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Se llamaba Yaya Karamoko, aunque hasta hoy la mayoría lo identificaba como el joven inmigrante que murió el pasado 22 de mayo al intentar cruzar a nado el Bidasoa para alcanzar Francia. Ciudadanos del otro lado de la frontera que colaboran con colectivos de ayuda ... a inmigrantes han reconstruido la vida de este joven nacido en Costa de Marfil, un recorrido que retrata en realidad el sueño truncado de los miles de inmigrantes que no logran cumplir su objetivo.
Hervé Zoumoul es el responsable de que la historia de Yaya no haya terminado como la de otros muchos, sin nombre ni apellido, sepultada bajo la estadística. Según publica el diario 'Sud-Ouest', Zoumoul, vecino de Niza, se dedica a reconstruir estas biografías para que no caigan en el olvido. Cuando escuchó la noticia de que un joven inmigrante había muerto ahogado en el río Bidasoa al intentar llegar a Francia no lo dudó y empezó a tirar del hilo.
A la hora de publicar en redes sociales su número de contacto para dar con familiares de la víctima, sonó su teléfono. «Eran sus padres desde Costa de Marfil y París. Estaban preocupados, sin noticias desde hacía una semana de su hijo. Yaya les llamaba todos los días. Pero desde el 16 de mayo no recibían señales», continúa su relato.
Lo que sí había trascendido es que el joven inmigrante había estado en el centro de Cruz Roja en Irún. El día 22 de mayo, junto a otros tres inmigrantes, trató de cruzar la frontera de Francia a nado por el Bidasoa. Murió ahogado. Su cuerpo continúa en el Instituto de Medicina Legal de Donostia. Su familia, cuenta Zoumoul en el diario galo, no tiene medios económicos para hacerse cargo de la repatriación.
«Yo tuve que darles la noticia a sus familiares. No es fácil», reconoce el ciudadano francés, que recuerda el periplo de Yaya. Según cuenta, nació el 17 de enero de 1993. Estudió en el colegio Poincaré de Bouaké. «Trabajó como taxista y como albañil», antes de dejar su país con el sueño de llegar a Francia, reencontrarse con parte de su familia y lograr una vida más próspera. Al parecer, junto a él también se fue un sobrino.
Los dos habrían cogido un avión hasta Dakhla, en el Sáhara Occidental. Allí tenía amigos. «Ellos también se pusieron en contacto conmigo y me enviaron fotos. Yaya trabajó allí en una pescadería para ahorrar el pasaje hacia Canarias, en torno a los 2.500 euros», cuenta Zoumoul al 'Sud-Ouest'. Según este relato, el joven y su sobrino alcanzaron las costas españolas el 16 de marzo. «Su amigo me contó que estuvieron cinco días a la deriva en una piragua, antes de que los servicios de emergencia los rescataran. Tres personas murieron».
El día 22 de abril, Yaya cogió un avión hasta el aeropuerto de Málaga. «No pudo viajar junto a su sobrino, que se quedó en Canarias, al ser menor de edad. Está en un centro de acogida», precisa Zoumoul en el diario. Yaya pasó primero por Granada y desde allí viajó hasta Irún. Y allí terminaron su viaje y su sueño.
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