entender por qué, a pesar de las denuncias de Leonor, no se ha podido proteger a esta mujer y evitar que finalmente fuera asesinada por el agresor al que había denunciado años atrás», reflexionó. En un comunicado el Ararteko asegura que «este crimen del machismo nos interpela como sociedad y nos exige a todas las instituciones una seria revisión del caso y de sus circunstancias».
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