Yanguas acaba de publicar 'Pasos hacia una nueva vejez'. FELIX MORQUECHO
Javier Yanguas | Experto en geriatría

«Vamos a vivir más, pero con muchos momentos de soledad»

«Necesitamos un debate público sobre cómo queremos cuidar y ser cuidados. Elevar este tema a un eje tractor de la sociedad», defiende

Viernes, 1 de octubre 2021, 00:44

Ante el temor de quemar el mundo de los cuidados como Nerón hizo con Roma en la película 'Quo Vadis' (1951), el geriatra, director científico del programa de Mayores de Fundación La Caixa y responsable de proyectos de Aubixa Fundazioa apuesta por un debate público ... sobre «cómo queremos cuidar y ser cuidados». En su último libro, 'Pasos hacia una nueva vejez', reflexiona sobre los cambios que suponen vivir en una sociedad cada vez más envejecida.

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- Vivimos en una sociedad cada vez más envejecida, pero dice en su libro que «lo de la crisis demográfica es una memez». ¿A qué se refiere?

- Hay veces que la gente habla de la vejez como si fuera un tsunami que viene y todo es súper negro. En realidad, lo que tenemos es una suerte enorme. Vivimos mucho más, esa vejez se ha democratizado. ¿Cuánto tiempo de vida compartimos con nuestros padres? ¿Y con nuestros hijos? El envejecimiento es una de las grandes cosas que nos ha pasado, por eso me parece que lo de la crisis demográfica, hablar de que no va haber niños, es generar alarmismo.

- ¿Hay que hablar entonces de nuevas oportunidades?

- Vivir una vejez cada vez más larga es una oportunidad. En la vejez hay dependencia y muerte, pero estamos posponiendo eso hacia los últimos momentos de la vida. El vivir más y mejor también trae desafíos, por ejemplo, desarrollar un proyecto claro para la vejez, no sabemos qué esperamos de los mayores. Ni todo es malo ni todo es bueno.

Cambio de mentalidad

«Tenemos que pensar que los cuidados no tienen que ser sólo un gasto, sino que pueden ser un ingreso»

- ¿Estamos quemando el mundo de los cuidados como Nerón hizo con Roma, tal y como recoge en su texto?

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- No he vuelto a ver esa película ('Quo Vadis'), pero tengo esa imagen de Nerón grabada en la cabeza, tocando la lira mientras Roma se quemaba. Y se quemó. Con todos estos desafíos de los cuidados a medio y largo plazo me pregunto si Roma se quemará. Están pasando los años y deberíamos reaccionar de otra manera. Tendríamos que elevar los cuidados a un eje tractor de la sociedad, pensar que no tienen que ser solo un gasto, sino que pueden ser un ingreso y hasta se pueden generar nuevas profesiones a su alrededor. Necesitamos prestigiar el mundo de los cuidados, que hasta hace cuatro días era cosa de mujeres y de estar en casa. Está cambiando, pero sigue en manos de personas con salarios bajos y en situaciones precarias. Necesitamos un debate público sobre cómo queremos cuidar y ser cuidados.

- ¿Deben sacrificar los hijos sus proyectos de vida para dedicarse al cuidado de sus mayores?

- Eso es lo que tenemos que responder como sociedad. Muchas personas que han cuidado de sus padres durante tiempo quizá no quieran que sus hijos dediquen todo ese tiempo a ellos, quizá incluso ni puedan. Vienen nuevas formas de cuidar. No hace falta que sea 24 horas al día. Puedo combinar ayuda personal y profesional. Debemos buscar esas nuevas maneras de cuidar y compaginar la familia con lo profesional. En el cuidado no todo es malo. También está la comprensión de nuestra condición humana y nuestra vulnerabilidad. En algún momento de nuestra vida sí o sí vamos a tener que cuidar, lo que no podemos es pedir que la gente cuide 36 horas al día.

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- ¿Ha cambiado el perfil del cuidador con el aumento de la brecha generacional?

- En el mundo del cuidado de los niños ha mejorado. En el de las personas mayores, en cambio, todavía es muy minoritario el hombre cuidador, aunque sí ha crecido en los últimos años. Aun y todo, tenemos amplios márgenes de mejora de implicación y compromiso. El cuidado no solo es el instrumental, es mucho más, están las instituciones, por ejemplo, la naturaleza, la democracia... El cuidado nos da otra dimensión de habitar el mundo y tiene valores de empatía, solidaridad, compasión...

Pandemia

«Quizá no hemos valorado las consecuencias del aislamiento en términos de salud mental»

«Vivir es un riesgo»

- ¿Cómo influye la soledad en la vejez?

- Tenemos que asumir que vamos a vivir más, pero vamos a tener unas relaciones sociales más frágiles. La familia se hace cada vez más pequeña y vamos a tener que vivir muchos momentos de soledad en la vida. Tenemos que aprender a vivir en soledad y manejarla. Nos faltan infraestructuras sociales que no se ven, innovación social.

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- ¿Hay riesgo de que crezcan los casos de demencia tras el aislamiento por el covid?

- Sí. El 40% del riesgo de demencia es modificable, lo cual es mucho, y un 4% de este tiene que ver con el aislamiento social y la soledad. Podíamos haber sido más flexibles. Vivir es un riesgo y tenemos que poder decidir sobre él, que no decidan sobre nosotros al margen de la edad. Tenemos que aprender de cara al futuro. El covid era importante, pero las relaciones también. Quizá no hemos valorado las consecuencias en términos de salud mental en cuanto al aislamiento.

- ¿Los expertos defienden que el modelo de cuidados de las residencias pasa por la Atención Centrada en las Personas (ACP), pero es esta la solución para todo?

- No. En estas utopías del mundo feliz yo siempre veo un peligro. Lo de la ACP no es nuevo. Por supuesto que me parece esencial que las personas puedan seguir con su proyecto vital y se tengan en cuenta sus opiniones, pero la atención a las personas con dependencia siempre es problemática. Las personas con demencia muy avanzada no pueden tomar decisiones.

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