Con la garrota contra la Guardia Civil

Fue un momento tenso. En torno a las siete de la mañana, y tras varios enfrentamientos verbales, los vecinos exigieron a los guardias civiles que retiraran los coches que cortaban el tráfico para que otro residente, también familiar de Hevia, que se dirigía al Hospital Valdecilla para recibir un tratamiento médico, pudiera pasar. Ante la negativa de los agentes, el edil se tomó la justicia por su mano. Cogió un vehículo de la obra y tras recorrer unos metros se llevó por delante dos coches policiales. Uno de ellos quedó estampado contra la marquesina del autobús, y el otro apartado de la vía. El concejal fue detenido horas después.

Carlos Hevia ha sido desde el principio el edil que se ha opuesto de manera más contundente al derribo del viejo puente. De hecho, fue él quien promovió la primera concentración para protestar por la inminente demolición de la infraestructura, así como la presentación de una moción por parte de los grupos de la oposición de Val de San Vicente, que fue aprobada por unanimidad, para que el propio Ayuntamiento elaborase un proyecto para hacerse cargo de su reposición si nadie lo hacía antes.

El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) había anunciado recientemente su intención de demoler el puente, que da servicio a numerosos vecinos del municipio, por su avanzado estado de deterioro. Pero los residentes, que llevan años reivindicando una solución, exigen un compromiso de reposición con plazos concretos antes de que se lleve a cabo el derribo. Por eso, el pasado 11 de junio ya se plantaron en el paso para evitar un primer intento de derribo.

Tras ganar aquella primera batalla, en la que los operarios acabaron retirándose, los vecinos sabían que la situación podía repetirse, como así ocurrió este miércoles. Esta vez tampoco recibieron ningún aviso. Fue el trasiego de maquinaria que se produjo la víspera por la zona lo que les puso alerta. Lo que no esperaban es que la demolición se preparara para las seis de la mañana. Desde pasadas las cinco, a oscuras y bajo la persistente lluvia, agentes de la Guardia Civil y el propietario de la ganadería más cercana al puente se encararon varias veces. A medida que se acercaban más vecinos, hasta alcanzar la veintena, la tensión crecía.

Cuando el alcalde, Roberto Escobedo (PSOE), llegó a la zona, en torno a las ocho y media de la mañana, fue increpado por los vecinos, que le habían telefoneado en plena disputa para que les apoyara. El regidor aseguró que no había recibido una notificación oficial sobre el inicio de los trabajos y, aunque consideró que «las reivindicaciones deben hacerse pacíficamente», alabó que los vecinos «defiendan una causa que creen justa».

Tras los incidentes, el secretario general de Guardias Civiles de Cantabria (Unión GC), Javier Nodar, expresó su «total apoyo» a los agentes desplazados a la zona, «que eran muy pocos». Además, exigió «responsabilidades políticas», tanto al portavoz del PP que protagonizó el m omento más tenso, como a la Delegación del Gobierno, «la máxima responsable».

Responsables de Adif, por su parte, mostraron su «disposición para resolver la situación de bloqueo en la localidad de Serdio», y aseguraron que «durante los últimos meses se ha trabajado en la búsqueda de soluciones» para resolver este conflicto.