Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Plástico y latas, papel y cartón, vidrio, orgánicos, basura normal. El reciclaje doméstico no es tan sencillo en la localidad japonesa de Kamikatsu. Los 1.500 vecinos de este municipio enclavado en el oeste del archipiélago distribuyen sus basuras en nada menos que 45 categorías ... diferentes, con el objetivo puesto en que para el próximo año no tengan que enviar ningún desecho a la incineradora.
Como es natural, estos adelantados de la ecología no tienen en casa 45 recipientes diferentes para depositar en ellos sus desperdicios. En lugar de eso, cada dos o tres días transportan su basura a unas instalaciones situadas en el pueblo, donde la reparten según su composición. «Es complicado», admite a AFP Naoko Yokoyama, una vecina de 39 años mientras va clasificando con parsimonia su basura por los contenedores de diversas formas y tamaños repartidos por la nave. «Pero desde que llegué aquí, hace un año, me he vuelto más consciente de la importancia del medio ambiente».
52% es el porcentaje de todos los residuos generados por sus habitantes que recicla Suiza, país que lidera la clasificación mundial en este aspecto. Le siguen otros estados europeos como Austria, Alemania, Holanda y Noruega. En el otro extremo, Rusia, el país más extenso del mundo, apenas recicla el 4% de su basura.
España avanza En nuestro país, cada ciudadano separó y depositó el año pasado en los contenedores 15,7 kilos de envases de plástico, latas y briks, lo que supone un aumento del 12,3% en relación con 2017. También creció, sin embargo, la generación de residuos (en un 2% el pasado año). Cada español produjo por término medio 1,26 kilos de residuos urbanos al día, 460 kilos al año.
Desde almohadas hasta cepillos de dientes, textiles, madera, enchufes, pilas, químicos, metal... La lista es interminable. Por si fuera poco, antes de depositarlos, los vecinos lavan y secan en sus casas los envases de plástico y recipientes de vidrio. Si alguna pieza está compuesta de varios materiales diferentes, la desmontan pacientemente para depositar cada parte en la categoría que le corresponde.
Kamikatsu se convirtió en un fenómeno mundial el día en que las autoridades decretaron el cierre de la incineradora para 2020 al entrar en vigor unas limitaciones de emisiones más estrictas que hacían obsoleta la planta. Como el municipio no tenía dinero suficiente para construir una nueva o pagar a una localidad vecina para que se hiciera cargo de su basura, la corporación decidió sustituir la quema por el reciclaje. «Es más barato», asegura Midori Suga, una funcionaria local.
El pueblo está muy cerca de lograr su objetivo: ya recicla el 80% de la basura que genera, cinco veces más que la media nacional, situada en el 20%. El reciclaje es un hábito asentado en Japón, que produce menos basura que el término medio de los países occidentales, pero su caballo de batalla está en los plásticos: es el segundo productor mundial per cápita de envases de este tipo, por detrás de Estados Unidos. Hace años solían enviarlos a China para su tratamiento, pero el país vecino ha prohibido recientemente la importación de esta basura, que se acumula en vertederos repartidos por todo Japón.
Los vecinos de Kamikatsu, orgullosos de ser unos adelantados a su tiempo, reconocen sin embargo que no será fácil extender su ejemplo al resto del país. «Aquí funciona porque solo somos 1.500 vecinos. En una ciudad grande sería mucho más complicado», admite Yokoyama.
Kazuyuki Kiyohara, el responsable de la planta de clasificación de basuras, explica que los plásticos componen el grueso del material que llega a las instalaciones, y que a pesar de las campañas de concienciación la disminución de su consumo ha sido pequeña. «Nuestro estilo de vida depende enormemente del plástico. Los consumidores pueden reducir su uso hasta cierto punto, pero de poco servirá si los fabricantes siguen envasándolo todo».
El pasado año, el Gobierno nipón desveló un proyecto legal para reducir en una cuarta parte los 9,4 millones de toneladas de desechos plásticos que genera cada año el país. La iniciativa pretende que los clientes lleven a las compras sus propias bolsas, una medida ampliamente extendida en los países desarrollados, pero no se espera su entrada en vigor antes del próximo año y no afectará a otros envases de plástico.
Mientras tanto, en Kamikatsu no se conforman con ser un ejemplo medioambiental para todo el país. «Nuestro esfuerzo por reducir a cero la incineración de basuras no es suficiente», proclama Midori, cuyo nombre significa en japonés 'verde'. «No deberíamos limitarnos a buscar el mejor modo de tratar la basura. Necesitamos desarrollar políticas que prevengan su producción».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.