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g.s.
Lunes, 16 de noviembre 2020
Ibon Oregi ha vuelto a nacer. El de Markina es un triatleta que vive por y para el deporte, un gran aficionado al surf, el ciclismo y el 'running'. Ha competido en numerosas pruebas de nivel nacional e internacional, incluso consiguió clasificarse para el Ironman ... de Hawai en 2014. El 1 de octubre tenía planeado ir a la playa de Zarautz, su actual lugar de residencia, a surfear, pero no lo vio claro. «Estuve quince minutos mirando las olas y no me daban buena sensación. El mar tenía que subir mucho y pensé que me podía hacer daño. Entonces, decidí avisar a mi amigo Jokin para salir a correr un rato», ha contado en una entrevista en Radio Euskadi.
La N-634 que une Zumaia y Getaria era una ruta habitual para ellos, y aquel día también fue el camino elegido. Fue entonces cuando, llegando a Getaria, un vehículo les arrolló. «Pasamos de estar corriendo a sentir un golpe y estar en el aire. Podíamos haber caído al mar, pero por suerte en ese tramo hay cinco metros de hierba antes del agua. Fue como un sueño. Recuerdo despertarme y ver que me faltaba parte de la pierna izquierda», relata con gran entereza. Mientras viajaba en la ambulancia de camino al hospital, se dirigió a su compañero Jokin, preocupado: «Dale un beso a Nerea (su esposa) y a los niños (tiene 3 hijos), que yo de esta no salgo».
Jokin, su compañero de salidas, también resultó herido en ambos brazos, aunque su caso fue más leve que el del deportista vizcaíno. «Tenía claro que el objetivo era sobrevivir, había que hacer cualquier cosa por no perder la consciencia. Estoy contento de estar vivo, pero perder una pierna es muy duro», narra Oregi, de 43 años. Estuvo cuatro semana en el hospital y su único objetivo era «salir de allí cuanto antes. Me daba miedo estar allí con la situación que hay. Aquello parecía Chernóbil».
Admite que él también ha tenido accidentes y errores al volante, pero nunca ha sabido lo que se siente al perjudicar a otra persona en un atropello de esas magnitudes. Lejos de culpar a la persona que les atropelló y ante lo difícil que es superar un accidente de ese tipo, nada más salir del hospital él y Jokin decideron ir a tomar un café con la conductora. Estaban preocupados por ella, porque sabían que tampoco lo estaría pasando bien: «Ese gesto le ha ayudado mucho, ha empezado a trabajar».
Un mes y medio después del accidente y tras muchas sesiones de recuperación, Oregi solo piensa en volver a hacer deporte. Tan alta es su capacidad de superación que ya ha surfeado las primeras olas tras el accidente. «Te cambia la vida en un solo segundo. Mi familia es mi mayor apoyo, sin ellos el día a día sería diferente». Oregi, padre de tres hijos, le dedica todos los días muchas horas a la recuperación: acude tres días por semana al fisioterapeuta y dos al hospital de San Sebastián. También admite que ha sido difícil la vuelta al mar. Este domingo visitó Getaria y, junto con su hijo, pasó por el mismo lugar donde se produjo el accidente.
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