«Solo el golpe en el cráneo habría sido mortal, pero le asfixiaron para asegurarse»

Sobre cómo enfocaron la investigación durante los seis meses que se prolongó en el tiempo, explicó que, «de forma inicial», analizaron el entorno personal, laboral y sentimental de la víctima. «Constatamos que en los dos primeros no había ninguna motivación -indicó-. A esa conclusión llegamos después de hacer muchas entrevistas, entre ellas a más de veinte policías locales e interinos que tenían un conflicto con el señor Ardines tras sacar a concurso público sus plazas».

A Pedro Nieva llegaron después de que la viuda y los hijos de la víctima «nos pusieran en conocimiento la existencia de una grabación realizada por él mismo en la que se descubría una relación entre su mujer, Katia, y Ardines». Semanas más tarde, cuando ya tenían intervenido su teléfono, supieron a través de una escucha que Nieva llevaría al día siguiente a reparar el terminal a una tienda de Bilbao. Solicitaron autorización judicial y realizaron un volcado de todo el contenido del dispositivo. «Pudimos acreditar que estaba obsesionado y trastornado por la infidelidad», precisó el teniente del instituto armado.

La Guardia Civil tuvo igualmente conocimiento del viaje que Nieva realizó a Llanes el 27 de julio. Les llamó la atención porque «no iba desde diciembre, desde que descubrió que Ardines mantenía una relación con Katia». Ese día llegó a localidad asturiana «con Jesús Muguruza y Djillali Benatia para enseñarles el terreno y entregarles parte del dinero». Gracias al posicionamiento de los teléfonos móviles de los tres procesados cuando pararon a comer en Pechón, en Cantabria, llegaron hasta Djillali. «Lo constatamos al ver las más de cien llamadas que en las horas siguientes al crimen hizo a Muguruza», aseguró el testigo.

Y entró a desvelar el pormenorizado relato que hizo el propio Djillali tras la detención -y también en sede judicial-, aportando «todo lujo de detalles que solo podía conocer alguien que hubiese estado allí». Relató que Muguruza contactó con él para ofrecerle el encargo «de matar» a Javier Ardines y que lo llevó a término acompañado de Maamar Kelii. También hizo una confesión Muguruza, si bien fue anulada posteriormente por el Tribunal Superior de Justicia de Asturias por un defecto de forma.

Precisamente otra nulidad, la de las declaraciones de los dos tenientes de la UCO que declararon, fue la que solicitó al presidente de la sala el abogado que defiende a Maarma Kelii por, a su juicio, «infringir la ley de enjuiciamiento criminal por hablar con otros testigos antes de su declaración», en referencia a la conversación que mantuvieron con funcionarios de la Comandancia de Gijón a las puertas de la Audiencia Provincial, en Oviedo. El magistrado lo rechazó.

El tercero y último en declarar ayer fue uno de los agentes de Criminalística de la Comandancia de Gijón que participó en la inspección del lugar del crimen y en el registro efectuado en el domicilio de Kelii. Respecto a este último operativo, explicó que habían localizado dos eprays de pimienta con sustancia coincidente con la localizada en las vallas de Pría, así como dos defensas eléctricas, navajas, una barra de hierro y munición, además de una docena de teléfonos móviles. «Llamaba la atención todo lo que nos llevamos», describió ante el jurado.