![Santoña, con el corazón en un puño por el pescador desaparecido tras volcar su barco: «Se nos ha hundido el mundo»](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202107/16/media/cortadas/maremi-kZCE-U1401049087399bjC-1248x770@El%20Correo.jpg)
![Santoña, con el corazón en un puño por el pescador desaparecido tras volcar su barco: «Se nos ha hundido el mundo»](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202107/16/media/cortadas/maremi-kZCE-U1401049087399bjC-1248x770@El%20Correo.jpg)
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MARIÑA ÁLVAREZ | ANA COBO
Viernes, 16 de julio 2021, 17:49
Poco antes de las ocho de la mañana se ha reanudado la búsqueda de Fernando Solano, el marinero santoñés de 54 años al que ayer se llevó la mar tras volcar su barco, el Maremi, a nueve millas al norte de Cabo Mayor.
En este aciago día del Carmen, se peina con embarcaciones y medios aéreos la zona en la que por la tarde el pesquero se fue a pique, dando al traste con los intentos de mantenerlo a flote para que los buzos pudieran explorarlo por dentro, antes de que se esfumaran las pocas esperanzas que se tenían de hallarlo con vida.
Hoy familiares y compañeros han reclamado medios submarinos para encontrarlo, por si su cuerpo estuviera atrapado dentro del barco hundido. «Yo solo pido que bajen al barco como sea», ha implorado su hermano, Mariano Solano, en declaraciones a este periódico. Solano, que además estaba en el barco que rescató a parte de la tripulación, ha dicho que coordinadores del dispositivo de búsqueda «me han prometido que harán todo lo que esté en sus manos, pero que tampoco me lo pueden asegurar (...) Esto es lo que pido a las máximas autoridades: que insistan, que nos echen una mano. Que no está en el barco, mala suerte; pero por lo menos mirar. Que bajen al barco...».
La delegada del Gobierno en Cantabria, Ainoa Quiñones, cree que, tal y como está la embarcación en el fondo del mar, los buzos no podrán acceder a ella pues supondría un riesgo para sus vidas.
No se sabe a ciencia cierta dónde estaba Solano cuando sobrevino el inesperado y rápido vuelco del Maremi, un accidente inexplicable, mortífero, que no dio tiempo siquiera a los marineros a pedir socorro, y del que aún se investigan las causas. Los nueve compañeros del que era uno de los armadores del pesquero fueron rescatados con vida, tras ser vistos por otro barco agarrados a los corchos de las redes y al bote salvavidas quilla abajo. De Solano - Nando o Canuco, como lo conocían en Santoña, o 'papá', como lo llamaban sus marineros-, no se sabe nada.
Salvamento Marítimo, en un día complicado por la festividad de la patrona de los marineros y por todos los actos previstos, coordina un dispositivo que involucra a medios y personal de distintas instituciones. Participa el Helimer 222 de Salvamento, el helicóptero del Gobierno de Cantabria y embarcaciones de Salvamento, del Servicio Marítimo Provincial de la Guardia Civil y de Cruz Roja.
En Santoña la desolación es absoluta. El dolor, indescriptible. Lo cuentan sus amigos, su «familia» del muelle. Hasta que el Maremi no se hundió mantenían un hilo de esperanza, que ya han perdido. «Ayer, dentro de la gravedad de lo que había pasado, manteníamos la esperanza de que estuviera Nando dentro del barco, pero ahora se nos ha hundido el mundo», cuenta el patrón mayor de Santoña y presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores, Miguel Fernández. En estos momentos solo piden «que Nando vuelva a casa», que se dispongan de todos los medios necesarios para encontrar su cuerpo. Y aprovecha para pedir al Gobierno de Cantabria que haga todo lo posible para llevar un submarino con cámara para rastrear el interior del barco hundido, si es que no pueden acceder los buzos.
Piensan sus colegas de la mar que, dentro de la desgracia de perder a un amigo, ha sido una suerte que los otros nueve estén vivos. Calculan que estuvieron una media hora en el agua, después de que el barco volcara de repente en medio de la noche. Se dio la casualidad de que otra embarcación, el Itsasoan, tuvo que hacer una maniobra para apartarse de un tercer buque que faenaba en la zona y, al girarse, fue cuando vio a cuatro hombres agarrados a un bote volcado, la barca roja en la que pudieron aferrarse cuando el Maremi se dio la vuelta. Luego, al aproximarse, escucharon sus gritos. El Itsasoa fue consciente en ese momento de la gravedad de la situación y activó la alarma. Y así fue cómo llegó el aviso al Siempre al Alba, también de Santoña, que es el que estaba más cerca y pudo llegar a tiempo de socorrer a otros cinco marineros que estaban en el mar agarrados a los corchos de las redes.
Los marineros de Santoña son como una gran familia, que continúan la saga pesquera generación tras generación. Y no es extraordinario que en el Siempre al Alba la noche del trágico accidente del Maremi estuviera trabajando un hermano de Nando. Mariano. Cuando la tripulación de este barco sacó del mar a los cinco marineros ya sabían que Nando no estaba con ellos. «Benja -el patrón del Maremi- arrimó a tres de ellos al bote. ¿Y Nando?, ¿y Nando?, ¿Nando...?, preguntaba. Y Nando no estaba», relata Miguel Fernández, que piensa que esa media hora debió de ser terrible para los náufragos, al saber que uno de los compañeros estaba desaparecido. «Benja y Marce (padre de Benja, otro armador del Maremi, socio de Nando) están hundidos», dice casi entre lágrimas el patrón mayor.
A Nando le quedaba un año para retirarse y tenía muchos planes para su etapa de marinero jubilado... pero hasta llegar ese momento, estaba involucrado totalmente con su oficio y con los asuntos de la cofradía santoñesa. «Era un hombre de muelle. Aquí estaba todo el tiempo. Tenía su barco impoluto y lo tuvimos en la Feria de Artes Fijas, colaborando, enseñando el funcionamiento a los visitantes... siempre estaba dispuesto a todo. Estuvo dos semanas trabajando con ello aquí sin cobrar nada, con su barco a disposición de la Cofradía para que la gente lo viera», ensalza Miguel Fernández.
Hoy, en el puerto, los pocos que pueden hablar destacan que Santoña y la Cofradía han perdido a un amigo «y lo único que queremos ahora es que nos lo traigan a casa». Porque, cuando suceden estas tragedias, ven que suele ensalzarse a la persona fallecida. «Pero en este caso es la pura realidad. Jamás ha tenido un conflicto con nadie, siempre ha colaborado con todos. Era una gran persona de muelle, al que conocía todo el mundo. Un trozo de pan».
También el vicepresidente de la Cofradía, Miguel Ángel Pérez, ha querido hablar de su amigo Nando y descubre, para describirlo, que los marineros del Maremi «le llamaban papá. Porque era muy amable con toda la gente y quería mucho a su tripulación. Era un amigo dentro y fuera del barco». «Nando era íntimo de un tío mío. Comentaban que en cuanto se retirasen iban a comprarse una casita en el sur. Tenía muchas ilusiones. Lo siento muchísimo por sus hijos y por su mujer».
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