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Jorge Álvarez retira una caja de la mesa donde el presunto asesino se sentó ayer minutos antes de cometer el crimen. Félix Morquecho
«Tras 32 años nunca imaginé que el de ayer pudiera ser su último cortado», dice un amigo del asesino

«Tras 32 años nunca imaginé que el de ayer pudiera ser su último cortado», dice un amigo del asesino

«No llevaba nada encima, pero había dejado el coche aparcado al lado»

Iñigo Villamía

Miércoles, 17 de mayo 2023, 20:30

Como cada día, Alberto Casado acudió al bar Aurrera de la Estropalari kalea de Orio para tomarse un café. Pero con un matiz. No lo hizo a la hora habitual, cambió su rutina. «Siempre venía por la mañana y luego sobre las siete de la tarde», confiesa Jorge Álvarez, propietario del negocio y amigo del autor del asesinato que el martes por la tarde acabó con la vida de Lourdes en pleno centro de la localidad costera antes de suicidarse.

«Me llamó la atención que viniera primero sobre las 14.30-14.45 y después otra vez a las 16.25 porque nunca había venido dos veces tan seguidas», reconoce este hostelero oriotarra al que todavía le cuesta articular palabra al recordar el trágico suceso. «Lógicamente no por verle en dos ocasiones en un periodo corto de tiempo vas a creer que va a matar a alguien, pero sí que es verdad que da que pensar. Diría que su primer y última cortado se los tomó aquí», añade Álvarez.

Visiblemente emocionado, recuerda que «tras 32 años, nunca imaginé que el de ayer pudiera ser su último cortado». Casado, de 50 años, frecuentaba el bar Aurrera desde los 17-18 y siempre pedía lo mismo: un cortado descafeinado. Tanto por la mañana como por la tarde. «Venía todos los días porque está a muy pocos metros de la casa de su madre, se sentaba siempre en la misma mesa y me pedía el mismo café. Como no tomaba nada de alcohol, rara vez me pedía una cerveza. Eso sí, 0,0».

Según Jorge, una de las últimas personas en estar con Alberto antes de que este cometiera el crimen, «cuando entró al bar no llevaba nada en la mano, pero había dejado el coche aparcado aquí al lado», explica. Todo hace indicar que al abandonar el local, Casado se dirigió hasta su coche, cogió la bolsa en la que escondía la escopeta y caminó hasta el parque infantil de la calle Arrantzale, lugar en el que mató a Lourdes de un disparo.

«Era una persona muy callada»

Casado era amante del deporte y el bar Aurrera era su refugio para ver los partidos de fútbol. «Solía estar con Jose, su mejor amigo, que los dos estaban solteros», señala Álvarez. «Teníamos una relación impresionante. Él era una persona humilde, educada, y aunque es cierto que era muy callado, nadie tenía ninguna mala palabra hacia él», insiste. «Sin embargo, mira la que ha liado», destaca este hostelero que apenas tenía información sobre la vida privada de su cliente.

«De su situación sentimental no contaba nada, solo sabía que se había echado esta novieta pero que hacía poco lo habían dejado. Era excesivamente reservado. Hasta tal punto que muchas veces me sentaba con él y podía llegar a aburrir de la poca conversación que tenía. Le costaba hacer amistades, pero ese fue su carácter desde siempre».

Pese a todo, Jorge cuenta que, al menos hasta este martes, «Alberto era el hijo que cualquier padre querría tener. Si hubiese sido otro me habría sorprendido pero no tanto como con él. Llevo 40 años en este bar y he visto de todo, gente a la que ves y sabes que puede liarla en cualquier momento. No llegando a matar, claro, pero sí haciendo cualquier otra cosa. Pero de él no me lo habría esperado jamás».

El fútbol sala, entre sus hobbies

A Alberto le gustaba pescar y andar en bici, pero también jugaba a fútbol sala. De hecho, fue creador del club de Orio, aunque últimamente lo había dejado un poco de lado. «Estaba muy vinculado al equipo y se involucraba mucho con los chavales», subraya Jorge. «Pero últimamente había dado un paso a un lado por problemas de lesiones y de operaciones a las que se sometió que no le habían salido bien. Estaba con bastantes problemas físicos».

Durante el día de hoy en Orio no se habla de otra cosa, y aunque en las calles ha reinado el silencio, era inevitable encontrarse con algún vecino y comentar lo ocurrido. El Ayuntamiento ha decretado tres días de luto oficial y esta tarde, a las 19.00 horas, el Movimiento Feminista de la localidad costera ha convocado una concentración en repulsa ante este crimen atroz.

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