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Varios ciudadanos hacen cola para votar en Gernika. Maika Salguero
Menos mal que nos tomamos un vermú

Menos mal que nos tomamos un vermú

El 28 de abril de 2019 fue jornada electoral, la primera de las tres que se sucedieron a lo largo del año, pero la vida seguía fuera de las urnas

CARLOS BENITO

Martes, 28 de abril 2020, 00:54

Qué cosas, hace exactamente un año estábamos todos emplazados a salir de nuestras casas en algún momento del día y congregarnos en espacios cerrados, formando filas más o menos apretadas. En un par de metros, a lo mejor entrábamos cinco o seis. Es más, algunos ( ... la gente importante) remataban la operación estrechando la mano a cuatro o cinco personas en diez segundos, en lo que ahora nos parece una temeraria actividad de riesgo, como una ruleta rusa en la que ni siquiera sabemos cuántas balas hay en el cargador. El 28 de abril del año pasado era jornada electoral, la primera de las tres jornadas electorales que se sucedieron a lo largo del año, ese tipo de días quedan en las hemerotecas como si se hubiese abierto un paréntesis en la actividad humana para centrar todos nuestros quehaceres en el asunto de votar. Es uno de esos casos en los que las hemerotecas acaban resultando terriblemente incompletas, porque todos sabemos que aquel domingo del año pasado hicimos mucho más que depositar nuestra papeleta en una urna. Paseamos, tomamos vermús, quedamos con amigos, visitamos a familiares... Lo de ejercer el derecho al voto será, seguramente, lo que menos nostalgia nos dé de todo aquello, pero hasta eso podría llegar a parecernos un plan deseable ahora mismo, como signo de esa normalidad que tanto añoramos.

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