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Un vecino de Alfafar desesperado busca a su mujer: «En su epitafio pondré 'por cinco minutos'»

Un vecino de Alfafar desesperado busca a su mujer: «En su epitafio pondré 'por cinco minutos'»

La desaparecida, de 61 años, lleva en paradero desconocido desde hace seis días cuando su rastro se perdió junto a un concesionario de la pista de Silla

A. Rallo

Miércoles, 6 de noviembre 2024, 09:13

La súplica de Ricardo resulta desgarradora: «Necesito encontrar a mi mujer». No hay consuelo para semejante incertidumbre, antesala habitual de la tragedia. A María Luz Ayala, de 61 años, se le pierde la pista en la pista de Silla, al lado de Flexicar, un establecimiento de venta de coches de segunda mano justo en la entrada del polígono. Eran las 21 horas del martes, una franja temporal marcada ya para siempre con el desastre. «En ese punto se cortó la llamada. Me dijo que los coches pasaban flotando». Y desde entonces ni una noticia -buena o mala- de su esposa. Seis días de angustia.

«Estoy desesperado», admite, como no puede ser de otra forma. «Nadie nos llama. No sé si está viva, si está muerta...No sé a quién acudir». Contactaron, tras muchos esfuerzos, con el teléfono de desaparecidos de la Generalitat. «Finalmente se lo cogieron a mi hijo». El descendiente se desplazó en su momento a los centros de la Petxina y de la Fuente San Luis. Pero nada. Sin noticias. «Le cogieron muestras de ADN», recuerda.

María Luz figura ya como una de las decenas o cientos de desaparecidos, parte de una cifra global que a día de hoy se desconoce. «Tenía que haber salido a las 18 horas del trabajo, pero lo hizo a las 20. Pero no es culpa de la empresa. Se quedó porque era muy responsable y quiso hacerlo». Ricardo interrumpe su relato, desde una calle de Alfafar, por el llanto. «Mira, por cinco minutos...Estoy pensando eso, poner cinco minutos en su epitafio».

Fue por ese tiempo lo que la retrasó al pasarse la entrada de Sedaví por la que debía regresar a casa. Luego ya se vio atrapada. «Ni siquiera sé si salió del coche o no. Le dije que si podía se subiera a un camión cercano». Ricardo acudió al lugar horas más tarde, pero el vehículo, un Ford Fiesta plata, había desaparecido. Se ignora por completo qué sucedió más allá de las 21 horas del martes.

Ricardo critica la «falta de información» de las autoridades. No obstante, no pierde la esperanza o no, al menos, de manera definitiva. «A veces pienso que puede haber tenido un golpe en la cabeza, que no recuerda su nombre, que esté en coma en algún hospital...»

El hombre se concentra estos días en limpiar su municipio natal, Alfafar, y en buscar el coche de su esposa por si encuentra algún indicio que le haga pensar en un desenlace optimista. «Es que no quiero estar en casa. No puedo porque empiezo a darle vueltas a todo». Ricardo sigue con su hija en la localidad, mientras su hijo reside en Valencia. «Le he pedido que todo por WhatsApp, que no quiero que me llame. Porque temo que si lo hace sea para decirme que la han encontrado». La sensación debe ser incontenible. La necesidad y el miedo, todo al mismo tiempo, de conocer qué ha ocurrido.

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