Tragedia en Panticosa
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Tragedia en Panticosa
«Llevábamos más de 30 años viniendo juntos al Pirineo», dicen los amigos del cura vasco muerto en PanticosaOskar Ortiz de Guinea
Sábado, 22 de julio 2023, 09:35
El cuerpo sin vida de Joxan Larrañaga Urain, sacerdote debarra de 67 años, fue localizado ayer por la mañana en un barranco del valle de la Ripera de Panticosa, en el Pirineo aragonés. Se le buscaba desde la tarde del jueves, cuando las dos personas ... que lo acompañaban en una pequeña ruta de senderismo, los también curas guipuzcoanos Felix Azurmendi Aierbe y Jose Inazio Eguzkitza Irutetagoiena, alertaron a la Guardia Civil de que llevaban desde el mediodía sin tener noticias de su amigo. «Como en el monte Joxan era más ágil que nosotros, él iba por delante. En un momento le perdimos de vista y al principio pensamos que habría cogido alguna otra ruta. Pero según pasó el tiempo entendimos ya que tuvo que haberle pasado algo, como lamentablemente ha sido», explicó ayer por la tarde a este periódico Felix Azurmendi desde el tanatorio de Sabiñánigo, hasta donde ayer mismo se desplazaron también familiares del fallecido, como su hermano Ignacio Javier.
Estaban a la espera de que se le practicara la autopsia a Joxan Larrañaga en el Instituto Anatómico Forense de Huesca, con la previsión de que el féretro con sus restos mortales sea trasladado hoy a Deba. El domingo, a partir de las 16.00 horas, el cuerpo se encontrará en el tanatorio de la localidad de Debabarrena, donde el lunes se oficiará el funeral a partir de las 19.00 horas, tal como confirmaron desde la diócesis de San Sebastián.
Según comunicó ayer la Guardia Civil, fueron especialistas de la unidad de montaña (Greim) de Panticosa, con perro de búsqueda de personas, junto a agentes de la Unidad Aérea de Huesca, que movilizaron un helicóptero, quienes encontraron a Joxan Larrañaga sobre las 11.15 horas de la mañana de ayer, en un barranco en la zona del Pico Faceras. Su compañero conocieron la noticia luctuosa pasado el mediodía.
A pesar del nombre, guías de montaña de la zona aseguraban ayer que «no se trata de ningún pico que nos podamos imaginar del Pirineo. Es una montaña muy accesible para cualquiera. En 20 años como guía, no recuerdo a nadie que haya fallecido aquí. Ha tenido que ser una caída de verdadera mala suerte».
De ella les avisó a Azurmedi y Eguzkitza la Guardia Civil. «Nos llamaron y nos dijeron que fuésemos al cuartel, donde nos comunicaron que habían encontrado a Joxan en un barranco». Según desliza este religioso de Urretxu, «parece que sufrió algún resbalón en un pedregal, y al caer se golpeó la cabeza con alguna piedra». El cuerpo del sacerdote de Deba fue evacuado en la aeronave hasta la helisuperficie de Panticosa, de donde fue trasladado por servicios funerarios hasta el Hospital Provincial de Huesca.
Como solían acostumbrar todos los veranos, Larrañaga, Azurmendi y Eguzkitza se encontraban pasando unos días en el Pirineo aragonés, donde disfrutaban de una de sus grandes pasiones en común, la montaña. Llevaban haciéndolo ya tres décadas, antes en compañía de otro religioso, el lazkaotarra Juan Aldasoro, fallecido en 2018 a los 83 años. Habían llegado a ascender varios 'tresmiles'. Venían alojándose en una casa del pequeño municipio de Escarrilla, adonde los tres sacerdotes se desplazaron el pasado día 11, con la intención de regresar el próximo fin de semana.
Según explica Felix Azurmendi, el jueves organizaron una «cómoda salida», que incluía un almuerzo en una zona de picnic con varias mesas. Así, por la mañana condujeron hasta la cercana localidad de Panticosa. En la plaza, cogieron el popular tren de alta montaña El Sarrio, que cuenta con apenas dos pequeños vagones y suele requerido sobre todo por senderistas y turistas, muchas familias con niños. Conecta también con una telecabina que une Panticosa con las alturas del valle.
«Somos conscientes de nuestras limitaciones por la edad, y no hacíamos locuras», precisa quien fuera vicario general de la diócesis donostiarra en la era de monseñor Uriarte. A sus 73 años, el urretxuarra era el mayor del trío, porque Eguzkitza, párroco de Alegia y otros pueblos de la comarca, tiene 67. «Íbamos a comer en una zona de mesas con sombra, por lo que llevamos algo de comida». Tras unos seis kilómetros a bordo del «tren txu-txu», dejaron los alimentos sobre una mesa e iniciaron «un pequeño paseo».
Joxan Larrañaga sufría párkinson, enfermedad que le llevó a pedir ser relevado al frente de su último destino, la parroquia de Oñati, donde ofició durante 11 años, hasta otoño de 2019, tras otros 16 en Villabona. «El monte se acabó para mí», recuerda Felix Azurmendi que le dijo en su día el propio Joxan, con quien vivía ahora en la casa parroquial de Azkoitia. Sin embargo, allegados de la víctima aseguran que aunque los síntomas de la enfermedad neurodegenerativa podían resultar apreciables en su día a día, «en el monte no se le notaba nada».
Lo constata Azurmendi. «Joxan era el más ágil de los tres en el monte», así que, cuando el jueves emprendieron el pequeño paseo hasta la hora de comer, el debarra tomó la cabeza del grupo. «Hacía calor, así que cuando me pareció que ya me valía de andar, me di la vuelta, me senté en un banco a la sombra». Eguzkitza hizo lo propio y también retornó al merendero, donde habían quedado sobre las 13.00. Viendo que Joxan no regresaba, los dos amigos decidieron esperarle comiendo algo.
Hasta las 17.30 no iba a pasar de vuelta el tren de montaña, así que a las 14.15 horas, optaron por salir en busca de Larrañaga. Al no localizarlo, pensaron en que Larrañaga podía haber optado por prolongar su caminata hasta el ibón de Soboco, para regresar en la telecabina que queda cerca. Se acercaron hacia allí, pero «tampoco le vimos». Finalmente, con la preocupación ya en el cuerpo, optaron por retornar a casa. Sin embargo, al llegar a Escarrilla y no reencontrase con su compañero, alertaron a la Guardia Civil.
Las mismas unidades que ayer encontraron el cuerpo, emprendieron el jueves por la tarde una infructuosa búsqueda que se prolongó hasta las 3.00 de la madrugada, cuando fue suspendida. El dispositivo se reanudó a primera hora de ayer, y a media mañana dio resultado, al dar con Joxan Larrañaga, quien al parecer se había despeñado por un pequeño barranco. «Nunca lo sabremos, pero la pista por la que fuimos tiene curvas como si fuera el meandro de un río, así que pensamos que, en uno de esos meandros, Joxan vio un atajo, que era un pedregal, y trató de acortar», reflexionaba Azurmendi en el tanatorio. Al parecer, el debarra sufrió un golpe en la cabeza, así que su compañeros creen que «se resbaló» con las piedras sueltas y sufrió una caída fatal.
Azurmendi y Eguzkitza se mostraban ayer «destrozados» tras perder a su amigo. «¡Qué puedo decir de Joxan! –se decía ayer el de Urretxu– Era un buenazo. Teníamos una amistad desde hace muchos años y ahora convivíamos en la casa parroquial de Azkoitia. Es un golpe muy duro».
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