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«Vuestra vida será un infierno, llegaré hasta las últimas consecuencias». Esta es solo una de las terribles frases que les dedicó el presunto un presunto maltratador a los hijos de la víctima en una carta que ha salido a la luz durante el juicio ... por el ataque, que tuvo lugar el 8 de marzo de 2021, en Valencia. Aquel Día de la Mujer, el acusado, que se enfrenta a una pena de prisión inicial de 18 años y once meses por un delito de asesinato en grado de tentativa y los delitos de acoso y amenazas, acudió a casa de su expareja y la atacó con un machete.
Durante la vista la mujer ha relatado la situación de acoso sistemático a la que le sometía el varón, con quien había estado casada durante seis años. La relación finalizó en septiembre de 2019, pero él no quiso aceptarlo. Así, pese que ella le dejó «muy claro» que no quería mantener ninguna relación y que dejara también de seguir a sus hijos, fruto de una relación anterior, el acusado no cejaba de enviarle correos electrónicos a diario, que ella nunca respondía. En ellos, insistía en quedar «con cualquier pretexto», le enviaba entradas para conciertos románticos y también la amenazaba. Durante los meses previo al salvaje ataque el coche de la víctima sufrió varios sabotajes.
Además, el hombre merodeaba habitualmente por la calle en la que residía ella, y eso que no es una zona de tránsito. «Estaba al acecho, decía que venía a por cosas aunque ya no le quedaba ninguna», ha recalcado ella. Del mismo modo, el acusado contactaba con la gente de su entorno, con sus hijos y amigos, con su hermana, vecinos, su exmarido e, incluso, llamaba a su madre a altas horas de la madrugada. La situación era tal que ella tenía que salir siempre acompañada de casa y se vio obligada a cambiar la cerradura. Al final le denunció por acoso.
El día del ataque, mientras esperaba a que su actual pareja la recogiera, la víctima vio al acusado debajo de su casa en el coche y decidió bajar para tomarle una foto «como prueba para la denuncia». En ese momento el salió del vehículo con un machete y fue hacia ella. «Me empuja, me tira al suelo y me pongo a gritar que 'me mata, que me mata. Se pone sobre mí, me sujeta y no me puedo mover. Entonces salen unos vecinos y no sé ni con qué le pegan. Luego ya recuerdo a la Guardia Civil y vecinos y yo en el suelo con mucho dolor, levanto la mano y veo salir mucha sangre, tenía claro que iba a morir», ha relatado visiblemente emocionada.
Detenido, poco antes de ingresar en la cárcel, el acusado envió una carta a nombre a sus hijos de su puño y letra. «Mis hijos no me la querían enseñar. Yo estaba en pánico porque para él no hay fin. Sin ningún arrepentimiento decía: 'Os quiero mucho, mamá es mala mujer que no me deja veros. Me ha dejado porque ha conocido a otro hombre. Vuestra vida será un infierno, llegaré hasta las últimas consecuencias'», ha explicado la mujer que ha reconocido que ya no puede más y que tiene miedo que él «contrate a alguien para que acabe con sus vidas».
En la sesión también ha declarado la actual pareja de la víctima que ha confirmado el acoso al que le sometía a diario con mensajes y llamadas. Fue él quien le aconsejó que lo denunciara. Fue su intervención y a la de otro vecino lo que salvó la vida de la víctima. «La vi en el suelo él sobre ella asestándola puñaladas. Había un vecino intentando separarlo, pero no había forma. Era como un animal cazando. Ella era imposible que se defendiera», ha declarado. Entonces, optó por coger de su maletero una llave de cruz con la que propinó varios golpes al acusado, que finalmente perdió el conocimiento momentáneamente. Luego, tambaleante, intentó volver a atacar a la mujer, a la que los otros dos hombre intentaban ayudar.
Su relato coincide con el residente, que también ha declarado durante el juicio. Él oyó los gritos y vio a un hombre amenazando con un cuchillo a una mujer. Cuando bajó hasta ellos el acusado «ya estaba a horcajadas sobre la víctima acuchillándola». Entonces, «con el palo de una fregona» empezó a golpear al agresor para intentar pararle pero no lo logró. «El panorama era dantesco, ella en medio de un charco de sangre y todos los niños mirando». La mujer necesitó asistencia sanitaria y quirúrgica urgente y tardó 106 días en recuperarse de las heridas, además de soportar secuelas psíquicas y varias cicatrices.
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