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Lo había adelantado el pasado mayo el Servicio de Cambio Climático de Copernicus y este miércoles lo ha confirmado la Aemet: este verano será más cálido de lo normal en toda España. Además, las lluvias, que en el trimestre estival ya son pocas, serán aún ... más escasas de lo habitual, especialmente en el norte de la Península y en zonas del interior, aunque en el caso de las precipitaciones hay que tomar el pronóstico con más cautela.
Así lo ha avanzado el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología, Rubén del Campo, en una rueda de prensa para presentar la predicción estacional del verano astronómico, que comenzará oficialmente este jueves día 20 a las 22.51, hora peninsular.
Según Del Campo, este verano podría situarse entre el 20% de los más calurosos registrados en el tercio norte peninsular y las islas Canarias más orientales. Concretamente, hay entre un 50 y un 70% de posibilidades de que así sea, si bien en el resto de España esta probabilidad es aún mayor, igual que en buena parte de los países del sur de Europa.
La Aemet también presentó el balance climático de la primavera meteorológica (entre el 1 de marzo y el 31 de mayo), que ha sido cálida en el conjunto de España con precipitaciones en torno a los valores normales, aunque con desigualdades geográficas.
En concreto, la primavera de 2024 fue cálida en el conjunto del país, con una temperatura de 13,1ºC, lo que supone 0,7ºC más que el promedio del período de referencia 1991-2020. Se trató de la octava primavera más cálida del siglo actual y la décima desde el inicio de la serie en 1961.
Del Campo subrayó que ocho de las diez primaveras más cálidas desde que hay registros «se han amontonado» en los últimos 18 años, «una muestra más del calentamiento que está sufriendo el clima de España». Según el portavoz de la Aemet, la última primavera con una temperatura normal fue la de 2021, mientras que la última primavera fría fue la de 2018. Desde entonces, no ha habido ninguna estación en España considerada como «fría o muy fría».
La primavera tuvo un carácter muy cálido en la mayor parte de las regiones mediterráneas, y entre cálido y normal en el resto de la España peninsular, aunque fue fría en algunos puntos del interior de Galicia y del noroeste de Castilla y León. En Baleares fue muy cálida (una media de 15,8ºC, lo que quiere decir 0,8ºC más de lo habitual), mientras que en Canarias tuvo un carácter muy cálido o extremadamente cálido (una media de 18ºC, lo que equivale a 1,3ºC más).
Por meses, marzo fue un mes cálido, abril muy cálido y mayo fue normal. Los episodios de temperaturas superiores a las normales fueron frecuentes, y se llegaron a superar, en las estaciones de la red principal, los 39ºC a finales de mayo, con algunos récords absolutos de temperatura para la primavera, como en Tenerife sur o Tortosa. Hubo también varios episodios fríos destacados, como el de comienzos de marzo, en el que hubo heladas importantes. En capitales de provincia como Burgos o Soria se llegó a -4 ºC.
Por lo que respecta a las precipitaciones, éstas han estado «más cerquita de la media». Han caído 189,4 litros por metro cuadrado, un 5% más de lo habitual del trimestre en el periodo de referencia 1991-2020. Pero con «claras diferencias» por zonas geográficas y también con desigualdades por meses.
Así, fue extremadamente húmeda en Galicia, provincia de Girona, gran parte de Andalucía y puntos de Castilla y León, Castilla-La Mancha y Pirineos. Sin embargo, fue seca a muy seca en la mayor parte de la Comunitat Valenciana, llegando a ser «extremadamente seca» en la provincia de Alicante. También fue seca en la Región de Murcia y Almería, mientras que en los archipiélagos tuvo un carácter normal.
En cuanto a los períodos en los que se distribuyeron las lluvias, marzo fue el cuarto más lluvioso del siglo XXI, con el doble de precipitación de lo normal gracias a la borrasca Nelson, que regó buena parte de España durante la Semana Santa.
En cambio, abril fue el cuarto más seco del siglo actual, y las lluvias solo alcanzaron la mitad de los valores habituales. En mayo, las precipitaciones también quedaron por debajo de lo normal en la mayor parte del país, con un valor que llegó únicamente a las dos terceras partes de la media.
Una vez finalizada la primavera, las cuencas que vierten al Atlántico han salido de la sequía meteorológica, pero mantienen esa situación las cuencas de la vertiente mediterránea, a excepción de la del Ebro. En cambio, analizando la situación a largo plazo, en buena parte de la Península continúa la sequía de larga duración, que tiene en cuenta las lluvias de los tres años anteriores.
Desde el punto de vista de la reserva hídrica, la primavera ha permitido incrementar el nivel de los embalses hasta situarlo en el 64% de su capacidad, lo que supone once puntos más del nivel existente al finalizar el invierno meteorológico. En tres meses, los pantanos han ganado seis mil hectómetros cúbicos, aunque de nuevo los menos favorecidos han sido los de las cuencas del sur, especialmente la Mediterréna andaluza y la del Segura.
Por otro lado, y con datos del 1 de enero al 16 de junio, 2024 es por ahora el tercer año más cálido de la serie, sólo superado por 2017 y 2022, aunque «realmente casi se puede hablar de un triple empate», precisó Del Campo.
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