![Dos vascas se quejan ante la ONU de la «violencia en el parto» en España](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/201812/19/media/cortadas/quiro-kmLF-U6019329179846dF-624x385@El%20Correo.jpg)
![Dos vascas se quejan ante la ONU de la «violencia en el parto» en España](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/201812/19/media/cortadas/quiro-kmLF-U6019329179846dF-624x385@El%20Correo.jpg)
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La Comisión de Derechos Humanos de la ONU estudiará una denuncia por «violencia obstétrica» -en el parto-, presentada por cuatro mujeres españolas, dos de ellas vascas. Se quejan de maltrato recibido por parte de ginecólogos y matronas en el momento de dar a luz, ... así como de haberles realizado procedimientos quirúrgicos sin su consentimiento.
Las cuatro mujeres han optado por acudir a la ONU después de haber puesto los hechos en conocimiento de la Justicia española que, en ninguno de los casos, ha visto motivo para investigar. En la demanda, tramitada por la abogada madrileña Francisca Fernández, las mujeres relatan los motivos por los que se sintieron vejadas.
Una de ellas, madre vizcaína, dio a luz en 2012 en el hospital de Cruces. En el escrito de queja se afirma que «desde que entró en el paritorio, la matrona adoptó una actitud autoritaria». Añade que «pese a que el proceso de alumbramiento transcurrió con normalidad, cuando el bebé iba a nacer, quiso practicarle una episiotomía (corte en el perineo desde la vulva hacia el ano), a lo que ella se opuso, pero esto no impidió que lo hiciera». Además, «impidió el contacto piel con piel de la recién nacida con la madre y cuando los auxiliares fueron a felicitarla, la comadrona les comentó que se había portado muy mal y no se merecía a esa nena». El «maltrato continuó hasta decirle 'haber ido a la privada, te habrían hecho una cesárea. Has tenido suerte de que te haya tocado conmigo'».
La matrona llegó a anotar en el historial clínico que «la mujer no ha sido nada colaboradora... Ha colocado las manos en su perineo...». Al margen de «sentirse humillada y avergonzada» durante mucho tiempo, la episiotomía le provocó «incontinencia urinaria de esfuerzo y dolor». Asegura, por último, que el corte en la vagina ha tenido «repercusiones en su vida sexual».
En el caso de una madre guipuzcoana de 25 años, se denuncia la práctica de una cesárea cuando acudió al hospital Donostia por haber roto aguas. Sostiene la abogada que se indujo el parto «prematuramente» para que el nacimiento no fuera por la noche y que, por el mismo motivo, «le sometieron a una cesárea innecesaria». La queja alude también al trato dispensado hasta afirmar que fue utilizada «para que los estudiantes aprendiesen. Me pusieron en la mesa de operaciones como a una muñeca. Nadie me habló. Nadie intentó calmarme, salvo el anestesista. Lloraba. El quirófano estaba lleno de gente y yo estaba sola y desnuda, hablaban entre ellos de sus cosas, sin importarles mi persona».
Al igual que la mujer vizcaína, esta madre protesta porque se llevan al niño y no le dejan estar con su marido tras salir del quirófano. La angustia le provocó un cuadro de ansiedad. Una psiquiatra de su centro de salud le diagnosticó «trastorno por estrés postraumático tras la situación estresante vivida once meses atrás».
En la demanda ante la ONU se señala que la Justicia española «ha desamparado el derecho a la dignidad, la libertad, la integridad física y moral» de estas madres. También los convenios internacionales contra la discriminación de la mujer y la posición de la Organización Mundial de la Salud en relación con el maltrato durante el parto. «¿Se consentiría que se abriera el abdomen a un hombre o se le hiciera un corte en los genitales sin pedirle permiso?», se pregunta la abogada.
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