Feminista, luchadora... así era Laura

«Te enseñan a no ir sola por sitios oscuros en vez de enseñar a los monstruos a no serlo, ESE es el problema», retuiteó la joven

Martes, 18 de diciembre 2018, 12:16

Los perfiles de los fallecidos en las redes sociales, sobre todo los de quienes mueren en trágicas circunstancias, resultan desoladores en la medida en que revelan alegrías, inquietudes y sueños ya imposibles de cumplir. Y, a veces, como ha ocurrido con los de Laura Luelmo, ... la joven profesora de 26 años asesinada en Huelva, dan pie a un clamor social. Miles de personas homenajean hoy a la joven, haciéndose eco de sus antiguos mensajes de Twitter donde manifestaba su apoyo a las mujeres y su repulsa por la violencia machista. Además, los hagstags #LauraLuelmo y #TodasSomoLaura se han convertido en tendencia en la red social.

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La víctima, aunque no era muy activa en Twitter, publicó el pasado 8 de marzo un mensaje de apoyo a la causa feminista que este martes había acumulado más de 11.000 'me gusta' y había sido rebotado por casi 8.000 personas: 'Tu oportunidad eres tú' es el eslógan de la ilustración que colgó -un símbolo de la mujer con traje flamenco- y, de alguna manera, también el suyo propio, porque Laura, pese a su juventud, ya había tenido que recorrer mundo para labrarse un futuro. Así, en Twitter hacía gala de un gran optimismo y de su condición de 'hormiguita'. Paso a paso, la joven -feminista, luchadora y amante del dibujo, la fotografía y los viajes-, quería lograr sus objetivos.

En la red social, la imagen de sus botas sobre un terreno polvoriento parece anunciar al mundo su intención de abrirse camino, yendo de acá para allá si hacía falta.

Imagen de encabezado del perfil de Twitter de Laura

De hecho, se fue muy joven de su barrio de Tres Cruces, en Zamora, para estudiar Bellas Artes en la Universidad de Salamanca. Luego, se marchó a Madrid porque quiso completar su formación con un máster. Descrita por sus allegados como una persona optimista, estudiosa y comprometida, trabajó dos años de becaria en la Biblioteca Nacional, donde sus habilidades realizando caricaturas -sobre todo unas de personas vestidas de Shakespeare y Cervantes- fueron muy alabadas, incluso por la propia institución.

Así, los kilómetros no eran para ella un impedimento: estuvo en México de intercambio y también en Valencia haciendo prácticas. Por eso, a principios de este mes, cuando tuvo que desplazarse para realizar una suplencia como profesora de Plástica en el Instituto Vázquez Díaz de Nerva (Huelva), hizo las maletas, como otras veces. Aunque eso significaba dejar de estar cerca de su familia -sus padres son funcionarios- y de su novio, un piloto de motocross de la localidad zaragozana de Villabuena del Puente, ella aceptó marcharse a más de quinientos kilómetros de distancia de su ciudad para seguir en la bolsa de empleo de docentes de Andalucía. Era una oportunidad que la acercaba más a ese estatus tan codiciado de trabajador fijo. Cómo rechazarlo. Así que cogió su coche y se presentó en tierras andaluzas. Alquiló -por mediación de una compañera del instituto- una humilde casita en El Campillo, a varios kilómetros de su lugar de trabajo, y se dispuso a iniciar esa nueva etapa de su vida. Desgraciadamente, alguien no la dejó continuar. Ni siquiera le dio tiempo de conocer a todos los alumnos a los que iba a impartir clase. Su desaparición, ya rodeada de las más negras suposiciones, y el posterior hallazgo de su cuerpo pusieron el punto final a su existencia de una manera brutal. Laura se convirtió en víctima de esa violencia contra las mujeres -a falta de los resultados de la autopsia, todo apunta al móvil sexual del crimen- contra la que ella se sublevaba en las redes sociales. Un 'retuit' suyo al respecto encoge ahora el corazón de quien lo lee. «Te enseñan a no ir sola por sitios oscuros en vez de enseñar a los monstruos a no serlo, ESE es el problema». Ella, por desgracia, se topó con uno.

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