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sergio llamas
Lunes, 13 de septiembre 2021, 01:25
La Policía Local de Zalla tuvo que hacer frente el sábado por la tarde a dos perros de raza malinoisen en el barrio de Aranguren, ... después de que dos niños y su padre tuvieran que refugiarse en un portal para evitar ser atacados. Un agente agente se vio obligado a disparar contra uno de los animales cuando saltaba sobre él. El ejemplar resultó herido, y más tarde fue capturado. Los vecinos señalaron ayer que pertenecen a una familia conflictiva que reside desde hace tres años en la vivienda junto a la que se produjo el ataque, y que es habitual verlos sueltos por la calle, a menudo ladrando a los vecinos en actitud agresiva. «En esta carretera hay varios coches que han tenido que pegar frenazos para no atropellarles», explicó un afectado que prefirió no dar su nombre para evitar más roces con los dueños de los canes. Hace ahora un año, medio millar de vecinos se manifestaron contra el clan, al que acusaban entre otros hechos de amenazar de muerte y atacar con palos, cadenas y con los propios perros a unos jóvenes.
El incidente tuvo lugar pasadas las cuatro de la tarde del sábado. Entonces, los animales, que andaban sueltos, atemorizaron a unos niños de cinco y seis años, que tuvieron que buscar refugio junto a su padre en un portal de la zona. Una patrulla de la Policía Local intervino para ayudar a la familia, momento en el que los canes se lanzaron contra ellos. Uno de los agentes encaró a un perro que estaba persiguiendo a su compañera junto al vehículo policial, y al ver que éste cambiaba de dirección y saltaba hacia él realizó dos disparos que impactaron en el animal. Tanto el perro herido como el otro huyeron.
Hasta el lugar se desplazaron poco después una patrulla de la Ertzaintza y el servicio municipal de recogida de animales para llevarlos a una protectora. Antes de que pudieran localizarlos y retirarlos, los perros dieron un buen susto a las familias que comían en un restaurante cercano, donde llegaron a entrar. También a los usuarios del bar Guve. «Le dije a la gente que estaba por aquí que se metiera dentro y cerré la puerta», detalló Gaizka, el gerente del local. El hombre llegó a ver a una madre corriendo preocupada, por lo que se temió lo peor. La abuela de los pequeños explicó ayer a EL CORREO que no llegaron a ser atacados, por lo que no sufrieron ninguna lesión. «Ya estaban los municipales y se pudieron refugiar. Están bien».
En el Ayuntamiento de Zalla mostraron ayer su apoyo a la Policía Municipal. El alcalde, Juanra Urkijo, destacó que su actuación «ha sido impecable». Según advirtieron, por el momento no hay ningún detenido relacionado con estos hechos. Esta raza de perros se usa con frecuencia por las fuerzas armadas, cuerpos de seguridad del estado y ejércitos alrededor del mundo.
Ayer los vecinos lamentaban el episodio. Una mujer que vive en la calle donde tuvo lugar el episodio subrayó que los perros no tenían culpa de nada. «Son un reflejo de cómo les han educado. Ni más, ni menos», se dolió.
Este mes algunas de las personas que fueron testigos del ataque de hace un año fueron llamadas a declarar para el proceso penal que hay abierto contra los presuntos agresores, que también habrían acudido al enfrentamiento con los perros. Según explicaron, la comunidad de vecinos tiene en marcha otro proceso judicial contra los inquilinos de una de las viviendas, ya que habría ocasionado humedades y destrozos en el piso de abajo, y contra el arrendatario de la misma. «Algunas de las personas que estaban aquí hace un año se han ido, pero otros continúan viviendo ahí», señalaron los residentes. Uno de los balcones del barrio luce un cartel con la palabra 'Justicia'.
El incidente ocurrido el sábado en Zalla tuvo lugar solo una semana después de que un menor de cuatro años falleciera en el municipio cordobés de Lucena fruto de las mordeduras recibidas en el cuello y el pecho por un perro, precisamente de la raza pastor belga malinois. El pequeño vivía con sus padres, que trabajaban en la finca, en una pequeña construcción a la que de madrugada entró el animal, cuando todos estaban dormidos. Al parecer, los propietarios del cortijo lo tenían para labores de vigilancia de la vivienda, junto a otros cuatro perros.
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