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Trump se ha encaprichado por Groenlandia. Sí, ha leído bien. Groenlandia, la isla danesa de más de 2,1 millones de kilómetros cuadrados -más de cuatro veces la superficie de España- situada a las puertas de Norteamérica. Protegidos por el anonimato, miembros de su equipo ... han contado la por ahora última ocurrencia del presidente de Estados Unidos a 'The Wall Street Journal' y otros medios. Dicen que lleva un año dándole vueltas a la idea de aflojar la cartera para hacerse con Groenlandia, y sus asesores, el mismo tiempo dándole largas.
Parece que todo empezó en abril del año pasado, durante una reunión en el Despacho Oval en la que Donald Trump bromeó sobre la posibilidad de comprar Groenlandia para explotar sus recursos naturales. Con más del 77% de su superficie cubierta permanentemente por el hielo, la segunda isla más grande -por detrás de Australia- es rica en hierro, carbón, uranio, platino y otros metales, además de pesquerías y petróleo. Y el feroz capitalista que Trump lleva dentro ve en el temible deshielo por el cambio climático una oportunidad para hacer allí negocios a lo bestia. Además, claro, de la importancia geoestratégica del enclave.
Según 'The New York Times', aunque los asesores presidenciales son «muy escépticos» respecto a que la adquisición sea factible, han prometido a su jefe investigar el asunto. Vamos, que están mareando la perdiz por si solo se trata de un capricho pasajero para no exponerse innecesariamente a la ira tuitera del inquilino de la Casa Blanca, que parece considerar a la Dinamarca actual tan tonta como la Rusia que en 1867 vendió Alaska a EE UU por 7,2 millones de dólares y la España de Fernando VII que en 1819 hizo lo propio con Florida por unos miserables 5 millones. Pero los daneses no están por la labor de caer deslumbrados ante las baratijas del Tío Sam, como no lo hicieron cuando en 1946 el presidente Truman les ofreció 100 millones por la isla.
«Debe ser una broma del Día de los Inocentes... ¡pero está totalmente fuera de lugar!», ha escrito en Twitter el que hasta junio era primer ministro danés, Lars Lokke Rasmussen. «Si es cierto que está pensando en eso, es la demostración definitiva de que se ha vuelto loco. Tengo que decirlo como es: la idea de que Dinamarca venda 50.000 ciudadanos a EE UU es una completa locura», ha dicho Søren Espersen, portavoz de Asuntos Exteriores del Partido Popular Danés. Trump visitará Dinamarca el 1 y 2 de septiembre y tiene previsto reunirse con el presidente autonómico de Groenlancia y con la primera ministra danesa, Mette Frederikseen. Por de pronto, el Gobierno de la isla le ha dado ya con la puerta en las narices: «Groenlandia no está a la venta». Y en Copenhague piensan lo mismo.
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