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Bernard Shaw afirmó con rotundidad que las dos cosas más bellas del mundo eran el Taj Mahal y Dolores del Río, la actriz mexicana que triunfó en el Hollywood de los años 20 y 30 con sus ojos brillantes, sus labios sensuales, su figura exuberante, ... su elegancia innata y su personalidad libre y siempre orgullosa de sus raíces y su identidad, algo que le llevó a ser la pionera del estereotipo latino en la meca del cine.
Si la moda es un elemento clave en la configuración de la identidad, un vestido de Dolores del Río que tiene un escote muy particular y que hoy está depositado en el Museo Cristóbal Balenciaga de Getaria tiene al menos la virtud de dar una idea precisa de todo lo anterior. La pieza fue creada por el modista vasco en 1952 y corresponde a la llamada línea sirena, una forma muy años 30 que fue explotada en su tiempo por Jacques Fath y que favorecía notablemente la figura de la actriz. Está confeccionada con tela de falla y tafetán y en su bajo tiene unos pliegues y volantes que le dan un cierto toque flamenco. La gran particularidad del vestido es su escote halter con cuello en V, una solución muy poco frecuente en las creaciones de Cristóbal Balenciaga, aunque perfectamente adaptada a la espléndida anatomía de la mexicana.
Había nacido en Durango en 1904 y con poco más de veinte años inició una carrera ascendente en Hollywood que le llevó a trabajar con directores tan prestigiosos como Raoul Walsh, King Vidor, Norman Foster, John Ford, Don Siegel y los mexicanos Emilio 'Indio' Fernández, Alejandro Galindo y Roberto Gavaldón. Estuvo casada tres veces y entre sus romances más sonados figura el que mantuvo con Orson Welles. Dolores del Río logró triunfar y sobrevivir artísticamente en el tránsito del cine mudo al sonoro, intentando siempre compatibilizar sus roles de clara identidad mexicana y racial con otros de evidente cosmopolitismo, algo que también se refleja en su preferencia por los grandes modistas europeos. En los años 40 volvió a México y fue una indudable protagonista durante dos décadas de la edad de oro del cine azteca.
El vestido que le diseñó Cristóbal Balenciaga es de esa época. No hay una foto en la que aparezca luciéndolo, aunque en una imagen de 1957 se ve a Dolores del Río asistiendo a una gala con otro vestido de Balenciaga. El creador vasco también vistió a otras conocidas actrices mexicanas como Silvia Pinal o María Félix. La pieza depositada por un plazo de dos años en el museo de Getaria pertenece a la coleccionista española y residente en Miami Paquita Parodi. Cuando llegó al centro su estado de conservación era relativamente bueno, si bien hubo que realizar una ligera intervención para asentarlo, debido al peso de los pliegues y los volantes. Mientras se decide su futuro al final del plazo marcado en el depósito, el vestido de la estrella guarda celoso sus recuerdos en el almacén de Getaria.
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