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Puede parecer ciencia-ficción, pero para el año 2100 no hay nada escrito. La humanidad ha logrado increíbles avances tecnológicos y muchas ideas adelantadas en ... el cine se han convertido en realidad. Quién sabe si el tren del futuro que ha diseñado la Universidad de Mondragón para la exposición 'Motion. Autos, art, architecture' comisariada por Norman Foster en el Guggenheim también vea la luz algún día.
La Escuela Politécnica Superior es la única universidad vasca que ha participado junto a otras 14 de todo el mundo en la última parte de la muestra dedicada al futuro de la movilidad, donde centros especializados en diseño y arquitectura han plasmado su visión sobre cómo serán los medios de transporte a finales de este siglo. La institución guipuzcoana, a través del trabajo de fin de grado de Nerea Murillo, una de sus alumnas de Diseño Industrial, ha diseñado un prototipo de tren inteligente para el año 2100 bautizado como 'Ethos', que revoluciona el concepto del ferrocarril y lo convierte en una experiencia personalizada. Además, circula sobre un campo magnético en lugar de los tradicionales raíles.
«Cuando hablamos de futuro, siempre hablamos de coches o aviones. Nos pareció que había que dar una oportunidad al tren, ya que se le puede sacar mucho partido», afirma la autora de la idea. La joven ha estado respaldada por la tutora del proyecto, Maitane Mazmela, que explica que han dado prioridad a los viajeros del futuro frente a la tecnología del vehículo. Las promotoras de este convoy futurista, en el que ha colaborado CAF (Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles), con sede en Beasain, evaluaron tendencias que derivan en diferentes conductas de la sociedad y optaron por desarrollar un novedoso concepto de transporte que evita las esperas.
Un cambio sustancial que plantea el proyecto es el acceso al tren: el usuario ya no tendrá que acudir a la estación para tomar el convoy, sino que éste se acercará al viajero. En un futuro todavía lejano los pasajeros podrán llamar, mediante una app de móvil, a módulos autónomos con aforo para 4 personas que les recogerán en su domicilio, o en la dirección que indiquen, y les transportarán hasta el mismo vagón. «Son pequeños vehículos híbridos que pueden llegar por tierra, mar o aire, levitando sobre un campo magnético, y que se insertan en el tren a través de puertas gaviota para que el usuario entre directamente», explica Maitane. El tren también levitará, por lo que se moverá sobre un campo magnético que dará la sensación a la ciudadanía de que vuela. «A una distancia concreta», precisa la alumna, ya que a día de hoy, aunque algunos fabricantes han realizado prototipos, este sistema de funcionamiento todavía es bastante emergente. «El sistema de levitación existe y hay propuestas de trenes futuristas, pero necesitaría de bastante desarrollo», indica la tutora del proyecto. De hecho, habría que eliminar las vías ferroviarias para colocar campos magnéticos y ensanchar los túneles «ya que los actuales son demasiado estrechos».
El proyecto de Mondragón se ubica en la galería del futuro de la exposición. Los trabajos de las universidades, que incluyen a la de Navarra, se concentran en un túnel en el que cada centro expone su maqueta acompañada de una proyección de realidad virtual. A través de un código QR que cada visitante se puede descargar en su teléfono móvil, es posible acceder al interior del tren o viajar en los módulos híbridos.
Se haga o no realidad en el futuro, para Nerea ha sido todo «un sueño» exponer su idea en el museo. «No piensas nunca que un trabajo de fin de grado vaya a acabar en el Guggenheim. Son palabras mayores», confiesa.
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