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Durante la infancia, no nos preguntamos de qué viven las personas. Pronto, eso sí, conocemos en qué trabajan nuestros progenitores y, lo que es aún más impactante -el gran chasco-, seremos conscientes de que normalmente hay que trabajar para poder salir adelante. Con el tiempo, ... empiezan a interesarnos también las ocupaciones de los padres y las madres de nuestros amigos; pero no es hasta la edad adulta, en mi opinión, cuando necesitamos saber de qué viven los pueblos que visitamos, las comarcas. ¿Del vino? ¿Del aceite? ¿De una fábrica de galletas? ¿Del aprovechamiento de los montes? ¿Del turismo?

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