Más difícil todavía. Los japoneses han convertido a su tren bala, el famoso Shinkansen, en una auténtica atracción turística. Pero lo que han logrado ahora parece digno de una película de ciencia ficción. No sólo cuentan con una unidad capaz de alcanzar los 500 kilómetros por hora, superando las ya elevadas marcas de velocidad sobre raíles. También es capaz de recorrer largas distancias sin conductor. Y, por si fuera poco, levitando sobre las vías. Un avanzado servicio ferroviario muy difícil de igualar incluso por los países más avanzados tecnológicamente.
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Es lo que pudieron comprobar de primera mano la semana pasada un grupo de valientes pasajeros en un histórico viaje sin apenas precedentes en la historia ferroviaria del país del sol naciente. Su tecnología de levitación magnética (Maglev por sus siglas en inglés) les permitió alcanzar, e incluso superar, los 500 kilómetros por hora mientras se dirigían a la ciudad de Tsuru a toda pastilla. Este viaje de prueba supone el primer paso para instaurar un servicio que comunicará la estación de Shinagawa, en Tokio, con la de Nagoya en 2034 en tan sólo 40 minutos. Asimismo, se planea otra ruta hacia Osaka en 67 minutos.
La forma de su cabina, huérfana de piloto, recuerda un poco a la del famoso Concorde, que también supuso un hito para la aviación al unir París y Londres con Nueva York a velocidades supersónicas. Casi como este tren. Pese a su aspecto futurista, Japón lleva décadas probando esta nueva tecnología. De hecho, hace nueve años la compañía Central Japan Railway logró superar el récord mundial de velocidad para un tren tras alcanzar los 603 kilómetros por hora durante un recorrido de prueba en la prefactura de Yamanashi, a unos 35 kilómetros de Tokio.
Sin embargo, su implantación se ha retrasado todos estos años por las dudas de las autoridades niponas de su efectividad real respecto a los trenes balas convencionales, capaces ya de alcanzar los 300 kilómetros por hora. También han sido fuertemente criticados por los riesgos medioambientales que la levitación magnética, lograda gracias a la utilización de raíles especiales de semiconductores, puede acarrear en su entorno.
En todo caso, con esta nueva prueba de la línea Chuo Shinkansen parece que los Maglev están un poco más cerca de volar sobre las vías japonesas dentro de poco. Todo un hito teniendo en cuenta que la mayor parte del recorrido se ha construido bajo tierra o a través de túneles. Una obra faraónica que el Gobierno nipón emprendió a finales de los 70 con la ayuda de Japan Airlanes, los antiguos Ferrocarriles Nacionales Japoneses (JNR) y la actual Central Japan Railway Company (JR Central). Todo a cambio de un presupuesto que asciende a 9 billones de yenes y que se espera que sea superado con la construcción de la nueva ruta hacia Osaka. Y es que, como se puede comprobar, viajar al futuro no es nada barato.
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