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Los uniformes de la Ertzaintza siguen siendo ignífugos, pese a que «la situación ha cambiado». «Entiendo que los buzos antidisturbios estén preparados contra el fuego, pero ya no nos tiran 'cócteles' cuando patrullamos. Y eso resta otras prestaciones más necesarias ahora, como que sean hidrófobos, ... que repelan el agua», explica un portavoz del sindicato Euspel. La central lleva tiempo solicitando que se convoque la llamada «mesa de materiales» en la Policía autonómica para proponer una «actualización del uniforme» y una modernización de los tejidos. Las prendas ignífugas se introdujeron en época del consejero de Interior, Rodolfo Ares, en 2009, y desde entonces no se han cambiado.
Además, según denuncian, se ha notado una «pérdida de calidad» en los polos y en las cazadoras, especialmente en la serigrafía. «Se cuartea y se queda pegada en el asiento del coche patrulla o en las sillas de la comisaría. Y la de los pantalones. Si te sientas y pones las manos debajo, se te queda la pintura blanca en la piel». «Mientras que la prenda está bien porque es relativamente nueva, las pegatinas parece que tienen 30 años y la imagen que damos es lastimosa».
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