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Abel Verano
Miércoles, 23 de agosto 2023, 07:26
Cuando José Miguel Tolosa fue nombrado jefe provincial de Tráfico de Cantabria, en el año 2015, se marcó un claro objetivo: acabar con la elevada siniestralidad de los dos puntos negros de las carreteras cántabras: la zona de Saltacaballo, en Castro Urdiales, y la vía ... rápida Colindres-Ramales, la N-629, donde han perdido la vida 20 personas desde 1999, según los datos registrados por este periódico.
Ocho años después y pese a que los siniestros graves han bajado «considerablemente», Tolosa sigue pensando en tomar más medidas y por eso la Dirección General de Tráfico (DGT) está estudiando la posibilidad de sustituir los dos radares fijos de Saltacaballo (colocados en ambos sentidos de la circulación) y el instalado junto a la incorporación Sur de Castro Urdiales (que no está operativo) por uno de tramo, como el que hay en la vía rápida Colindres-Ramales. Se trata de un sistema de cámaras que graban de forma continua, se identifica la matrícula de cada vehículo a la entrada y a la salida de un segmento de carretera y se controla la velocidad entre ambos puntos.
«Puede ser una medida interesante, aunque todavía no hay un proyecto. Lo estamos estudiando», advierte el jefe provincial de Tráfico, que deja claro que «las cifras de siniestralidad nos dicen que no es un tramo peligroso a fecha de hoy». «No es un tramo donde se mate la gente; los pocos accidentes que hay son leves y las cifras de siniestralidad son bajas, teniendo en cuenta que a diario transitan por Saltacaballo 50.000 vehículos», justifica. ¿Qué tipo de accidentes se producen en ese tramo? «El que se cambia de carril y no se da cuenta que viene por la derecha otro y se dan un rasponazo los dos coches. Chapa y pintura. Ese es el grueso de los accidentes».
Tolosa reconoce que «puntualmente» ha habido algún accidente grave, como los dos sufridos por dos camioneros que perdieron la vida al precipitarse con su vehículos por el viaducto de Ontón, cerca de Saltacaballo, pero no como para tomar más medidas en esa zona. «Me preguntó un periodista si podría levantarse algún tipo de barrera más alta para evitar este tipo de accidentes y le dije que no podemos llenar toda la carretera de medianas y de barreras. Hay que confiar también en la responsabilidad de la gente, aunque bien es cierto que un despiste lo podemos tener cualquiera».
Junto a esta alternativa que se plantea para la zona de Saltacaballo, la DGT está estudiando la posibilidad de instalar radares en otros puntos de la región, pero el jefe provincial prefiere no desvelarlo, por el momento. «Tenemos varias zonas donde podrían instalarse porque trabajamos mucho la estadística. Cuando un tramo despunta a nivel de siniestralidad, planteamos poner en marcha una medida».
Aun con todo, Tolosa deja claro que ahora mismo «no hay ningún punto en Cantabria que nos preocupe o donde veamos que tenemos una alta siniestralidad, a diferencia del año 2015, cuando me encontré un chorreo continuo de accidentes en la zona de Saltacaballo».
Es más, según señala, en el momento que ven un comportamiento anómalo de la siniestralidad es «cuando decidimos buscar una solución». Y eso a pesar de que «muchos alcaldes querrían tener un radar o un badén». «Pero no podemos llenar de radares y badenes todas las travesías», asevera.
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